Copenhague, el destino favorito para casarse cuando tu país lo hace imposible
Con leyes liberales y un proceso ágil, Dinamarca se convierte en el 'Las Vegas de Europa' para bodas internacionales
En un mundo cada vez más globalizado, el romance no conoce fronteras. Pero si hablamos de matrimonio, los trámites legales muchas veces sí las imponen. Magdalena Kujawińska, una ciudadana polaca, y su prometido colombiano, Heinner Valenzuela, decidieron que para formalizar su amor necesitarían viajar más de 1.000 kilómetros: desde su hogar en Cracovia hasta los pasillos de un elegante ayuntamiento en Copenhague. ¿La razón? Los laberínticos requerimientos de Polonia.
Dinamarca: el paraíso de las bodas exprés
Durante años, Dinamarca ha sido reconocida por tener algunas de las leyes matrimoniales más relajadas de Europa. Es más, hay quien la llama “la Las Vegas del Viejo Continente”. Y con buenas razones: no se requiere un certificado de soltería ni partida de nacimiento, y en muchos casos, solo basta con presentar el pasaporte y si aplica, una visa turística.
De hecho, según Anita Okkels Birk Thomsen, jefa de la oficina de matrimonios del Ayuntamiento de Copenhague, cerca de 8,000 ceremonias se celebraron allí en 2024. Y un dato aún más revelador: 5,400 fueron de parejas no residentes.
¿Por qué tantos eligen Copenhague?
La historia de Magdalena y Heinner es solo una entre miles. En Polonia, la pareja no logró reunir todos los documentos requeridos. "El certificado de soltería colombiano solo es válido por tres meses, y no podíamos conseguirlo aquí dentro de ese periodo de tiempo", explicó Magdalena.
Fue entonces cuando una colega les habló sobre Dinamarca. Apenas cuatro días después de iniciar su trámite mediante una agencia en línea, recibieron la aprobación para casarse en Copenhague. “Estamos muy felices. Ha sido un gran paso después de tanta espera”, declaró Magdalena tras su breve pero simbólica ceremonia.
Una industria en ascenso: bodas sin fronteras
Con las barreras burocráticas cada vez más comunes en matrimonios entre personas de diferentes nacionalidades, surgieron empresas especializadas. Tal es el caso de Getting Married in Denmark, dirigida por el danés Rasmus Clarck Sørensen y su esposa británica, quienes desde 2014 han ayudado a más de 2,600 parejas anualmente a sortear los obstáculos legales.
"Las leyes de matrimonio fueron diseñadas para dos personas del mismo país —explica Sørensen—. Pero hoy, las relaciones internacionales son normales. Las leyes, en cambio, siguen siendo del siglo pasado".
Su paquete completo cuesta 875 euros (aproximadamente 1,014 dólares), e incluye asistencia para reunir los documentos necesarios, tramitar el certificado y organizar la fecha de la boda.
Desde todas partes del mundo
Las parejas que llegan a Dinamarca para casarse lo hacen desde los cinco continentes. La mayoría son uniones mixtas —como Magdalena y Heinner— o parejas del mismo sexo, que encuentran complicaciones legales en sus países de origen.
Y no es coincidencia. Dinamarca fue el primer país del mundo en permitir uniones civiles entre personas del mismo sexo en 1989, y legalizó el matrimonio igualitario en 2012, mucho antes que la mayoría de sus vecinos europeos.
Una ciudad al límite
Si bien Dinamarca en general acepta estas bodas, Copenhague, específicamente, empieza a sentir la presión. Mia Nyegaard, encargada de cultura y ocio de la ciudad, afirmó que la alta demanda está afectando la disponibilidad para los mismos locales que desean casarse en su ciudad.
Por ello, a partir de octubre, el 40% de los turnos en el Ayuntamiento serán reservados para residentes de Copenhague. Aunque las ceremonias con registradores privados seguirán accesibles para extranjeros, el gobierno local planea discutir medidas adicionales tras el receso legislativo de verano para aliviar la demanda.
¿Y qué ofrece exactamente Dinamarca?
- No se exige certificado de soltería para la mayoría de nacionalidades.
- No es necesario presentar partida de nacimiento.
- Los trámites suelen resolverse en menos de cinco días hábiles.
- La ceremonia legal puede realizarse en cualquier parte del país, no solo en Copenhague.
- La tasa gubernamental es de 2,100 coronas danesas (unos 326 dólares).
Y con una buena infraestructura turística, múltiples vuelos directos desde capitales europeas, y un paisaje romántico lleno de historia nórdica, no es difícil entender por qué tantas parejas eligen este pequeño país escandinavo para unirse en matrimonio.
Un fenómeno que redefine las bodas
El fenómeno de las bodas en Dinamarca desafía nuestro concepto tradicional del matrimonio. Ya no se trata solo de flores, trajes y recepciones. Es también sobre libertad de elegir, de no quedar atrapado por sistemas legales arcaicos y de celebrar el amor sin importar la bandera del pasaporte.
Que Copenhague registre más bodas internacionales que nacionales es prueba clara de cómo las sociedades están cambiando. Cuando los sistemas locales fallan en adaptarse al presente, otras naciones —como Dinamarca— se convierten en refugio para quienes quieren simplemente decir “sí, acepto”.
Para Magdalena y Heinner, su paso por Dinamarca no solo representa una unión legal. Representa, también, una victoria contra la burocracia, y la confirmación de que el amor no tiene por qué esperar años ni llenar cientos de formularios para consolidarse.
Él colombiano, ella polaca. Ambos enamorados. Ambos casados. En Copenhague.