El derecho al voto en juego: ¿puede sobrevivir la democracia estadounidense sin la Ley de Derecho al Voto?

Mientras los demócratas reintroducen la Ley John Lewis para proteger el voto, el Congreso dominado por los republicanos pone en tela de juicio el futuro de la democracia electoral en EE.UU.

Un nuevo intento por salvar la democracia

El senador Raphael Warnock, demócrata por Georgia, ha vuelto a presentar en el Senado un proyecto de ley clave para la democracia estadounidense: la Ley de Promoción del Derecho al Voto John R. Lewis. Esta propuesta llega justo antes del 60.º aniversario de la histórica Voting Rights Act de 1965 y en medio de un entorno político tenso que ha puesto en jaque los derechos electorales en numerosos estados del país.

La legislación propuesta pretende restaurar y reforzar los mecanismos de protección del derecho al voto que fueron desmantelados por decisiones judiciales y falta de acción legislativa en los últimos años. Pero los desafíos para que esta ley vea la luz son muchos: el Congreso está actualmente controlado por los republicanos, y se espera poca o nula voluntad política para permitir su avance legislativo.

¿Qué establece la Ley John R. Lewis?

La propuesta lleva el nombre del fallecido congresista y líder del movimiento por los derechos civiles John Lewis, quien fue brutalmente golpeado por la policía durante una manifestación pacífica en el Puente Edmund Pettus en Selma en 1965, evento recordado como el "Domingo Sangriento". Esta nueva versión de la ley busca:

  • Restablecer la autorización previa federal para que estados con historial de discriminación racial en las urnas no puedan modificar sus leyes electorales sin aprobación del Departamento de Justicia.
  • Permitir el registro el mismo día de las elecciones.
  • Proteger los registros electorales de purgas injustificadas por no votar.
  • Otorgar a ciudadanos afectados mecanismos legales para impugnar leyes discriminatorias ante los tribunales.

La democracia es la casa en la que vivimos”, dijo Warnock al presentar la ley. “Y en estos momentos estamos librando una batalla por la vida misma de la república”.

Un entorno hostil a los derechos civiles

Desde la histórica decisión del Tribunal Supremo en 2013 en el caso Shelby County vs. Holder, que invalidó la sección 4(b) de la Voting Rights Act, decenas de estados han impulsado leyes electorales consideradas restrictivas por defensores de los derechos civiles. Estas leyes incluyen requisitos más estrictos de identificación, reducción de horarios para votar anticipadamente, eliminación de buzones de voto y rediseño de distritos electorales para debilitar el voto de comunidades afroamericanas y latinas.

Un informe de la Brennan Center for Justice indica que desde 2020 se han introducido más de 440 leyes con disposiciones que restringen el voto en 49 estados. La mayoría de estas han sido promovidas por legislaturas republicanas.
(Fuente: Brennan Center for Justice)

La batalla judicial y legislativa

Pese a que la Ley John Lewis ha sido reintroducida varias veces, nunca ha logrado superar el umbral de los 60 votos necesarios en el Senado para evitar el obstruccionismo (filibusterismo). En 2021 y 2022, cuando los demócratas controlaban ambas cámaras, el proyecto fue aprobado en la Cámara de Representantes, pero fracasó en el Senado ante la oposición republicana y la negativa de senadores demócratas como Joe Manchin y Kyrsten Sinema a eliminar o modificar el filibusterismo.

Esta obstrucción ha significado, en la práctica, una parálisis legislativa sobre los derechos electorales, incluso cuando una clara mayoría del público estadounidense apoya protecciones al voto. Según una encuesta de Pew Research del 2022, el 76% de los estadounidenses considera que el acceso al voto es esencial para el sistema democrático.

¿Autoritarismo en ciernes?

Warnock advirtió sobre lo que consideró un movimiento autoritario en el país. “Estamos viendo una corriente peligrosa que intenta desmantelar el sistema democrático desde adentro”, dijo, y dirigió críticas a los esfuerzos de redistritación en Texas y otros estados de mayoría republicana.

Varios estados han adelantado procesos de redistribución de distritos para beneficiar a los republicanos, movidas estratégicas que podrían asegurarles mayorías en la Cámara de Representantes sin cambiar el voto popular. Esto ha sido denunciado por activistas como una forma sutil pero efectiva de suppressión del voto.

¿Vuelve el fantasma de Jim Crow?

La comparación con las leyes de Jim Crow no es exagerada para muchos líderes de derechos civiles. “La diferencia es que ahora el racismo está camuflado de legalismo”, declaró Stacey Abrams, activista y ex candidata a gobernadora de Georgia. Estas leyes no dicen abiertamente que discriminan a afroamericanos o latinos, pero los efectos son claramente desproporcionados en esas comunidades.

Activismo y presión pública

Junto a Warnock y Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, aparecieron figuras prominentes como Cory Booker (NJ), Alex Padilla (CA) y Richard Blumenthal (CT), además de líderes religiosos, ambientalistas y sindicalistas. Todos enviaron un mensaje unificado: la democracia está en peligro si no se restauran y amplían las protecciones al sufragio.

Una fotografía de John Lewis presidía el anuncio. “Su mirada es inquebrantable; nos observa y nos exige rendir cuentas”, dijo Blumenthal con solemnidad.

El legado de John Lewis

John Lewis fue un pilar del movimiento por los derechos civiles. Detenido más de 40 veces en su lucha contra la segregación y la injusticia, su legado trasciende generaciones. El puente donde fue brutalmente golpeado en 1965 se ha convertido en un símbolo nacional. Nombrar esta legislación en su honor no es un gesto simbólico, sino una carga histórica que pesa sobre los hombros del Congreso.

Como decía Lewis: “Nunca, jamás tengas miedo de hacer un poco de buen lío, el tipo de lío necesario”.

Una lucha que no cesa

Aunque la Ley John R. Lewis probablemente no será aprobada en este ciclo legislativo, su presentación mantiene encendida la discusión sobre la importancia de proteger la democracia. A medida que se aproximan las elecciones presidenciales de 2024, el acceso al voto se presenta como uno de los temas más candentes.

Es aquí donde el compromiso ciudadano es crucial. Sin la participación activa de la sociedad —manifestaciones, presión a legisladores, trabajo con ONGs—, el deterioro democrático puede pasar de ser una amenaza a una realidad palpable.

“La democracia no es un deporte para espectadores”, recordó Warnock. “Es necesario involucrarse, y ahora más que nunca”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press