Europa contra el extremismo: Vetos, sanciones y la creciente presión a Israel
Países europeos toman medidas inéditas contra ministros israelíes mientras se intensifica la crisis humanitaria en Gaza
Una declaración política sin precedentes
La decisión del gobierno de los Países Bajos de prohibir la entrada a su territorio a los ministros israelíes Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich marca uno de los gestos políticos más significativos en la Unión Europea hacia Israel desde el inicio de la guerra en Gaza. A través de una carta enviada al parlamento, el ministro de Relaciones Exteriores neerlandés, Caspar Veldkamp, afirmó con contundencia: “La guerra en Gaza debe detenerse.”
Los líderes europeos se reunirán en Bruselas para evaluar la posibilidad de suspender parte del acuerdo comercial entre la UE e Israel, una medida que hasta hace poco parecía impensable. Esta iniciativa plantea una nueva etapa en las relaciones diplomáticas con uno de los aliados europeos más protegidos durante décadas.
¿Quiénes son Ben-Gvir y Smotrich?
Ambos ministros representan la extrema derecha en el gobierno de coalición de Benjamín Netanyahu y son conocidos defensores de los asentamientos judíos en territorios palestinos. También han sido promotores abiertos de la idea de una “emigración voluntaria” de los palestinos de Gaza —una terminología que muchos analistas consideran un eufemismo de limpieza étnica.
En respuesta a las sanciones, Smotrich afirmó que los líderes europeos están cediendo a “las mentiras del islam radical”, mientras que Ben-Gvir denunció que en Europa “un ministro judío es indeseado, los terroristas están libres y los judíos son boicoteados.”
La creciente presión ciudadana
Los Países Bajos no actúan en solitario. Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Noruega ya han impuesto sanciones financieras contra Ben-Gvir y Smotrich. En el plano interno, el descontento popular neerlandés también avanza. Miles de manifestantes se reunieron en estaciones de tren llevando ollas vacías como símbolo del hambre en Gaza.
Este tipo de presión ciudadana ha sido clave para el giro en la diplomacia europea, así lo refleja la cita a consulta del embajador israelí en Países Bajos, a quien se le exigió que Netanyahu tome medidas inmediatas para mejorar la situación humanitaria.
Catástrofe humanitaria en Gaza
La Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC) lanzó una alerta devastadora: “El peor escenario de hambruna se está desarrollando en Gaza.” Aunque el informe no constituye aún una declaración formal de hambruna, establece que múltiples umbrales están a punto de ser superados —o ya han sido alcanzados.
- Más del 30% de los niños menores de cinco años están gravemente desnutridos en Gaza City.
- Uno de cada tres habitantes de Gaza no recibe comida durante días enteros.
- Los hospitales reportan un incremento alarmante en muertes relacionadas con el hambre.
La situación deteriorada ha llevado incluso al uso de lanzamientos aéreos de ayuda humanitaria, método considerado por Médicos Sin Fronteras como “ineficiente y peligroso”. Los camiones siguen siendo bloqueados, ya sea por el caos logístico o por restricciones militares israelíes.
¿Dónde está el límite?
“No se necesita una declaración formal de hambruna para saber lo que se está viendo”, comentó Alex de Waal, experto en hambrunas y autor de Mass Starvation: The History and Future of Famine. Su diagnóstico es categórico: “Esto es hambruna.”
La desnutrición infantil, las restricciones de ayuda, el colapso de servicios de salud y la destrucción sistemática de infraestructura civil han convertido a Gaza en una zona de desastre humanitario sin precedentes en tiempos recientes.
El papel controversial de Netanyahu
Diversos actores internacionales apuntan directamente al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y al exministro de Defensa Yoav Gallant como responsables de crímenes de guerra, incluyendo el uso de “el hambre como arma de guerra.”
Ambos son buscados por la Corte Penal Internacional, y los estados miembros están legalmente obligados a detenerlos si pisan su territorio. Aun así, Israel insiste: “Nadie se está muriendo de hambre en Gaza.”
No obstante, cifras como las de 17 niños menores de cinco años por cada 100 sufriendo desnutrición aguda, y múltiples muertes documentadas por inanición a diario, desmontan el discurso oficial.
Un ataque con tintes antisemitas en Berlín
En medio de este contexto tenso, otro evento sacudió Europa. En febrero, un joven de 19 años, identificado solo como Wassim Al M., fue arrestado en Berlín tras apuñalar gravemente a un turista español en el Memorial del Holocausto. Según autoridades alemanas, el ataque tuvo una motivación antisemita y buscaba llamar la atención del grupo Estado Islámico.
El lugar del ataque, el Monumento a los Judíos Asesinados de Europa, simboliza los horrores del Holocausto. Que un crimen con tintes de odio se haya cometido allí reaviva los temores sobre la seguridad de los judíos en Europa y el resurgimiento del antisemitismo.
¿Dos caras de una misma moneda?
La coincidencia temporal entre el endurecimiento de sanciones a ministros israelíes extremistas y un ataque antisemita en Europa plantea un dilema complejo. ¿Hasta qué punto puede una crítica legítima a las acciones del Estado de Israel ser confundida —o utilizada— por quienes promueven el antisemitismo?
Smotrich no dudó en usar este ataque para reforzar su retórica: “Los judíos ya no están seguros en Europa.” Aunque esta afirmación simplifica un contexto altamente matizado, evidencia el delicado balance entre crítica institucional y prejuicio étnico-religioso.
¿Y ahora, qué?
La Unión Europea se encuentra en una encrucijada diplomática y moral. Las sanciones individuales podrían ser solo el principio. En juego está la reputación del bloque como defensor de los derechos humanos, en contraste con su política exterior tradicionalmente ambigua en Medio Oriente.
Las voces desde el terreno, las imágenes de niños desnutridos y los cuerpos extenuados de Gaza están dando forma a una narrativa que Europa ya no puede ignorar. Y si algo queda claro es que el silencio, tanto como el bloqueo, también mata.