La cancelación del tránsito de Lai Ching-te por EE.UU.: ¿una victoria diplomática para China?
El presidente de Taiwán desiste de su plan de transitar por Nueva York y Dallas rumbo a América Latina, generando preocupaciones sobre la postura de Washington frente a Pekín
Juego de equilibrios diplomáticos: ¿Quién decide el tránsito presidencial?
La política internacional está llena de gestos cuidadosamente medidos. Cada visita, cada escala, cada apretón de manos conlleva significados más profundos cuando se trata de potencias enfrentadas como Estados Unidos y China. En este contexto, la reciente decisión del presidente taiwanés Lai Ching-te de cancelar su tránsito por el territorio estadounidense en su camino hacia América Latina ha generado una tormenta de interpretaciones diplomáticas tanto en Taipéi como en Washington.
Lo que podría haber pasado por un simple ajuste de agenda, se transforma rápidamente en una pieza clave en el frágil tablero político del Indo-Pacífico. Esta pieza, aunque movida en silencio, puede favorecer nada menos que a Beijing.
Las razones oficiales: desastres naturales y negociaciones económicas
Según la versión oficial taiwanesa, la cancelación no tiene nada que ver con presiones internacionales. En voz de la portavoz presidencial, Karen Kuo, Taiwán sostiene que su mandatario no viajará debido a las recientes catástrofes naturales en el sur del país y la importancia de las actuales conversaciones comerciales con EE.UU. sobre temas arancelarios.
En otras palabras: hay suficientes asuntos en casa como para pensar en una gira internacional más extensa.
La versión no oficial: presión de Washington
Sin embargo, fuentes cercanas a los debates internos del gobierno estadounidense revelaron que la administración del expresidente Donald Trump habría pedido activamente evitar el tránsito por Nueva York. Las alternativas consideradas incluían ciudades como Dallas, pero ninguna llegó a concretarse.
Oficialmente, el Departamento de Estado calificó el asunto de “hipotético”, aclarando que no existían planes formales de viaje. Tammy Bruce, su portavoz, declaró: “Hay muchas suposiciones, pero todo es hipotético. No hay planes por parte del presidente Lai para visitar EE.UU.”
China observa y aplaude
Desde el punto de vista de Beijing, la cancelación marca una victoria diplomática de bajo perfil pero con profundas implicaciones. La política de "Una Sola China" es un pilar fundamental del Partido Comunista, y cualquier señal de validación internacional hacia la soberanía de Taiwán es sistemáticamente rechazada desde la comunidad diplomática del gigante asiático.
Una escala presidencial taiwanesa en Nueva York, por más breve y rutinaria que fuera, habría encendido las alarmas en Zhongnanhai, la sede del gobierno chino.
Lai Ching-te no es un político cualquiera a ojos del régimen de Xi Jinping. Fue electo presidente de Taiwán en 2024 y es percibido como un líder más firme en sus postulados independentistas en comparación con su predecesora, Tsai Ing-wen. Haber permitido su tránsito podría haber provocado severas represalias diplomáticas.
Jason Hsu y la crítica desde Taiwán
Jason Hsu, senior fellow del Hudson Institute y exlegislador en Taiwán, señaló lo “anormal” del caso. Según Hsu, los tránsitos presidenciales están contemplados en el marco del Taiwan Relations Act, legislación estadounidense que, desde 1979, rige las relaciones no oficiales entre Washington y Taipéi tras el cambio de reconocimiento diplomático.
“Taiwán siempre consulta con EE.UU. antes de organizar estos tránsitos —dijo Hsu—. Esto no es una visita de Estado, ni siquiera un acto de afirmación, es simplemente parte de los procedimientos logísticos diplomáticos”.
Sin embargo, la negativa, aunque no abierta, de permitir dicho tránsito, ha sido interpretada por varios observadores como un concesión innecesaria ante las líneas rojas impuestas por Pekín.
Demócratas en el Congreso: “Un error histórico”
Esta interpretación fue secundada por prominentes legisladores estadounidenses. El Congresista Raja Krishnamoorthi, principal demócrata en el Comité Selecto sobre la Competencia Estratégica con el Partido Comunista de China, criticó duramente la postura del expresidente Trump:
“Este es otro ejemplo de cómo la administración Trump cedió ante China con la esperanza de alcanzar un acuerdo comercial”, declaró en un comunicado. Añadió que permitir estos tránsitos había sido práctica habitual para mandatarios de ambos partidos.
Una política en constante tensión
Estados Unidos reconoce, de facto, a China como el único gobierno legítimo del país asiático desde 1979. Aun así, mantiene una política de ambigüedad estratégica respecto a Taiwán: provee armas y apoyo diplomático informal a la isla, sin reconocer oficialmente su independencia.
La Ley de Relaciones con Taiwán (TRA) obliga a Washington a apoyar a la isla en caso de agresión. Sin embargo, el cómo se aplican estas obligaciones varía según el momento geopolítico y los intereses internos de EE.UU.
En este contexto, incluso algo tan rutinario como una escala presidencial se convierte en una prueba de fuego para definir políticas. ¿Es Estados Unidos consistente al defender a sus aliados democráticos frente a las presiones autoritarias? La falta de claridad en torno a esta visita sugiere que existe un creciente temor de provocar a Pekín en un momento de tensiones comerciales y militares.
Precedentes recientes: de Tsai Ing-wen a visitas de legisladores
La antecesora de Lai, Tsai Ing-wen, realizó múltiples escalas en Estados Unidos durante sus mandatos. En ellas se reunió con congresistas y recibió discursos públicos en defensa de Taiwán. Incluso Nancy Pelosi, siendo Presidenta de la Cámara de Representantes, visitó Taipéi en 2022, desatando una furiosa respuesta de China, que incluyó ejercicios militares de gran escala alrededor de la isla.
La duda que persiste es: ¿por qué esta vez Taiwán parece haber cedido antes de intentar?
¿Cambio de doctrina bajo Trump?
Los analistas especulan que la obsesión de Trump con lograr un acuerdo comercial con Xi Jinping llevó a evitar cualquier acción que pudiera escalar tensiones. En opinión de Zack Cooper, investigador del American Enterprise Institute, el caso Lai “plantea preguntas sobre si la administración Trump está reconsiderando su enfoque hacia Taiwán como moneda de cambio con China.”
El recorte de estas libertades simbólicas, como un simple tránsito, puede tener efectos nocivos a largo plazo. No solo socava la confianza de Taiwán en su principal aliado occidental, sino que ofrece a China una “mini victoria” en su intento por aislar diplomáticamente a la isla.
El precedente que preocupa a aliados regionales
Países como Japón, Corea del Sur, Filipinas e incluso Australia, que dependen estratégicamente del respaldo estadounidense ante un ascenso chino cada vez más asertivo, observan con detenimiento cómo Washington gestiona sus compromisos con Taiwán. Ponerse de perfil ante presiones chinas puede erosionar la credibilidad regional de EE.UU.
La batalla simbólica por los escalas diplomáticos
Las escalas presidenciales son actos profundamente simbólicos. Que Lai desista de pasar por EE.UU. implica, según algunos expertos, no solo una renuncia logística, sino una retirada estratégica. Lejos de ser un simple cambio de ruta, esta cancelación revela las grietas de una política de apoyo que se tambalea frente a presiones externas.
En conclusión —aunque sin decirlo con todas sus letras—, China logró lo que buscaba: evitar que una figura con fuerte identidad taiwanesa fuera recibida en suelo estadounidense. Y lo hizo sin disparar un solo misil.
Como dijo un observador regional: “En diplomacia, a veces la ausencia dice más que la presencia”.