La maquinaria de destrucción: Rusia intensifica ataques a civiles en Ucrania en medio de tensiones con EE.UU.
Mientras Trump lanza ultimátums a Putin, los bombardeos rusos matan a decenas en instalaciones médicas y penitenciarias en Ucrania
Desde la medianoche del lunes, Rusia ha intensificado su ofensiva sobre áreas civiles en Ucrania, dejando un rastro de muerte y devastación. El ataque más reciente causó la muerte de al menos 21 personas y heridas a más de un centenar, según las autoridades ucranianas. Mientras tanto, el expresidente estadounidense Donald Trump ha recortado drásticamente el plazo concedido a Vladimir Putin para poner fin al conflicto, amenazando con duras sanciones económicas si no se detiene la violencia.
Una prisión como blanco militar: Zaporizhzhia bajo fuego
Uno de los ataques más letales fue dirigido contra la Prisión de Bilenkivska, en la región de Zaporizhzhia. Cuatro bombas aéreas guiadas impactaron las instalaciones, matando a al menos 17 reclusos y dejando más de 80 heridos. Las autoridades penitenciarias informaron que 42 de los heridos fueron hospitalizados por lesiones graves y otros 40, incluyendo un empleado, sufrieron heridas de diversa consideración.
El comedor de la prisión fue completamente destruido, mientras que el edificio administrativo y las zonas de cuarentena quedaron severamente dañadas. Sin embargo, la policía afirma que el perímetro se mantuvo íntegro y no se han reportado fugas.
Impacto en infraestructuras de salud: tragedia en Dnipró
En paralelo, otro ataque afectó a la ciudad de Kamianske, ubicada en la región de Dnipró. Misiles alcanzaron un edificio de tres pisos y varias instalaciones médicas, incluyendo un hospital de maternidad y un pabellón hospitalario. El resultado fue catastrófico: cuatro personas murieron, entre ellas una mujer embarazada, y al menos ocho resultaron heridas.
"No hay excusa alguna para atacar hospitales, maternidades o prisiones. Esto es un crimen de guerra", declaró el gobernador regional Serhii Lysak. Agregó que también se registraron ataques en el distrito de Synelnykivskyi, donde drones y bombas aéreas mataron a una mujer de 75 años e hirieron a un hombre de 68.
La respuesta de Trump: de 50 a 12 días
Mientras la violencia recrudece, Donald Trump —quien ha manifestado su descontento con la estrategia de Rusia y su presidente— anunció que da un plazo de 10 a 12 días para cesar las hostilidades. Esto representa un cambio radical respecto al margen anterior de 50 días que él mismo había anunciado.
“Estoy decepcionado del presidente Putin. Ha hablado de paz mientras sigue asesinado civiles”, expresó Trump durante una visita a Escocia. El nuevo plazo implica que se espera un avance hacia la paz antes del 7 al 9 de agosto.
Medvédev responde: “No somos Irán ni Israel”
La reacción desde el Kremlin no se hizo esperar. Dmitry Medvédev, ex presidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, advirtió que los ultimátums de Trump podrían tener consecuencias peligrosas. “Rusia no es Irán ni Israel. Cada nuevo ultimátum es un paso hacia una guerra, no contra Ucrania, sino potencialmente contra su propio país”, escribió en la red social X.
La declaración refleja la escalada discursiva entre Moscú y Washington, en un contexto en donde los analistas del Institute for the Study of War apuntan que Moscú continúa posicionándose como un actor en confrontación directa con Occidente, no solo en el campo militar sino también en el político y diplomático.
La maquinaria bélica rusa: misil Iskander-M y drones Shahed
De acuerdo con la Fuerza Aérea de Ucrania, la ofensiva nocturna incluyó el lanzamiento de dos misiles balísticos Iskander-M —con capacidad de portar ojivas nucleares— y 37 drones Shahed de fabricación iraní. Las defensas antiaéreas lograron interceptar 32 de estos drones, lo que evitó una masacre aún mayor, aunque subraya el alcance destructivo de la tecnología militar rusa.
El uso de bombas planeadoras, drones FPV (First-Person View) y misiles guiados sugiere una estrategia deliberada para evadir las defensas convencionales y atacar con precisión infraestructuras esenciales civiles.
¿Es esto una táctica de terror o una estrategia militar legítima?
Expertos legales y organizaciones de derechos humanos coinciden en que los ataques contra infraestructuras civiles como hospitales o cárceles violan el Derecho Internacional Humanitario, incluyendo los Convenios de Ginebra. Esto podría justificar investigaciones para crímenes de guerra, aunque la cooperación internacional sigue siendo débil en la aplicación de justicia en conflictos activos.
Desde Human Rights Watch hasta Amnistía Internacional, las ONG han pedido la intervención del Tribunal Penal Internacional. “Estamos ante crímenes que no prescriben: no habrá impunidad”, afirmó en un comunicado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía.
Las cifras de un conflicto interminable
- Desde 2022: Más de 300.000 muertos entre militares y civiles de ambos bandos (según estimaciones combinadas de la ONU y medios independientes)
- 14 millones de desplazados internos y refugiados internacionales
- Más de 50% de la infraestructura energética ucraniana ha sido destruida o inhabilitada
- 3.000 ataques confirmados contra infraestructuras civiles, incluyendo escuelas, hospitales y sistemas sanitarios
¿Y ahora qué?
La situación es crítica. El plazo impuesto por Trump no solo complica las opciones diplomáticas, sino que podría empujar a un enfrentamiento más directo. A medida que Ucrania enfrenta una guerra de desgaste, cualquier intervención externa más decidida —ya sea a través de sanciones o potenciales respuestas militares— podría expandir el teatro de operaciones a nivel continental.
Mientras tanto, los ucranianos siguen enterrando a sus muertos y evacuando sus barrios. La guerra sigue, y con cada nuevo bombardeo, la posibilidad de paz parece más distante.
“La guerra no determina quién tiene la razón, solo quién queda.” – Bertrand Russell.
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