La nueva clase millonaria: ¿Qué significa hoy ser rico en Estados Unidos?

El número de millonarios en EE. UU. alcanza cifras récord, pero la riqueza ya no se traduce en lujo. ¿Estamos redefiniendo el concepto de riqueza?

Un sueño americano con nuevas reglas

Durante décadas, la palabra “millonario” evocó imágenes de opulencia: mansiones inmensas, autos de lujo y un estilo de vida inalcanzable para la mayoría. Sin embargo, en el Estados Unidos de hoy, alcanzar un millón de dólares en patrimonio ya no garantiza una vida de lujos, y podría ser solo el primer paso hacia una seguridad económica moderada.

De acuerdo con un informe de junio del banco suizo UBS, alrededor del 10% de los adultos estadounidenses pueden considerarse millonarios, sumándose al “club de los siete dígitos” a razón de mil nuevos integrantes al día en 2024. Pero lo que representa ese estatus ha cambiado profundamente en las últimas décadas.

Un nuevo tipo de riqueza

Michael Ashley Schulman, director de inversiones de Running Point Capital Advisors, lo resume con claridad: “Ser millonario ya no significa tener acceso al lujo sin límites; es simplemente un nivel de confort económico medio-alto”.

Este cambio de percepción está profundamente arraigado en la inflación, los incrementos en el valor de la vivienda y la penetración de los mercados financieros entre los ciudadanos promedio. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., el poder adquisitivo de un millón de dólares hoy es equivalente al de unos $480,000 en 1990. Es decir, lo que hace 30 años se consideraba una fortuna, hoy apenas garantiza un buen colchón financiero.

Kilo a kilo: camino al millón

La historia de Heidi Barley es una de tantas que ejemplifica esta nueva realidad. Después de una infancia marcada por la asistencia pública y años de trabajos modestos, su perseverancia para ahorrar e invertir le permitió alcanzar el codiciado millón de dólares a los 41 años. A pesar de ello, su estilo de vida sigue siendo austero.

Vivimos en la misma casa modesta de Orlando, sigo usando servilletas de comida para llevar y bolsas del supermercado como bolsas de basura”, explica Barley. Para ella, ser millonaria no significa lujo, sino seguridad emocional y mental.

Millonarios en cifras

  • En 1995, había solo 1.6 millones de millonarios en EE. UU., según la IRS.
  • En 2023, el número alcanzó los 23.8 millones, según UBS.
  • El 10% más rico posee dos tercios de la riqueza en EE. UU., con un promedio de $8.1 millones cada uno según la Reserva Federal.
  • El 50% con menor riqueza posee apenas el 3% de la misma, con un promedio de solo $60,000 en activos.

Brechas raciales y de clase

Aun en este contexto de crecimiento de millonarios por doquier, la desigualdad sigue latente. Datos de la Reserva Federal muestran que la riqueza mediana entre los estadounidenses con ascendencia asiática ha superado incluso a la de los blancos, mientras que las comunidades negras e hispanas siguen rezagadas considerablemente.

Esta brecha también se refleja en la forma en que se expresa y administra la riqueza. Mientras algunos millonarios pueden vivir al estilo tradicional, muchos otros —como la pareja formada por Jason Breck y Daravy Khiev— optan por un enfoque completamente distinto.

FIRE: vivir con menos para tener más

Jason y Daravy son miembros activos del movimiento FIRE: Finanzas Independientes, Retiro Temprano (por sus siglas en inglés). Alcanzaron el millón de dólares hace casi una década, gracias a ahorrar más del 70% de sus ingresos anuales. En lugar de mantener trabajos corporativos, prefieren vivir viajando y mantener sus gastos mensuales por debajo de los $2,000.

Un millón no nos da lujos, pero nos da algo mejor: tiempo para nosotros”, explica Breck. No usan servicios de streaming, no tienen servicios de jardinería y manejan un Toyota del 2005. Su riqueza no está en lo que gastan, sino en lo que dejan de necesitar.

¿Quién se hace millonario hoy?

Kenneth Carow, profesor de finanzas en la Universidad de Indiana, afirma que los nuevos millonarios comparten hábitos similares: tienen propiedades, ahorran agresivamente, invierten en bolsa y educan financieramente a sus hijos. Esta combinación hace que el objetivo de alcanzar un millón de dólares sea más alcanzable que nunca, aunque no necesariamente más fácil.

De hecho, muchos como Jim Wang —ingeniero de software que se convirtió en bloguero financiero— afirman que el logro se siente hasta anticlimático. “No es como ganarse la lotería, pero ofrece seguridad”, dice Wang, hijo de inmigrantes que le inculcaron la importancia del ahorro desde niño.

Una riqueza más cultural que efectiva

En la era del consumo, aún se utiliza “millonario” en canciones pop, discursos políticos o anuncios publicitarios como sinónimo de éxito. Pero para quienes realmente han alcanzado esa cifra, la palabra ha perdido parte de su poder mítico. La paradoja es que un estatus que antes parecía inalcanzable ahora es considerado “solo el comienzo” para aspirar a una verdadera riqueza duradera.

Dicho de otro modo por Dan Uden, un técnico en informática de 41 años: “Un millón de dólares es solo un respiro. Una pausa para seguir”.

Millonarios de carne y hueso

Lo más relevante del nuevo perfil del millonario estadounidense es su carácter ordinario. No son herederos de fortunas ni genios de Silicon Valley. Son enfermeros, maestros, soldados o empleados de oficina que han administrado inteligentemente sus ingresos y que, muchas veces, no se sienten ricos.

La resiliencia del mercado bursátil, el auge de fondos indexados de bajo costo (como los populares ETF) y el acceso a herramientas online permiten a más ciudadanos construir riqueza desde cero. Incluso dos generaciones atrás, el éxito financiero era sinónimo de sueldos altos; hoy, es posible lograrlo con sueldos medianos, si se prioriza el ahorro y la inversión a largo plazo.

Una redefinición silenciosa

En palabras de Wendy Cutler, ex negociadora comercial de Estados Unidos y actual vicepresidenta del Asia Society Policy Institute: “Lo que solía parecer un triunfo excepcional, hoy se convierte en una meta realista con las herramientas adecuadas”.

El “nuevo millonario” quizá no despierte sentimientos de envidia tanto como de respeto. Porque, a diferencia del pasado, su éxito no se debe a suerte heredada o apuestas arriesgadas, sino a una vida de disciplina, constancia y, sobre todo, paciencia.

Puede que no vuelen en jets privados o compren islas, pero abrazan aquello que muchos no consiguen aún con millones en el banco: libertad, autonomía y tranquilidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press