La tragedia invisible del verano: el niño de Carolina del Sur y la amenaza del 'ameba come-cerebros'

La historia de Jaysen Carr revela una realidad alarmante sobre la seguridad en lagos recreativos y la falta de políticas de salud pública ante la letal *Naegleria fowleri*

Un paraíso convertido en pesadilla

Lo que prometía ser una celebración inolvidable del 4 de julio en Lake Murray, Carolina del Sur, se convirtió en el peor día de la vida de los Carr. Jaysen, un niño de apenas 12 años, extrovertido, amante de los deportes y la música, perdió la vida de forma brutal e inesperada por una amenaza que muchos desconocen: una ameba conocida popularmente como "come-cerebros".

La Naegleria fowleri, un organismo unicelular que vive en aguas dulces cálidas, ingresó al cuerpo del pequeño mientras nadaba felizmente con amigos y familiares. Dos semanas después, murió a causa de una infección cerebral fulminante. Este caso despierta serias preguntas sobre la falta de advertencias en sitios frecuentados por bañistas y la inacción de las autoridades sanitarias.

¿Qué es la Naegleria fowleri?

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Naegleria fowleri es una ameba termofílica que prospera en aguas dulces cálidas como lagos, ríos y aguas termales. Cuando el agua infestada ingresa por la nariz —usualmente al zambullirse o al jugar agresivamente en el agua—, puede viajar a través del nervio olfativo hacia el cerebro, provocando meningoencefalitis amebiana primaria (PAM), una infección generalmente mortal.

Desde 1962 hasta 2024, los CDC reportaron un total de 167 casos en EE.UU., con solo cuatro supervivientes. Aunque el número de casos parece bajo, la tasa de letalidad es de más del 97%, lo que convierte a esta infección en una de las más mortales que se conocen.

Una enfermedad silenciosa y la falta de información

La familia Carr nunca había escuchado hablar de esta ameba. Tampoco se les advirtió en ninguna parte del lago ni existía señal alguna que informara sobre posibles riesgos al sumergirse. Su sorpresa se transformó en horror cuando un médico, entre lágrimas, les explicó que Jaysen tenía una infección cerebral rara y grave provocada por este organismo.

En South Carolina, tal como en la mayoría de estados de EE.UU., no existen leyes que exijan el reporte público de infecciones o muertes por Naegleria. Los lagos no se cierran luego de incidentes, no se realizan análisis de agua obligatorios y el desconocimiento general es abrumador.

No puedo creer que perdimos a nuestro hijo. Solo por ser un niño, perdió la vida. Eso no está bien”, dijo Clarence Carr, sosteniendo un peluche con una grabación del latido del corazón de Jaysen.

¿Quién era Jaysen Carr?

Jaysen era un joven brillante, había saltado un grado en la escuela, sabía tocar varios instrumentos y su pasión era el deporte. Jugaba al fútbol y al béisbol, y tenía un carisma natural que ganaba amigos en cualquier lugar. Era de esas personas que, como contó su padre, entraban a un parque de trampolines y, a los cinco minutos, decían: “Este es mi amigo James”.

En esa última salida familiar, tras pasar el día nadando, pescando y montando una llanta a remolque de un bote, le dijo a sus padres: “Este ha sido el mejor 4 de julio de mi vida.”

El inicio de los síntomas

Todo comenzó como un dolor de cabeza leve al cabo de unos días. Luego, el malestar empeoró, con vómitos y confusión. El deterioro fue rápido. El agua había forzado la ameba al interior de su nariz mientras nadaba, especialmente al zambullirse o tragarse agua accidentalmente. Desde la nariz, avanzó al cerebro destruyendo el tejido cerebral en un proceso irreversible.

Los médicos, poco familiarizados con esta rara enfermedad, inicialmente no sospecharon de la infección. Para cuando lograron el diagnóstico certero, ya era demasiado tarde.

Estadísticas y factores de riesgo

La mayoría de los casos son registrados en estados del sur de EE.UU. durante los meses de verano. El CDC reporta que los estados con más casos son:

  • Texas
  • Florida
  • Arizona
  • California

Curiosamente, los niños y adolescentes varones representan la mayoría de los casos. Se cree que es por su tendencia a jugar con mayor intensidad, a zambullirse o a revolver el fondo de los lagos.

¿Cómo prevenir la exposición?

Aunque no existe una manera 100% segura de evitar contagiarse si se entra al agua, los expertos recomiendan:

  • Evitar nadar en aguas cálidas de lagos o ríos durante veranos muy calurosos.
  • No sumergir la cabeza, ni saltar de cabeza.
  • Usar pinzas o clips nasales si se decide nadar.
  • Evitar remover el sedimento del fondo donde la ameba puede estar presente.

Usar agua estéril al limpiar las fosas nasales con jarras neti o evitar completamente hacerlo con agua del grifo también es esencial: en 2011, dos personas murieron en Louisiana tras usar agua del grifo en estos dispositivos.

¿Por qué no se advierte al público?

Este es uno de los aspectos más polémicos. El hecho de que sea una infección técnicamente «rara» ha llevado a muchos gobiernos estatales a no implementar protocolos ni advertencias obligatorias. Pero para la familia de Jaysen, y para los cientos de familias afectadas desde los años 60, la falta de información es lo que más duele.

Mientras veía a mi hijo en cuidados intensivos, pensaba en cada bote allá afuera. Familias brincando al agua, sin idea de lo que les puede pasar. Pueden ser sus últimos momentos y ni lo saben”, dijo el padre.

¿Qué dicen las autoridades?

Los CDC tienen información publicada en su página oficial, pero no exigen a nivel federal ninguna regulación específica para parques estatales, cuerpos de agua o actividades acuáticas. Todo depende de los gobiernos locales. Carolina del Sur no exige el monitoreo del agua ni publicar infecciones.

¿Cómo puede ser que en 2025, después de más de 60 años de reportes, todavía nadie esté haciendo nada concreto?” se preguntan los Carr, con justa indignación.

Existen otros países —como Australia— donde se monitorean cuerpos de agua en ciertas condiciones y se cierran zonas recreativas si se detecta la presencia del organismo, especialmente en pleno verano.

Una cruzada personal para generar conciencia

Para los Carr, el objetivo ahora es prevenir que otras familias pasen por el mismo dolor. Han comenzado una campaña pública para exigir a las autoridades de Carolina del Sur que tomen en serio el tema: crear protocolos de monitoreo, exigir alertas en playas y accesos al lago y formar a los médicos para que consideren la infección como posible diagnóstico.

También buscan compartir la historia de Jaysen con medios de comunicación y comunidades escolares. “Si al menos una familia decide investigar antes de meterse a un lago, o si usa clips nasales gracias a nosotros, la vida de Jaysen no habrá sido en vano”, declararon.

Su legado está apenas comenzando.

Una amenaza creciente con el cambio climático

El calentamiento global podría agravar la situación. Ya se han reportado casos en estados como Minnesota e Indiana en años recientes, lugares históricamente libres del organismo. Las temperaturas más altas hacen que más cuerpos de agua sean propicios para que la ameba se reproduzca.

Esto no es solo un tema del sur. Dentro de unos años, podría ser un tema nacional”, advirtió uno de los investigadores del CDC.

¿Qué puedes hacer tú?

  • Infórmate y educa a tus hijos y familiares sobre la ameba.
  • Exige protocolos de seguridad a las autoridades locales.
  • Comparte esta información para evitar más tragedias.

Jaysen Carr tenía apenas 12 años. Su vida fue brillante y breve, pero su historia puede salvar otras. En su memoria, el país tiene la responsabilidad de actuar contra un peligro microscópico que sigue acechando en silencio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press