Las reinas de África: cómo las Super Falcons de Nigeria conquistaron el continente pese al abandono institucional

Mientras las autoridades nigerianas ignoran al fútbol femenino, sus jugadoras conquistan África por décima vez en medio de impagos, precariedad y falta de apoyos

Por décima ocasión, el equipo nacional femenino de Nigeria, las Super Falcons, se ha coronado campeón de la Copa Africana de Naciones (WAFCON), derrotando al país anfitrión Marruecos por 3-2 en una emocionante final. Este logro, sin embargo, no solo representa una victoria deportiva, sino también un nuevo capítulo en la lucha histórica de estas futbolistas contra el sistema que debería estar apoyándolas.

Una tradición ganadora pisoteada por la indiferencia

Desde 1978, cuando Nigeria se convirtió en el primer país africano en crear una liga de fútbol femenino, el país ha mantenido el liderazgo en el continente africano. Las Super Falcons han ganado 10 de las 14 ediciones de la Copa Africana femenina, lo cual es un testimonio del talento y el esfuerzo de sus jugadoras. Pero esas victorias han sucedido, una y otra vez, a pesar del sistema, y no gracias a él.

La última victoria en Marruecos ha traído de vuelta una conversación nacional demasiado familiar: la negligencia sistemática del gobierno y de la Federación Nigeriana de Fútbol (NFF) hacia el deporte practicado por mujeres.

Triunfo sin apoyo institucional

Los preparativos para el torneo reflejan esta realidad. Impagos, falta de partidos amistosos competitivos, ausencia de kits de entrenamiento, y una historia constante de deudas, son el pan de cada día. El presidente Bola Tinubu aprobó el pago de bonificaciones solamente días antes de la final, mientras las jugadoras ya estaban en semifinales.

Solace Chukwu, un conocido analista de fútbol en Lagos, lo resume así: “Han logrado dominar aunque las autoridades del fútbol nigeriano no invierten ni brindan el cuidado, la atención ni la planificación que este equipo merece”.

Un regreso triunfal... con sabor a reproche

De vuelta en Abuja, fueron recibidas como heroínas. El presidente Tinubu les otorgó dinero en efectivo y propiedades como recompensa. Pero para algunos fanáticos, estos premios no son más que gestos simbólicos que no abordan los problemas estructurales.

Una seguidora del equipo en Abuja, Funmi Obasa, lo expresó con claridad: “Este pago único y un apartamento no tienen sentido. Lo que se necesita es inversión en instalaciones, en personal y en pagos regulares. La falta de inversión es una de las razones por las que el fútbol femenino no es tan competitivo como el masculino.”

Mientras tanto, la portavoz de la NFF se ha negado a comentar sobre las acusaciones, una reacción que solo alimenta la frustración.

Una constante lucha por respeto

Desde boicots por impago hasta campañas en redes sociales, las Super Falcons han usado todas las herramientas a su alcance para exigir un trato justo. No es un secreto que han estado esperando pagos de bonos desde hace años, y en 2022 incluso se negaron a entrenar antes de un torneo. ¿El motivo? Les debían salarios desde hacia varias convocatorias anteriores.

El periodista deportivo Oluwashina Okeleji, especializado en fútbol africano, explicó el trasfondo social: “Las mujeres reciben menos atención en el deporte porque históricamente se ha minimizado su papel en la sociedad nigeriana. El argumento de la federación es que los hombres generan más dinero, pero la realidad es que son las mujeres quienes le traen más honores y prestigio a Nigeria.”

Comparación con otros gigantes del fútbol femenino

El contraste con equipos como Inglaterra es brutal. Las Lionesses ganaron de nuevo la Eurocopa 2025, y fueron recibidas en 10 Downing Street, con honores de Estado, banderas, y el compromiso renovado del gobierno británico para invertir en infraestructura deportiva femenina. Sarina Wiegman, su entrenadora, aprovechó el momento para pedir más apoyo: “Necesitamos más inversión. No hemos llegado aún. Inglaterra tiene que seguir siendo el ejemplo.”

En el caso de Nigeria, los éxitos de las Super Falcons se quedan en celebraciones puntuales en lugar de transformarse en cambios estructurales.

¿Éxito como resistencia?

En este contexto, cada victoria de las Super Falcons adquiere un valor simbólico: representan al país, pero también su resistencia. Cada gol, cada medalla y cada trofeo levantado es una bofetada a la ineptitud administrativa y la desigualdad de género en el deporte africano.

  • 1978: Se crea la primera liga femenina en Nigeria.
  • 1991: Participan por primera vez en una Copa Mundial femenina.
  • 1998-2006: Ganan cinco torneos africanos consecutivos.
  • 2022: Hacen un paro en los entrenamientos por impagos.
  • 2025: Ganan la WAFCON en Marruecos con una remontada histórica.

¿Qué sigue para las Super Falcons?

Los retos son muchos, y el camino hacia un trato digno y equitativo todavía parece difícil. Pero la visibilidad que otorgan estos triunfos podría ser una oportunidad crucial. La presión de los medios, de los fanáticos y de las propias jugadoras puede forzar a las autoridades a iniciar reformas reales.

Además, a medida que más jugadoras nigerianas destacan en ligas europeas—una tendencia al alza—las conexiones globales podrían aumentar la presión. La exportación de talento al extranjero también muestra que el potencial está ahí y solo hace falta invertir correctamente para catapultar a Nigeria no solo como una potencia continental sino mundial.

Un llamado al cambio permanente

No basta con recibir un trofeo, ni con elogios presidenciales ni regalos simbólicos. Las campeonas de África necesitan y merecen más: estabilidad, respeto, pago digno, instalaciones de calidad, y partidos de primer nivel para competir al nivel mundial.

En palabras de Okeleji: “El verdadero homenaje a las Super Falcons no son fiestas ni discursos. Es una inversión duradera en la próxima generación. Porque si estas jugadoras han traído tanta gloria con tan poco, imagina lo lejos que llegarían con un verdadero respaldo institucional.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press