Matanza en el zoo de Núremberg: ¿Un sacrificio necesario o una barbarie innecesaria?
La eutanasia de 12 babuinos reabre el debate sobre la superpoblación, gestión y ética en los zoológicos europeos
Un martes sombrío en Alemania. El zoológico de Núremberg anunció la eutanasia de 12 babuinos tras años de advertencias sobre la superpoblación en sus instalaciones. La medida fue ejecutada a pesar de protestas de activistas que incluso se pegaron al suelo del zoológico para intentar impedir la acción. ¿Qué llevó realmente a esta decisión? ¿Era inevitable, o simplemente una señal de falla en el sistema?
Una situación que se gestaba desde hace años
El Tiergarten Nürnberg, uno de los zoológicos más emblemáticos de Alemania, reconoció ya en febrero de 2024 que enfrentaba una crisis de espacio. Su población de babuinos de Guinea, originalmente prevista para acoger a 25 especímenes, creció hasta alcanzar los 43 individuos. Estos primates altamente sociales y jerárquicos comenzaron a mostrar señales claras de estrés y conflicto, sobre todo los machos adultos.
En su comunicado, el zoológico afirmó haber intentado múltiples vías para evitar este desenlace: ofrecieron babuinos a otros zoológicos europeos como los de París, China y España, pero todos habían alcanzado su capacidad máxima. Un intento de control natal mediante anticoncepción fue abandonado hace años tras no lograr resultados efectivos.
La matanza: punto de no retorno
El fatídico martes comenzó con el zoológico cerrado por “razones operativas”, lo que generó sospechas inmediatas. Activistas se manifestaron con pancartas exigiendo el fin de las ejecuciones, mientras que algunos incluso penetraron ilegalmente en las instalaciones y se pegaron al suelo en señal de resistencia. A pesar de ello, las autoridades confirmaron horas después la eutanasia de 12 babuinos.
Grupos de derechos animales anunciaron que presentarían una denuncia penal contra el zoológico. "Esto no es manejo poblacional, es una ejecución masiva por incompetencia logística,” afirmó vocero de la asociación PETA Alemania.
¿Qué tan común es esta práctica?
No se trata de un hecho aislado. En 2014, el zoológico de Copenhague desató una tormenta mediática cuando sacrificó a la jirafa Marius, de apenas dos años, ante la mirada de niños y familias. Su cuerpo fue diseccionado en público y arrojado como alimento a los leones. La razón aducida fue la redundancia genética en términos de reproducción futura.
Entre 3.000 y 5.000 animales son sacrificados anualmente en zoológicos europeos, según informes del European Association of Zoos and Aquaria (EAZA). La mayoría por razones ligadas al control poblacional, agresiones intraespecie, enfermedades o falta de espacio y recursos.
¿Por qué no trasladarlos?
El principal argumento es la falta de capacidad. Los zoológicos trabajan con cupos y selección genética rigurosa. “No se trata solo de espacio físico, sino de asegurar diversidad genética útil para futuros programas de reproducción,” explicó Dag Encke, consultor exdirector del Zoo de Núremberg.
La tragedia se acentúa si se considera que una propuesta alternativa, colocar a los babuinos en un santuario en el sur de Francia patrocinado por ONGs, fue desestimada por presuntas discrepancias legales y sanitarias.
¿Qué dicen los científicos?
La opinión científica está dividida. Mientras algunos defienden la eutanasia como una herramienta de manejo de bienestar animal, otros la ven como reflejo del fracaso de las instituciones zoológicas. “Debemos repensar el concepto de zoológico para el siglo XXI,” expresó Barbara König, etóloga de la Universidad de Zúrich. “No podemos mantener animales sociales en claustros eternos solo para exhibición.”
La raíz del problema: ¿más allá de la superpoblación?
Los movimientos animalistas señalan una falla estructural. Muchos zoológicos todavía funcionan bajo modelos logísticos y arquitectónicos pensados en las décadas del 60 y 70, cuando las necesidades etológicas de muchas especies no estaban del todo comprendidas y el foco era más sobre entretenimiento que conservación.
Además, los zoológicos modernos enfrentan un dilema ético creciente: ¿deberíamos criar animales si no podemos ofrecerles condiciones óptimas? El caso de Núremberg subraya esta controversia: el zoo continuó permitiendo la reproducción aun cuando ya había signos de hacinamiento y posibles conflictos.
Activismo, protestas y una ciudadanía cada vez más crítica
Las imágenes de manifestantes en Núremberg recorrieron las redes sociales. Una pancarta leía: “No guardaremos silencio hasta que todos los animales puedan vivir en libertad”. Este tipo de protesta es cada vez más común en Europa, donde la conciencia social sobre el bienestar animal ha experimentado un auge desde la última década.
Más allá del activismo radical, numerosos estudios demuestran que la nueva generación es menos tolerante con el concepto de zoológico tradicional. Una encuesta de 2022 realizada en Alemania mostró que más del 57% de los encuestados estaba a favor de convertir zoológicos en santuarios no reproductivos si las condiciones no podían garantizarse plenamente.
¿Qué alternativas existen?
- Santuarios internacionales: Lugares en los que animales no humanos puedan vivir sin presiones reproductivas o exhibicionismo.
- Zoológicos virtuales y educativos: Con tecnologías inmersivas como la realidad aumentada para educar sin cautiverio.
- Control genético estrictamente preventivo: Aplicar políticas de anticoncepción más eficaces desde el principio.
- Reducción planificada de especies mantenidas en cautiverio: priorizando solo aquellas bajo peligro severo de extinción o imposibilidad de reintegración a su hábitat.
El dilema moral continúa
El caso de estos 12 babuinos no es un evento aislado, sino parte de un modelo que necesita revisión urgente. Si bien algunas acciones de los zoológicos responden a medidas que buscan evitar agresividades, enfermedades o crisis logísticas, la pregunta sigue vigente: ¿Hasta qué punto justificamos el sacrificio cuando los errores son del sistema y no de los animales?
En la era de la sostenibilidad, la sensibilidad animalista y los avances tecnológicos, no podemos seguir resolviendo fallas estructurales con el sacrificio silencioso de aquellos que no tienen voz.