¿Es el reconocimiento del Estado palestino por parte del Reino Unido la chispa de un nuevo orden diplomático?
Con más de 140 países reconociendo a Palestina, la decisión británica podría marcar un hito simbólico en la presión internacional a Israel y en la lucha por un acuerdo de paz sostenible.
Una declaración que sacude el tablero diplomático
El Reino Unido ha anunciado que reconocerá oficialmente al Estado palestino en septiembre de 2025, a menos que Israel tome medidas significativas para cesar su ofensiva militar en Gaza, detenga la expansión de asentamientos en Cisjordania y se comprometa con una solución de dos Estados. Esta decisión, aunque en apariencia simbólica, refleja un giro diplomático que busca reanimar un proceso de paz estancado y abordar una crisis humanitaria sin precedentes.
El contexto: Gaza bajo fuego y una solución que se desvanece
Durante más de 22 meses, Gaza ha sido escenario de destrucción a gran escala. La ofensiva israelí ha arrasado áreas densamente pobladas, desplazando a la mayoría de la población. Entre tanto, el gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha intensificado la construcción de asentamientos en Cisjordania, territorio ampliamente reconocido por la comunidad internacional como parte del futuro Estado palestino.
Este contexto ha encendido las alarmas en Londres, donde la administración del primer ministro Keir Starmer considera que el momento de actuar es ahora. Como señaló la ministra Heidi Alexander: “Está ocurriendo una anexión efectiva de Cisjordania”.
Una decisión con historia y peso moral
La implicación histórica del Reino Unido en la región agrega una dimensión adicional a su anuncio. En 1917, el gobierno británico emitió la Declaración Balfour, que apoyaba la creación de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, sin perjudicar los derechos de las poblaciones no judías. Aquella promesa no se cumplió completamente, y para muchos británicos, esto representa una deuda moral con el pueblo palestino.
David Lammy, secretario de Relaciones Exteriores, lo expresó ante la ONU: “Esta injusticia histórica continúa desarrollándose”.
¿Qué exige el Reino Unido?
- Un alto el fuego inmediato por parte de Israel.
- Permitir a la ONU reiniciar el suministro de ayuda humanitaria.
- Detener la construcción de asentamientos ilegales en Cisjordania.
- Comprometerse con una propuesta legítima de dos Estados.
- Garantizar que no habrá anexiones unilaterales de territorios palestinos.
Aunque Starmer también ha exigido a Hamás la liberación de rehenes, su desarme y su exclusión del gobierno de Gaza, no vinculó esas condiciones al reconocimiento formal del Estado palestino, subrayando que Hamás no representa al pueblo en una solución de dos Estados.
El valor simbólico y el precedente francés
Francia fue la primera en anunciar que reconocerá oficialmente a Palestina en la Asamblea General de las Naciones Unidas de septiembre. Al unirse a esta iniciativa, el Reino Unido —miembro del Consejo de Seguridad y del G7— hace de este movimiento algo más significativo que la simple adhesión diplomática. Hasta ahora, más de 140 países han reconocido al Estado palestino, pero pocos tienen el peso internacional de Francia y Reino Unido.
El gobierno británico espera que esta acción impulse a otras naciones europeas a sumarse. De hecho, Malta ya declaró que se unirá al reconocimiento en septiembre. ¿Podría esta ola diplomática generar una nueva dinámica en el conflicto israelopalestino?
Reacciones polarizadas: entre la condena y la esperanza
Desde Israel
La respuesta desde Jerusalén fue inmediata y contundente. El primer ministro Netanyahu acusó al Reino Unido de “recompensar el terrorismo” y traicionar a las víctimas de Hamás. Organizaciones como el Foro de Familiares de Rehenes calificaron la medida de inmoral.
Emily Damari, ciudadana británico-israelí y antigua rehén, declaró: “Es un fracaso moral que reconozcan a Palestina mientras 50 personas siguen cautivas”.
Desde Palestina
En contraste, Husam Zomlot, embajador de la Autoridad Palestina en Londres, celebró la decisión como un acto de justicia histórica. Según Zomlot:
“Es una corrección a más de un siglo de desposesión, durante el cual los palestinos hemos sido privados de nuestra tierra, libertad y vida.”
Críticas internas y apoyo ciudadano
La decisión de Starmer también ha generado debate dentro del Reino Unido. Más de 250 de los 650 miembros del Parlamento firmaron una carta pidiendo el reconocimiento de Palestina. Además, las encuestas indican que una mayoría de británicos está a favor de tal medida, aunque una parte significativa sigue indecisa.
No obstante, el Partido Conservador —actualmente en la oposición— criticó el acto como prematuro. Priti Patel, portavoz de asuntos exteriores del partido, cuestionó la validez de reconocer a Palestina mientras aún hay rehenes y Hamás sigue operativo.
Por otro lado, Ed Davey, líder de los Liberal Demócratas, apoyó la posición de Starmer pero advirtió que no debería utilizarse como “moneda de cambio”.
¿Qué significa el reconocimiento para el futuro del conflicto?
El reconocimiento del Estado palestino por parte de Reino Unido —aunque no cambia en lo inmediato la realidad sobre el terreno— puede tener repercusiones estratégicas:
- Pone presión internacional sobre Israel para volver a la mesa de negociaciones.
- Respalda a la Autoridad Palestina como interlocutora legítima, diferenciándola de Hamás.
- Transmite un mensaje claro sobre los límites de la impunidad en conflictos prolongados.
- Refuerza el clamor internacional contra la expansión de los asentamientos ilegales.
Un eco histórico que aún resuena
Gran parte del mundo árabe y musulmán sigue viendo al Reino Unido como corresponsable del origen del conflicto debido a su papel colonial. Por tanto, el anuncio de Starmer no es sólo una declaración diplomática: es una señal de reconocimiento de la deuda histórica británica.
Con la doctrina de los dos Estados al borde del colapso y acciones constantes que profundizan la ocupación, muchos países intentan utilizar el reconocimiento diplomático como un último recurso para influir en la narrativa geopolítica.
¿Estamos ante un cambio real o un gesto vacío?
Existen escepticismos legítimos. El reconocimiento no trae consigo fronteras definidas, ni confiere poderes soberanos inmediatos a Palestina. Además, ni Reino Unido ni Francia tienen relaciones comerciales o militares determinantes con Israel, lo cual limita su capacidad de influir directamente.
Sin embargo, otros analistas argumentan que al llenar vacíos de liderazgo internacional —con Estados Unidos manteniéndose ambiguo y la ONU paralizada—, iniciativas como la británica y la francesa pueden lograr algo más profundo: crear un paradigma alternativo que transforme la presión diplomática global.
Una nueva etapa: entre el simbolismo y la responsabilidad
En definitiva, la decisión británica de septiembre puede considerarse simbólica, pero en la política internacional, los símbolos importan. Reconocer oficialmente a Palestina implica redefinir alianzas, principios y compromisos con los derechos humanos.
Mientras el conflicto continúa, y miles siguen viviendo entre escombros en Gaza, la comunidad internacional enfrenta una vieja pregunta con renovada urgencia: ¿Puede la política internacional ser vehículo de justicia, o continuará siendo rehén de intereses estratégicos?