¿Una Agencia de Ciberseguridad sin Voz Propia?: El Impacto de la Política en la CISA de EE. UU.
La nominación de Sean Plankey desata debate sobre el futuro de la seguridad electoral y la neutralidad de la CISA bajo la administración Trump
Por décadas, la seguridad de las infraestructuras críticas en Estados Unidos ha sido una obsesión nacional. Desde represas hasta bancos, y más recientemente, sistemas electorales. La agencia responsable de este inmenso reto es la Cybersecurity and Infrastructure Security Agency, o CISA. Pero hoy, más que nunca, esta agencia se encuentra en el ojo del huracán político.
Una nominación que genera fricciones
El pasado miércoles, el Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado de EE. UU. votó 9 a 6 a favor de avanzar la nominación de Sean Plankey, propuesto por el expresidente Donald Trump, como nuevo director de la CISA. Detrás de esta votación aparentemente procedimental, se esconde una batalla más profunda: ¿hasta qué punto debe estar politizada la seguridad electoral?
Plankey, exoficial de la Guardia Costera y alto funcionario en materia de ciberseguridad durante la primera administración Trump, asumirá un cargo clave en un organismo respetado y, a la vez, atacado por ambos lados del espectro político.
¿Qué es la CISA y por qué importa tanto?
Establecida en 2018 bajo la presidencia de Trump, CISA surgió con la misión de proteger la infraestructura crítica de EE. UU., incluyendo sectores como:
- Sistemas de votación
- Redes eléctricas
- Infraestructura financiera
- Servicios de salud
Sin embargo, debido a que en 2020 la agencia afirmó que las elecciones “fueron las más seguras de la historia estadounidense”, se convirtió en un blanco político.
Desde entonces, muchos republicanos han acusado a CISA de exceder sus límites al combatir la desinformación en redes sociales en torno al fraude electoral y la pandemia, tildando su accionar de censura.
El legado de confianza (y polémica) de Chris Krebs
Chris Krebs, director de la CISA durante las elecciones de 2020, fue despedido por Trump luego de declarar que “no hubo evidencia de que algún sistema de votación haya sido comprometido”. Su afirmación contradijo de frente la narrativa de fraude asumida por el expresidente.
La declaración fue avalada por decenas de funcionarios electores, tanto demócratas como republicanos. No obstante, eso no impidió que crecieran las tensiones. En 2024, Trump firmó una orden ejecutiva que instó al Departamento de Justicia a investigar a Krebs y eliminarle sus autorizaciones de seguridad.
¿Quién es Sean Plankey realmente?
La trayectoria de Sean Plankey incluye:
- 20 años en la Guardia Costera de EE. UU.
- Experiencia en el Departamento de Energía
- Director de Política Cibernética en el Consejo de Seguridad Nacional
A pesar de este currículum técnico, su desempeño durante la audiencia de confirmación dejó dudas, especialmente entre los demócratas. Cuando el senador Richard Blumenthal (D-CT) le preguntó si las elecciones de 2020 fueron robadas, Plankey evitó responder directamente, aludiendo a que no había revisado la “postura cibernética” de los 50 estados.
“Eso es como un médico que diagnostica a alguien por la televisión”, ironizó Blumenthal. “No, señor. Es como un médico a quien un paciente va a ver, y que debe realizar el diagnóstico”.
CISA: ¿agencia técnica o instrumento político?
Desde su fundación, CISA ha tenido la tarea de mantenerse al margen de la política partidaria. Pero el entorno actual ha hecho que hasta los ataques cibernéticos sean ideologizados.
Según datos del Pew Research Center, más de un 70% de los votantes republicanos aún creen que Joe Biden no fue elegido legítimamente. En este contexto, cada acción de la CISA relacionada con elecciones es vista con suspicacia.
Además, la agencia enfrenta recortes presupuestales severos y una fuga de personal especializado. Plankey reconoció que tendría que "reorganizar CISA o pedir más fondos" si fuese necesario.
Sin embargo, lo más preocupante para los expertos es la suspensión de ciertas actividades proactivas de seguridad electoral mientras el Departamento de Seguridad Nacional revisa los objetivos de la agencia.
Miedo al 2026: ¿se repetirán los fantasmas de 2020?
El temor más grande es que se repita un escenario similar al del 2020. Si Trump regresara formalmente al poder e intentara cooptar a la CISA para impulsar narrativas infundadas de fraude electoral, ¿cuál sería la reacción?
Durante la audiencia de confirmación, se le preguntó directamente a Plankey si cedería ante presiones políticas para declarar elecciones “amañadas” sin pruebas. Su respuesta, evasiva nuevamente, dejó a muchos senadores insatisfechos.
El rol de la desinformación: el campo de batalla moderno
La CISA, sobre todo desde 2020, ha estado trabajando para alertar sobre campañas de desinformación provenientes de actores extranjeros como Rusia, Irán y China.
Estas campañas, identificadas junto a otras agencias como el FBI y el Departamento de Defensa, buscan erosionar la confianza del público en los procesos democráticos. La gran pregunta es: ¿Podrá CISA seguir dando estas alertas sin ser acusada de parcialidad?
Una agencia en peligro de inercia institucional
El senador Gary Peters (D-MI) expresó dudas sobre cómo planea Plankey mantener la eficacia de la agencia frente a recortes. Recordó que CISA tiene responsabilidades legales que debe cumplir por encima de decisiones políticas.
El temor es que la falta de permanencia y de compromiso verbal con los hechos objetivos (como que Biden fue electo y no hubo fraude electoral generalizado) pueda hacer que CISA degenere en una agencia incapaz de cumplir su mandato.
¿Qué se necesita para restaurar la confianza?
Expertos en seguridad nacional coinciden en que la confianza en las instituciones es más crucial que nunca. Según David Becker, fundador del Centro para la Innovación Electoral, “la integridad del voto no está solo en los sistemas utilizados, sino en la percepción pública sobre esos sistemas”.
Para que la CISA pueda proteger efectivamente el tejido democrático, es indispensable que:
- Su liderazgo rechace presiones partidistas
- Se le permita trabajar junto a los estados, que en última instancia gestionan sus elecciones
- Cuente con el presupuesto necesario para modernizar sistemas de votación, monitorear ciberataques y combatir desinformación
Lo que está en juego
Estados Unidos se prepara para importantes elecciones legislativas en 2026 y presidenciales en 2028. ¿Estará CISA lista —y libre políticamente— para garantizar que esas votaciones sean seguras, verificables y transparentes?
La respuesta depende de si personas como Sean Plankey priorizarán su lealtad al país y sus procesos institucionales sobre la lealtad política. Y como dijo Blumenthal: “La Nación necesita saber si su seguridad electoral depende de un profesional de ciberseguridad, o de un político obediente”.