Aaron Rodgers rejuvenado: ¿el canto del cisne con los Steelers?
A sus 41 años, el legendario mariscal de campo vive un inesperado renacer futbolístico en Pittsburgh
Rodgers: del retiro a la inspiración
Aaron Rodgers, cuatro veces MVP de la NFL y uno de los mariscales más icónicos del siglo XXI, no parece un hombre que esté listo para bajarse del tren del fútbol americano. A los 41 años, en su vigésima temporada como profesional, el veterano quarterback ha encontrado un nuevo hogar: los Pittsburgh Steelers. Pero más allá de lo anecdótico que pueda parecer este cambio, lo que verdaderamente llama la atención es la energía renovada del veterano mariscal.
“Una vez que esto deja de ser divertido, es cuando sabes que debes retirarte”, mencionó Rodgers con una sonrisa tras una práctica con calor sofocante en las instalaciones de Saint Vincent College, en Latrobe, Pennsylvania.
Y, por ahora, sigue siendo divertido.
Una conexión inesperada: Rodgers y Tomlin
Desde hace años, Rodgers ha expresado admiración por el entrenador de los Steelers, Mike Tomlin. Finalmente trabajar juntos parece haber energizado aún más su experiencia. “Siempre quise jugar para un coach como Mike”, dijo Rodgers ante un grupo de periodistas. La cultura física, intensa y competitiva que propone Tomlin parece ser justo el combustible que necesitaba una estrella que viene de años tormentosos con lesiones y cambios polémicos en los Jets.
Tomlin, por su parte, ha elogiado la presencia de Rodgers en el equipo, destacando que “una mente como la suya eleva instantáneamente el nivel en el vestuario”. En una plantilla llena de jóvenes —como el novato de 21 años Derrick Harmon, quien apenas gateaba cuando los Packers seleccionaron a Rodgers en 2005—, el quarterback se convierte en mentor, figura paternal y brújula competitiva.
De dorm rooms a zona de anotación: Espíritu colegial
Volver a vivir en dormitorios universitarios, como lo exige el campo de entrenamiento de los Steelers en Saint Vincent College, le dio un tono nostálgico a esta etapa. “No vivía algo así desde que los Packers dejaron St. Norbert College durante la pandemia”, recordó con cierta ternura.
Pero más allá de las comodidades, Rodgers ve valor en lo intangible: la camaradería. “Después de reuniones, todos nos juntamos. Anoche estuve en la habitación de Highsmith. Eso no sucede en cada equipo”, señaló. El quarterback reconoce que formar química fuera del campo con sus nuevos compañeros es clave, especialmente si —como muchos sospechan— este 2025 se trata de su última danza en la NFL.
Rodgers y la intensidad del entrenamiento "a la antigua"
Uno de los elementos que más sorprendió al veterano fue el enfoque "old school" de Tomlin durante las prácticas. “Tenía años sin formar parte de una sesión de tacleo real”, dijo visiblemente asombrado.
Durante el famoso ejercicio de “seven shots” (una serie de intentos de conversión de dos puntos), Rodgers no se guardó nada. Su primer pase fue bloqueado por el safety DeShon Elliott, con quien compartió risas y un high-five. Luego, mostró su maestría leyendo la jugada y encontrando al ala cerrada Jonnu Smith con precisión quirúrgica.
Pero su momento cumbre vendría al final de la serie: con el ejercicio empatado y la defensa presionando, Rodgers lanzó un pase arqueado al rincón trasero de la zona de anotación. Allí, DK Metcalf —otro refuerzo clave para Pittsburgh— realizó una recepción acrobática con ambos pies dentro del campo. Fue un destello del Rodgers clásico.
¿El fin del camino?
Rodgers decidió firmar con los Steelers en junio de este año, luego de meses de contemplar el retiro. Muchos pensaron que su paso por los New York Jets —marcado por una lesión en el tendón de Aquiles que terminó su temporada en la primera serie ofensiva— sería su último capítulo. Pero Rodgers no quiso terminar su carrera así.
Volver, y hacerlo en un escenario completamente distinto, requiere humildad. Ya no es el dueño absoluto del vestidor, ni el protagonista exclusivo. Pero ese cambio de rol parece haberlo revitalizado. Ahora es el sabio, casi zen en su enfoque. “No es malo recibir algunos golpes en el campo. Aprendes más de los errores que del éxito”, aseguró.
El otro lado de la moneda: Cowboys, Moton y el caos del cambio
Mientras Rodgers encuentra paz en Latrobe, otros protagonistas de la NFL viven momentos de caos o nostalgia.
- Los Dallas Cowboys tuvieron que ver cómo su nuevo entrenador, Brian Schottenheimer, cancelaba una práctica luego de múltiples peleas internas entre jugadores. Schottenheimer, en un gesto más propio de la liga universitaria que de la NFL, obligó a sus atletas a correr como castigo. “No estamos enfrentando a Dallas. Somos compañeros”, dijo frustrado el liniero Nate Thomas.
- En Carolina, el veterano tackle Taylor Moton se quebró en lágrimas al hablar con la prensa. A sus 30 años, tras más de 100 juegos como titular con los Panthers, podría estar jugando su última temporada en ese uniforme. Sin extensión de contrato sobre la mesa y con un equipo en reconstrucción, Moton solo espera cerrar con broche de oro: “Si es mi último año, quiero que también sea el mejor”.
¿Qué representa Rodgers para la NFL moderna?
Aaron Rodgers siempre ha sido una figura polarizante. Sus declaraciones fuera del campo, su posturas sobre vacunas y sus polémicas en Green Bay le hicieron ganar y perder seguidores. Pero dentro del emparrillado, hay consenso: es una de las mentes más brillantes que ha pisado una cancha en las últimas dos décadas.
Su manera de lanzar el balón, de identificar esquemas defensivos y de improvisar cuando todo parece perdido, ha sido inspiración para generaciones. En una era donde la NFL obsesiona con la juventud —Bryce Young, Caleb Williams, CJ Stroud— Rodgers representa la resistencia del conocimiento, la astucia, el liderazgo maduro.
Latrobe como metáfora
El hecho de que Rodgers esté en un pueblo pequeño como Latrobe, compartiendo cuarto y cenas con chicos que podrían ser sus hijos, no es un detalle menor. Representa el regreso a lo esencial, una vuelta a los orígenes cuando el fútbol se trataba de pasión, no de contratos multimillonarios.
Y tal vez allí radica su verdadera motivación hoy día. No en ganar un Super Bowl más —aunque nunca dejará de desearlo—, sino en dejar un legado diferente. Uno que se mida no solo en anillos, sino también en cómo ayudó a otros a crecer.
Rodgers lo dijo sin rodeos: “Me encanta estar aquí. Sigo sintiendo la chispa. Y eso, a esta edad, es un milagro”.
Puede que esta sea su última temporada. Pero si es así, será a su manera. Y con toda la dignidad que solo un grande puede conservar hasta el final.
Foto: Pittsburgh Steelers quarterback Aaron Rodgers, izquierda, finge una entrega al corredor Kaleb Johnson durante una práctica en el campamento de entrenamiento de fútbol americano del equipo en Latrobe, Pa., martes 29 de julio de 2025. (Foto de Gene J. Puskar)