Estados Unidos, militarización ideológica y el regreso del puritanismo político

La decisión de destituir a Jen Easterly de West Point revela un intento de imponer un pensamiento único en las instituciones clave del país bajo la administración Trump

Una decisión que sacude las bases de la academia militar

La reciente orden del secretario del Ejército de Estados Unidos para que la Academia Militar de West Point revise sus prácticas de contratación y rescinda la designación de Jen Easterly como profesora distinguida refleja una transformación profunda y peligrosa en el modo en que se entiende la formación de los futuros líderes militares. Esta decisión, impulsada por presiones políticas y mediáticas de sectores extremistas, representa mucho más que una simple revocatoria laboral: es un símbolo de la lucha por el control ideológico de las instituciones esenciales del Estado.

¿Quién es Jen Easterly y por qué fue vetada?

Jen Easterly no es una figura cualquiera. Es una veterana de combate del Ejército, graduada de West Point y exdirectora de la Agencia de Seguridad de Ciberseguridad e Infraestructura (CISA), cargo que ocupó bajo la administración de Joe Biden. Dirigió los esfuerzos nacionales en la protección de infraestructuras críticas, entre ellas presas, bancos, plantas nucleares y sistemas electorales. Pero lo que más la catapultó a la polémica fue el trabajo de su agencia para combatir la desinformación sobre las elecciones y la pandemia del COVID-19.

Tal labor, que sería considerada patriótica y responsable en otras circunstancias, fue vista por sectores del Partido Republicano como una forma moderna de censura política. De ahí que su contratación por parte de West Point desatara una tormenta, impulsada incluso por figuras como Laura Loomer, activista de extrema derecha, quien acusó públicamente a los "remanentes de Biden" en el Pentágono de "socavar" la agenda de Donald Trump.

Una purga ideológica en las fuerzas armadas

La decisión no puede ser vista aisladamente. Responde a una tendencia creciente de intentar alinear las instituciones gubernamentales y militares con una única visión nacionalista, conservadora y profundamente desconfiada de las figuras que forman parte o fueron aliadas de administraciones demócratas.

Según el propio memorando del secretario del Ejército, Dan Driscoll, a partir de ahora se prohíbe a organismos no gubernamentales y externos nombrar empleados en la academia, incluidos profesores. Además, se exige una inmediata revisión de las políticas de contratación, lo que, en esencia, busca blindar a West Point de voces disidentes o percibidas como progresistas.

El rol de CISA y el fantasma de la censura

Fundada en el año 2018, la CISA se convirtió rápidamente en la agencia líder en materia de ciberseguridad nacional. Su trabajo ha sido vital para prevenir sabotajes, ataques de ransomware y manipulación electoral extranjera. Bajo el liderazgo de Easterly, la agencia intentó frenar campañas de desinformación que ponían en riesgo no solo elecciones, sino también la vida de millones de personas durante la pandemia.

Sin embargo, desde que Donald Trump inició una cruzada contra los resultados electorales de 2020 —declarando sin pruebas un fraude masivo—, cualquier intento institucional por desmentir esas afirmaciones fue asumido como una agresión directa contra su figura. Easterly fue entonces colocada en el centro de esta polémica. Aunque ella ha negado cualquier intervención partidista o intento de censura, basta una etiqueta en redes para desencadenar su destitución.

Laura Loomer y el poder de la ultraderecha digital

Uno de los elementos más preocupantes de este episodio es la capacidad que tienen actores como Laura Loomer para incidir en decisiones tan sensibles. Loomer, conocida por sus declaraciones incendiarias y su colaboración informal con el círculo de Trump, mantiene una campaña constante para "depurar" a quienes considera enemigos del nuevo orden conservador. A lo largo de los últimos años, ha celebrado la salida de funcionarios acusados de mostrar "insuficiente lealtad".

Este episodio recuerda que la política trumpista trasciende la Casa Blanca y se incrusta en cada rincón del Estado. Basta con una publicación viral, y figuras de la talla de un secretario del Ejército responden con acciones contundentes.

“No estamos formando activistas de la censura”

La frase del portavoz del Pentágono, Sean Parnell, es contundente: “No estamos formando activistas de la censura. Estamos formando guerreros y líderes”. Su declaración resume una visión utilitaria del ejército centrado en el combate y ajeno a ideas, valores sociales o pensamiento crítico.

Este tipo de discurso pone en tela de juicio la naturaleza misma del liderazgo militar moderno, que ya no puede quedar limitado al campo de batalla. En el teatro de guerra cibernético, por ejemplo, educación, inteligencia, ética y ciencia son tan cruciales como el entrenamiento físico o la logística bélica.

La educación militar como campo de batalla político

La academia de West Point, fundada en 1802, ha sido durante siglos un pilar en la formación de los oficiales de élite del Ejército estadounidense. A lo largo de su historia, ha abrazado valores como disciplina, honor, rigor intelectual e integridad. Incorporar voces expertas en ciberseguridad y en defensa de derechos digitales como Easterly debería ser visto como un paso natural hacia la modernización pedagógica. Sin embargo, la ideologización del espacio militar no solo pone en riesgo el presente, sino también la calidad de quienes liderarán las fuerzas armadas en décadas futuras.

No es un caso aislado: un patrón preocupante

La destitución de Easterly forma parte de un patrón más amplio. Desde el regreso de Trump al poder, ha habido múltiples episodios de presiones directas o indirectas sobre instituciones educativas, judiciales y militares. Entre los casos más notorios se encuentran:

  • Purga de expertos en cambio climático de agencias federales.
  • Bloqueo a nombramientos en universidades por ser “progresistas”.
  • Campañas contra libros escolares y universidades que promueven debates sobre racismo sistémico o historia afroamericana.

Esta tendencia refuerza una narrativa de "restauración patriótica" donde cualquier disidencia, por técnica o profesional que sea, se traduce como traición al "nuevo orden".

Los riesgos de politizar la seguridad nacional

En un mundo donde las amenazas son globales, multidimensionales y tecnológicamente avanzadas, debilitar a los organismos encargados de proteger la infraestructura crítica del país por motivos ideológicos es una verdadera jugarreta contra la seguridad nacional.

La visión de que figuras como Easterly son peligrosas para el status quo por defender la integridad en los procesos electorales, simplemente transmite el mensaje de que la verdad objetiva es enemiga del poder político si ésta no se alinea con sus intereses.

No solo se ataca a la persona, sino también al modelo de profesionalismo apolítico que ha sido base del estamento estatal estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial.

¿Cuál es el futuro de West Point?

Después de este episodio, West Point tendrá que decidir entre transformarse en una institución al servicio de intereses políticos fluctuantes o defender su independencia académica, rigor científico y excelencia integral. Dejar fuera a profesionales como Easterly no solo empobrecerá el catálogo docente, sino que condicionará la visión del mundo que los futuros oficiales adquirirán sobre los desafíos contemporáneos.

El think tank RAND Corporation señalaba en un informe de 2022 que "la educación militar debe incorporar cada vez más competencias digitales, éticas y geopolíticas para preparar a líderes integrales en escenarios complejos". Sin voces plurales, esta meta será casi imposible.

Más allá de la academia: un laboratorio de lo que puede venirse

Este evento no debe verse apenas como una anécdota educativa. Es el reflejo de una estrategia más grande que apunta a subordinar las instituciones a una visión única del mundo, autoritaria, nacionalista e ideológicamente purificada.

La decisión del secretario del Ejército no fue producto de una investigación o un comité académico: fue respuesta directa a un tuit político. Y eso marca una línea roja sobre cómo se están tomando decisiones cruciales en el corazón mismo del aparato del Estado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press