Europa, China y EE.UU.: El nuevo laberinto del comercio global y el futuro económico en jaque

Análisis de una economía europea estancada, una China cautelosa y una guerra de tarifas que amenaza con dañar las cadenas de valor globales

Un panorama económico europeo en cámara lenta

Europa comenzó el segundo trimestre del año con una cifra deslucida: un crecimiento del PIB de apenas 0.1% entre abril y junio, según los datos publicados por Eurostat. La tímida expansión sucede a un repunte del 0.6% en el primer trimestre, impulsado en aquel momento —paradójicamente— por el nerviosismo previo a la implementación de una nueva ronda de aranceles estadounidenses.

El salto inicial fue engañoso. Empresarios de la zona del euro se apresuraron a exportar mercancías antes del alza de aranceles por parte de los Estados Unidos, dejando una resaca económica en el segundo trimestre.

Alemania y la fragilidad del gigante europeo

La locomotora económica de Europa, Alemania, registró una contracción del 0.1%. Esto la mantiene en niveles similares a los de antes de la pandemia del COVID-19, es decir, seis años sin ganancias netas reales. ¿La razón? Una tormenta perfecta que incluye la competencia feroz de China, altos precios de energía tras la guerra en Ucrania, envejecimiento demográfico y una carga burocrática que frena la inversión.

"Con los aranceles del 15% en EE.UU., se calcula que el PIB europeo podría disminuir en 0.2%", explica Franziska Palmas, economista senior de Capital Economics.

Francia logró un crecimiento del 0.3%, basado casi exclusivamente en incremento de inventarios —especialmente del sector automotriz y aeroespacial—, mientras que Italia también se contrajo un 0.1%. Solo España mostró fuerza, con un crecimiento saludable del 0.7%.

¿Qué hay detrás de los nuevos aranceles estadounidenses?

Washington ha iniciado una nueva fase proteccionista bajo el liderazgo del presidente Donald Trump. En abril se anunció un arancel del 15% sobre productos europeos, una táctica para presionar a socios comerciales antes de nuevos acuerdos bilaterales.

Esta política no solo afecta a Europa. China también se encuentra en medio de una guerra arancelaria de mayor volumen, lo que evidencia que sigue latente la pugna por el liderazgo económico global.

China: resiliencia moderada con estrategia paciente

En Beijing, el Politburó del Partido Comunista Chino discutió en una reunión clave las acciones a tomar ante los desafíos externos, especialmente la amenaza de un aumento de aranceles por parte de EE.UU., que hoy están pausados pero podrían reanudarse si no se alcanza un acuerdo antes del 12 de agosto.

China creció a una tasa anual del 5.2% en el segundo trimestre, aunque muchos analistas creen que el crecimiento real podría ser menor: las ganancias industriales cayeron un 1.8% en la primera mitad del año y un 4.3% sólo en junio.

El gobierno chino prometió apoyo financiero a sus empresas exportadoras, en particular a través de devoluciones de impuestos y zonas piloto de libre comercio. Pero no anunció medidas agresivas, lo cual refleja una cautela estratégica.

"China tomará medidas razonables para asegurar su seguridad energética conforme a sus intereses nacionales", advirtió Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.

Los efectos colaterales: el comercio mundial como rehén

Estos enfrentamientos arancelarios generan efectos secundarios que afectan las cadenas globales de valor. Por ejemplo:

  • Las empresas aceleran o retrasan exportaciones, alterando los flujos logísticos.
  • Los consumidores finales enfrentan precios más elevados.
  • Se incentiva la relocalización de fábricas para esquivar tarifas.

En el caso europeo, la mayor parte de las exportaciones hacia EE.UU. provienen de sectores automotriz, farmacéutico y de maquinaria industrial. Un arancel del 15% se traduce, según expertos, en una pérdida potencial de más de 100 mil millones de euros en tres años.

Para China, el problema es aún mayor. EE.UU. aplica actualmente un arancel del 30% sobre importaciones chinas, mientras Pekín impone un 10% sobre bienes estadounidenses. Aunque están en pausa, su simple existencia genera incertidumbre.

¿Qué pasa ahora? Las variables más volátiles

Todo gira en torno a un punto de inflexión: ¿se ampliará la tregua comercial entre China y EE.UU.? Las conversaciones en Estocolmo entre el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, fueron calificadas como "constructivas", pero no resolvieron nada concreto.

Mientras tanto, los inversionistas globales se mantienen en modo espera. ¿Invertir más en Europa? ¿Trasladar producción fuera de China? ¿Invertir en EE.UU., aun con un dólar fuerte y tasas de interés altas?

La incertidumbre es el nuevo costo oculto del comercio mundial.

Un cambio de paradigma en el comercio internacional

Si algo ha quedado claro tras estos últimos años es que el modelo de globalización «sin fricción» que imperó tras la Guerra Fría está haciendo agua.

Ahora los países intentan reconquistar la autonomía estratégica: Europa busca independencia energética, China apunta a su mercado interno y EE.UU. está recompensando las cadenas de suministro “amigas” o locales.

Esto ha desencadenado un regreso de los “estados estrategas”, donde el gobierno juega un rol decisivo en determinar qué sectores deben protegerse o incentivarse.

El papel de las nuevas tecnologías y las tensiones geopolíticas

Además de lo económico, las tensiones están muy ligadas a la hegemonía tecnológica. El auge de la inteligencia artificial, la supremacía de los semiconductores y el rol de datos como nuevo petróleo del siglo XXI han creado nuevas arenas donde las potencias compiten.

Esto ha llevado no solo a aranceles, sino también a restricciones sobre exportaciones tecnológicas, como las impuestas por EE.UU. sobre chips avanzados hacia China. En respuesta, China limitó exportaciones de minerales críticos como el galio y el germanio.

Todo este contexto complica mucho más los pronósticos económicos. Ya no basta con mirar inflación o PIB. El futuro de la economía dependerá cada vez más del ajedrez geopolítico.

¿Estamos ante el inicio de un nuevo orden económico internacional?

Los eventos recientes parecen indicar que sí. La interdependencia absoluta está dejando paso a bloques económicos más definidos, alianzas estratégicas y medidas defensivas como subsidios o tarifas.

La pregunta clave será: ¿cómo lograr una transición ordenada sin caer en proteccionismos destructivos?

Por ahora, Europa necesita redefinir su modelo productivo; China busca mantener estabilidad durante esta tormenta comercial; y EE.UU. parece firme en su estrategia de presión.

Pero si algo hemos aprendido: nadie gana en una guerra de tarifas, y el tiempo dirá si esta contienda es solo otra batalla más o el inicio de una nueva era.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press