Samuel Doria Medina: El empresario que podría derrocar al MAS en Bolivia
Tras décadas de dominio del Movimiento al Socialismo, Bolivia enfrenta una histórica elección donde por primera vez un candidato ajeno a la izquierda tiene posibilidades reales de ocupar la presidencia
Una candidatura conocida, una posibilidad inesperada
En Bolivia, el nombre de Samuel Doria Medina no sorprende a nadie. Este empresario e industrial boliviano ha sido candidato presidencial en múltiples ocasiones —2005, 2009 y 2014—, todas sin el éxito deseado. Sin embargo, a diferencia de sus intentos anteriores, esta vez hay un cambio dramático en el panorama político.
Bolivia encara comicios en un entorno de crisis económica, polarización política y descontento social. Esto ha convertido a Doria Medina, quien fue una figura casi decorativa del centro-derecha boliviano por años, en un contendiente real con serias posibilidades de llegar a la presidencia.
El derrumbe del “milagro económico” de Evo Morales
El Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por Evo Morales, gobernó Bolivia durante casi dos décadas con una mezcla de políticas populistas, estatismo y éxitos económicos alimentados por la exportación de gas natural. Durante su auge, Bolivia logró reducir la pobreza de un 60% a menos del 40%, un logro muy celebrado tanto dentro como fuera del país (CEPAL, 2019).
No obstante, la crisis de divisas, la escasez de combustible y una creciente dependencia de las importaciones han colapsado aquel modelo económico exitoso. Las reservas internacionales bolivianas cayeron de $15.000 millones en 2014 a menos de $2.000 millones en 2024, según datos del Banco Central de Bolivia.
El MAS también enfrenta una división interna profunda entre el presidente en ejercicio, Luis Arce, y Evo Morales, quien fue excluido de la contienda electoral y actualmente enfrenta una orden de detención. Las encuestas muestran a Doria Medina en la delantera, precisamente como consecuencia del caos político que debilita a sus rivales.
¿Quién es Samuel Doria Medina?
Este exministro de Planeamiento en la década de 1990 es conocido tanto por su trayectoria empresarial —propietario de las franquicias bolivianas de Burger King y cadenas hoteleras— como por sus múltiples intentos de obtener poder político. Fundador de la cementera Soboce, convirtió su imperio industrial en una de las empresas más exitosas de Bolivia antes de venderla por más de $300 millones.
Aunque siempre corrió con plataformas de moderado corte liberal, poco pudo hacer frente al masivo caudal político de Evo Morales, quien lideraba un movimiento indígena y campesino arraigado profundamente en el país. Hoy, sin embargo, Doria Medina promete una ruptura definitiva con el legado del MAS.
Promesas de cambio y ajuste “a la Milei”
En sus intervenciones públicas más recientes, Doria Medina ha prometido un ajuste económico de choque similar al del presidente argentino Javier Milei, quien eliminó controles cambiarios, recortó subsidios y devaluó la moneda en su primer mes de gobierno.
“Este tipo de crisis tiene que resolverse muy rápido”, dijo Doria Medina en una entrevista. Como primer paso, plantea eliminar los subsidios a los combustibles que hoy colocan el precio de la gasolina en Bolivia en torno a $0.30 por litro—comparado con el dólar por litro en países vecinos. Solo en 2023, Bolivia gastó $3.000 millones en subsidiar carburantes, una cifra insostenible en medio de la crisis fiscal.
La radical reorientación geopolítica
Durante los gobiernos del MAS, Bolivia estrechó lazos con potencias como China, Rusia e Irán. Bajo la presidencia de Morales o Arce, Bolivia formó parte activa de foros como el ALBA y siquiera renovó convenios de cooperación estratégica con Estados Unidos.
Doria Medina propone una reestructuración total de las relaciones exteriores. Planea reintegrar a Bolivia en el circuito económico occidental, especialmente con Estados Unidos. Esta alianza tendría una base económica sólida: el interés norteamericano por acceder a los vastos yacimientos de litio bolivianos, un recurso estratégico clave para las baterías eléctricas y energías renovables.
“Vamos a tener un acuerdo con Estados Unidos para que nuestros productos entren al mayor mercado del mundo”, afirmó el candidato.
¿Y Evo Morales?
Una de las promesas más controvertidas de Doria Medina es su disposición a encarcelar a Evo Morales, quien enfrenta acusaciones de relación sexual con una menor de edad. Morales, autoexiliado en su bastión del Chapare, denuncia persecución política, pero el empresario ha sido claro:
“Uno debe cumplir la ley. Hay una orden de arresto (...) Morales va preso.”
Consultado sobre si esto provocaría una revuelta popular, Doria Medina fue categórico: “Evo ya no tiene ese poder político. La gente está indignada con él”.
Andrónico Rodríguez, la incógnita del MAS
Con Arce fuera de la contienda y Morales excluido, el único candidato significativo del MAS es Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y otrora pupilo político de Morales. Sin embargo, Morales lo acusa de “traidor” por competir en estos comicios.
Rodríguez, con apenas 36 años, intenta reconstruir la unidad del MAS mientras éste atraviesa su fragmentación más profunda desde su creación. Aunque lidera a parte del electorado tradicional masista, su falta de carisma y el desgaste institucional limitan seriamente sus posibilidades electorales.
El electorado: entre el hartazgo y la esperanza
Las encuestas marcan una tendencia significativa: más del 60% de los bolivianos quiere un cambio total de rumbo político (Fuente: CEDLA). Esto incluye adherentes históricos del MAS que hoy enfrentan una situación económica desesperante con el mercado negro de dólares duplicando al tipo oficial, una crisis de aprovisionamiento de combustible y una corrupción estructural difícil de contener.
Muchos manifiestan hoy su votación como un “castigo” simbólico a Morales. En ese contexto, Doria Medina emerge como un voto útil y pragmático, más por la necesidad de cambio que por adhesión ideológica.
El futuro inmediato
La elección del 17 de agosto de 2025 representa un punto de inflexión en la historia democrática boliviana. Si Doria Medina logra capitalizar el hartazgo social sin provocar estallidos sociales ante sus ajustes fiscales, Bolivia podría asistir a una de las transiciones más disruptivas desde la vuelta a la democracia en 1982.
Los desafíos son colosales: reformular el modelo económico, restaurar las relaciones internacionales, enfrentar la conflictividad social y, por supuesto, lidiar con las secuelas del poder masista.
Pero también hay una oportunidad rara: traer nuevas voces a un escenario político que durante dos décadas pareciera haber estado secuestrado por una sola fuerza política.
Y para Samuel Doria Medina, tal vez, esta sea la última y definitiva oportunidad de reescribir la historia boliviana.