Tormentas comerciales y alianzas espaciales: India, EE.UU. y una relación que desafía la incertidumbre
Mientras Trump anuncia nuevos aranceles a India en medio de tensiones por el comercio y Rusia, ambos países lanzan juntos un satélite que monitoreará la Tierra con precisión sin precedentes
Por: Redacción Mundo
De las tarifas a la órbita: un vínculo contradictorio
India y Estados Unidos viven una relación compleja, con intereses compartidos y desafíos persistentes. Así lo demuestran las noticias más recientes: el expresidente Donald Trump anunció nuevos aranceles del 25% sobre productos indios, al tiempo que India y la NASA lanzaron conjuntamente uno de los satélites con tecnología más avanzada para estudiar la Tierra. En medio de las tensiones por el comercio y los posicionamientos geopolíticos ante Rusia y China, esta colaboración espacial ofrece una mirada distinta sobre cómo estos dos gigantes pueden cooperar incluso en medio de desacuerdos políticos.
Trump, India y los nuevos aranceles
Donald Trump, en una nueva escalada de su política proteccionista, anunció esta semana que impondrá un arancel del 25% sobre bienes provenientes de India. Además, cargará un impuesto adicional como penalización por las compras indias de petróleo y armamento ruso.
“India es un amigo, pero sus tarifas a nuestros productos son demasiado altas”, afirmó el expresidente a través de su plataforma Truth Social. Esta crítica no es nueva: durante su mandato, Trump ya señalaba que la relación comercial estaba desequilibrada a favor de India. En 2023, Estados Unidos tuvo un déficit comercial en bienes de 45.800 millones de dólares con India, según la Oficina del Censo de EE.UU.
La medida también se enmarca en un intento por relanzar los acuerdos comerciales multilaterales bajo condiciones más favorables para Estados Unidos. Acuerdos recientes con la Unión Europea, Filipinas e Indonesia han servido como argumento para implementar nuevos aranceles y equilibrar el déficit presupuestario generado por sus recortes fiscales.
India, Rusia y las tensiones energéticas
Uno de los puntos más sensibles para Washington es la estrecha relación entre Nueva Delhi y Moscú. India sigue siendo uno de los principales compradores de petróleo y armas rusas. Esta postura no ha cambiado ni siquiera tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, algo que Occidente en general ha condenado con dureza.
Donald Trump considera que las compras indias a Rusia financian indirectamente la guerra en Ucrania. La nueva penalización arancelaria viene, en parte, como un intento de presionar a India para que revise su posición.
Por su parte, India ha defendido su política exterior “multidireccional”, subrayando la necesidad de mantener relaciones equilibradas tanto con Occidente como con Rusia y China.
Un satélite de precisión milimétrica
Sin embargo, mientras las tensiones comerciales y diplomáticas aumentan, India y EE.UU. han alcanzado un hito histórico en la cooperación espacial. Se trata del lanzamiento conjunto del satélite NISAR (por sus siglas en inglés: NASA-ISRO Synthetic Aperture Radar), una herramienta de última generación que representará un cambio radical en la observación del planeta Tierra.
El lanzamiento se realizó desde India el miércoles, y el dispositivo, con un coste estimado de 1.300 millones de dólares, es el mayor esfuerzo conjunto en el espacio entre ambos países. NASA aportó 1.200 millones, mientras que **ISRO**, la Agencia India de Investigación Espacial, contribuyó 91 millones además del cohete de lanzamiento y la estructura principal del satélite.
Una joya tecnológica: NISAR
El satélite, apodado cariñosamente por científicos de NASA como una “joya”, montado con un reflector gigante recubierto de malla dorada, usará dos tipos de radar —uno estadounidense y otro indio— para analizar con extrema precisión los cambios en la superficie del planeta.
Según explicó Nicky Fox, directora de ciencia de la NASA, “es una misión que revolucionará la forma en que registramos y entendemos nuestro planeta”. Entre sus principales objetivos estarán:
- Monitoreo del derretimiento de hielos polares.
- Detección de desplazamientos mínimos de suelos capaces de anticipar terremotos.
- Control de cambios en humedales y bosques que afectan emisiones de CO2 y metano.
- Seguimiento del agua subterránea y su posible sobreexplotación.
El satélite volará a 747 kilómetros de altura, en órbitas polares, asegurando cobertura casi total del globo cada 12 días. Esta periodicidad permitirá anticiparse a desastres naturales como inundaciones, deslizamientos de tierra o erupciones volcánicas.
Geopolítica en órbita
Este lanzamiento no solo es un avance tecnológico, sino también un gesto diplomático. Pese a las tensiones comerciales, ambos países mantienen una agenda de colaboración estratégica en temas clave como defensa, tecnología de la información y seguridad espacial. Esta misión espacial puede leerse como un símbolo de estabilidad en una relación muchas veces volátil.
Justamente por eso Fox viajó personalmente a India para asistir al despegue. India también celebró el éxito desde el ámbito diplomático: “Esta misión beneficiará a toda la comunidad global”, declaró el ministro indio de Ciencia y Tecnología, Jitendra Singh.
Economía estadounidense: cifras sorprendentes
En paralelo a estas maniobras, Estados Unidos también dio a conocer cifras económicas que superaron toda expectativa. En el segundo trimestre del año, el PIB del país creció un 3% anualizado, contrarrestando la caída del 0,5% vista en el primer trimestre. Esa contracción inicial había estado impulsada por la oleada de importaciones, cuando las empresas intentaron evitar los efectos de los aranceles de Trump adelantando compras del exterior.
La inesperada recuperación se atribuye principalmente a una caída masiva en las importaciones durante el segundo trimestre (la más fuerte desde el inicio de la pandemia), lo que aportó más de 5 puntos porcentuales al crecimiento económico. El consumo privado, por su parte, creció solo un 1,4%, reflejando aún cautela entre los consumidores.
Asimismo, la inversión del sector privado cayó a un ritmo anual del 15,6%, el mayor descenso desde el inicio de la crisis del COVID-19. Las empresas comenzaron a liquidar inventarios acumulados durante el primer trimestre, lo que restó 3,2 puntos al PIB.
¿Contradicción o estrategia?
Es difícil no ver esta combinación de acciones como contradictoria: mientras arreciaban sanciones arancelarias por razones geopolíticas, se celebraba una robusta colaboración científica. Sin embargo, quizá refleja más bien los múltiples niveles que existen en las relaciones entre potencias modernas.
India, con su mercado de más de 1.400 millones de personas, se ha vuelto un actor fundamental para cualquier estrategia global, tanto desde lo comercial como desde lo geopolítico y científico. Estados Unidos lo sabe. Aunque existan diferencias sobre Rusia, tarifas o comercio, ambos países reconocen la necesidad de colaborar en grandes temas como el cambio climático, la gestión de recursos naturales, la exploración espacial y la inteligencia artificial.
Mientras tanto, el mundo observa cómo estos dos grandes democracias del siglo XXI negocian sus intereses en distintas órbitas: unas más cercanas al suelo duro de las tensiones, y otras tan elevadas como la estratósfera desde donde NISAR vigilará nuestro planeta, cada 12 días, señalando con precisión de milímetros cuando la Tierra está a punto de moverse.