Tuam: una fosa común, un país en crisis y los fantasmas de la Iglesia Católica

Años de silencio encubrieron una tragedia impensable: el hallazgo de casi 800 cuerpos de bebés en un antiguo hogar para madres solteras en Irlanda remueve los secretos más oscuros de su historia

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La herida abierta de Tuam

Irlanda, una nación con profundas raíces católicas, se enfrenta hoy a una de sus verdades más dolorosas. El inicio oficial de la exhumación de una fosa común en Tuam, una pequeña localidad al oeste del país, ha destapado de forma irrevocable las heridas históricas dejadas por los llamados "Mother and Baby Homes", instituciones religiosas donde durante décadas se encarceló, explotó y, en muchos casos, olvidó a mujeres solteras embarazadas y a sus hijos.

Este artículo tiene como enfoque el análisis de una tragedia institucional: lo que pasó, cómo se encubrió, quiénes fueron las víctimas y por qué ahora, más de un siglo después de la apertura del hogar, el país finalmente está listo para enfrentar su vergonzoso pasado.

Un sistema que castigaba a las mujeres

Desde el siglo XIX, Irlanda institucionalizó la marginalización de mujeres embarazadas fuera del matrimonio a través de una red de instituciones religiosas y estatales. El hogar de Tuam, que funcionó entre 1925 y 1961 bajo la dirección de las Hermanas de Bon Secours, fue solo uno entre muchos. En estos “hogares”, las mujeres eran obligadas a trabajar sin salario, muchas veces sometidas a humillaciones e incluso violencia.

La mortalidad infantil era alarmante. Solo en Tuam, más de 796 niños murieron sin registros de sepultura. Fueron descubiertos años después en lo que se creía un tanque séptico. El informe final de la Comisión de Investigación del gobierno irlandés reveló en 2021 que alrededor de 9,000 niños murieron en 18 de estas instituciones entre 1922 y 1998, una tasa de mortalidad de 15%.

El descubrimiento que cambió todo

Aunque rumores y hallazgos locales habían sugerido desde los años 70 la existencia de restos humanos en el terreno del antiguo hogar de Tuam, no fue hasta 2012 que la historiadora local Catherine Corless sacó a la luz la magnitud del horror.

Corless, tras una investigación meticulosa, descubrió que no había actas de entierro para 796 niños registrados como fallecidos en el hogar. Posteriormente, determinó que los restos descubiertos por dos niños décadas antes estaban localizados en un tanque séptico. Su investigación fue inicialmente ignorada, hasta que en 2014 una publicación del Irish Mail internacionalizó el escándalo.

Mientras más descubría sobre estos niños, más sentía la obligación de contar sus historias”, explicó Corless sobre su motivación. Su labor forzó al gobierno a crear una Comisión de Investigación en 2015.

La reacción de la Iglesia y el Estado

El entonces primer ministro Enda Kenny calificó el hallazgo como una "cámara de los horrores". Pocos años después, el Papa Francisco pidió disculpas públicas por los "crímenes cometidos" por la Iglesia relacionados con el trato a mujeres y niños en estos hogares.

En 2021, el primer ministro Micheál Martin ofreció una disculpa formal del Estado: “El Estado falló. Las mujeres y los niños fueron tratados de una manera inhumana”.

El país aprobó en 2022 una ley clave, la Institutional Burials Act, para dar autoridad legal a la exhumación de miles de restos de múltiples instituciones, permitiendo además su posible identificación.

Una tragedia con nombres y rostros

Cada archivo descubierto, cada cuerpo encontrado, representa una vida perdida y una historia silenciada.

Annette McKay supo que su madre fue enviada a Tuam tras haber sido violada por el encargado de un orfanato donde fue internada erróneamente como una “delincuente”. Su hermana, Mary Margaret, murió en el hogar en 1943 y su cuerpo jamás fue devuelto. “Me niego a poner el nombre de mi madre en una lápida hasta que ella pueda descansar con su niña”, dijo.

Otra víctima, Barbara Buckley, descubrió que fue adoptada a los 19 meses de nacida. Su madre jamás quiso hablar del tema; el silencio era una forma de protección y vergüenza. “No sabía que era mi cumpleaños cuando se reencontró conmigo. El trauma era tan profundo que habían sepultado los recuerdos”, relató.

Y está Pete Cochran, quien fue adoptado por una familia en EE.UU. al año y cuatro meses. “Fui afortunado, pero sé que muchos no lo fueron”, admite. Uno de los habitantes del pueblo lo enfrentó en un bar: “Antes escupía tu nombre, porque eso me enseñaron”.

Una cultura que permitió el olvido

El caso Tuam destapa no solo una herida institucional, sino también una profundamente cultural. Durante décadas, Irlanda vivió bajo un régimen católico que equiparaba el embarazo fuera del matrimonio con un pecado mortal. Estas mujeres eran abandonadas por sus familias, algunos bebés terminaban muertos y otros entregados en adopciones cerradas sin documentos ni rastros.

La sociedad irlandesa miraba hacia otro lado. El trauma colectivo y el peso del dogma religioso aún marcan las conversaciones sobre identidad, culpa y reparación.

Si bien las Hermanas de Bon Secours se han disculpado públicamente por haber “fallado en los principios del cristianismo”, muchas víctimas consideran que estos gestos serán vacíos mientras no se tomen acciones concretas, como identificar restos, construir monumentos con nombres y asegurar reparaciones psicológicas y legales.

¿Exhumar para sanar?

El 14 de julio de 2025, comenzó la excavación forense formal. Se estima que tomará entre dos y cuatro años identificar cada cuerpo, si es que eso llega a ser posible. El costo inicial entre 6 y 13 millones de euros parece insignificante comparado con el peso histórico y emocional del proceso.

Muchos familiares esperan al menos recuperar algún fragmento que permita cerrar el ciclo y dar un entierro digno a sus seres queridos. Otros, como Cochran, desean que haya menos cadáveres, lo que significaría que algunos niños sobrevivieron.

El legado de Catherine Corless

Este capítulo de Irlanda probablemente nunca hubiera sido abierto sin una mujer: Catherine Corless.

Desde su pequeña casa en las afueras de Tuam, revisando archivos y registros sin ayuda estatal, esta historiadora autodidacta cambió la narrativa nacional. Un monumento viviente al poder de la verdad.

“No quiero honores”, dijo en una entrevista en 2023. “Quiero que cada niño de ese hogar tenga su nombre, su historia y su descanso.”

Gracias a su labor, la historia olvidada de Tuam se ha transformado en símbolo: del poder de la memoria, de la necesidad de justicia y del deber de enfrentar los crímenes institucionales lanzados a la oscuridad durante demasiado tiempo.

¿Un nuevo horizonte para Irlanda?

La excavación de los restos en Tuam es más que una operación forense. Es una oportunidad histórica de redención nacional.

De este trabajo surgirán preguntas aún más profundas: ¿Qué tipo de país fue Irlanda? ¿Qué sociedad queremos construir? ¿Puede el perdón venir sin justicia?

Mientras los equipos retiran capa tras capa de suelo, también están desenterrando las raíces más profundas del dolor irlandés. Y quizás, en ese acto de dignidad hacia los más vulnerables, empiece finalmente a sanar su alma colectiva.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press