Ucrania bajo fuego: la crisis militar que expone la fragilidad del frente y la urgencia de un cambio estratégico
Un análisis de los recientes ataques rusos, el agotamiento del ejército ucraniano y las grietas en la defensa de Kyiv
Una nueva tragedia en Honcharivske
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha entrado en un preocupante espiral de violencia, dejando a la población y al ejército ucraniano al límite de sus capacidades. El reciente ataque con misiles rusos contra un centro de entrenamiento militar ucraniano en la región de Chernihiv, que dejó al menos tres soldados muertos y 18 heridos según fuentes ucranianas —y hasta 200 bajas entre muertos y heridos según Rusia— revela una serie de problemas críticos dentro de la estructura militar de Ucrania en pleno corazón del conflicto.
Las fuerzas rusas lanzaron dos misiles Iskander sobre el 169º centro de entrenamiento militar ucraniano en Honcharivske, uno con múltiples submuniciones y otro con carga explosiva de alto impacto. En un video difundido por el Ministerio de Defensa ruso, se observan múltiples explosiones pequeñas seguidas de una gran detonación, lo cual confirma el uso de municiones de fragmentación, prohibidas por muchas convenciones internacionales.
Una estrategia de desgaste y una crítica interna
Este ataque no es un caso aislado. Según explica un informe oficial, se trata del cuarto ataque letal contra instalaciones militares ucranianas en los últimos cinco meses. Los tres anteriores provocaron al menos 46 muertos y más de 160 heridos. Esta serie de golpes ha encendido alarmas dentro del propio gobierno y ejército ucraniano. Una comisión liderada por altos cargos de la Milicia de Ley Militar ha sido conformada para investigar si hubo negligencia o fallos de mando que permitieron el ataque.
"Esta última ofensiva pone en evidencia no solo la intensidad de la campaña aérea rusa, sino también las fallas estructurales en la defensa y movilización ucraniana", opinó la analista militar Olena Martyniuk en una entrevista para Ukrainska Pravda.
Desgaste al límite: la necesidad urgente de más soldados
Según cifras del propio gobierno, más de un millón de ucranianos visten el uniforme, contando fuerzas armadas, guardia nacional y otras unidades. Sin embargo, eso no ha impedido que el frente comience a fragmentarse por falta de personal.
Uno de los mayores problemas internos es la baja moral y la pérdida constante de soldados tanto por las bajas en combate como por deserciones. Las unidades están reportando un nivel alarmante de agotamiento y rotación insuficiente. Ante esto, el presidente Volodímir Zelensky firmó una ley que permite a hombres mayores de 60 años unirse voluntariamente al servicio militar. También se han creado incentivos financieros para atraer a hombres de entre 18 y 24 años, aunque este grupo aún está exento del reclutamiento obligatorio que va de los 25 a los 60.
A pesar de estas medidas, el nuevo sistema de reclutamiento sigue sin llenar los vacíos. Y es que, más allá de elevar las cifras, se percibe una falta de estrategia clara para convertir estas incorporaciones en unidades operativas eficaces.
Una ofensiva implacable: la campaña aérea rusa
El ataque en Chernihiv se produjo al mismo tiempo que fuerzas rusas lanzaban la que tal vez sea una de las mayores campañas aéreas del año: 78 drones kamikaze fueron lanzados en una sola noche, incluyendo ocho nuevos drones propulsados por jets, según la Fuerza Aérea de Ucrania.
Este dato no solo pone en evidencia el avance tecnológico del armamento no tripulado ruso, sino también una preocupante tendencia: el incremento en ataques a objetivos civiles. Según la misión de la ONU en Ucrania, 6.754 civiles fueron muertos o heridos en la primera mitad de 2025. Esta es una escalada del 54% en comparación con el mismo periodo en 2024, lo que indica que la guerra se está volviendo aún más sangrienta para la población no combatiente.
Movimientos diplomáticos y presión internacional
Ante este panorama, algunos líderes mundiales han incrementado la presión sobre Rusia. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió hace días al anunciar que le daba a Putin hasta el 8 de agosto para lograr avances concretos en negociaciones de paz, amenazando con imposición de sanciones y tarifas más severas.
Aunque muchos dudan de la eficacia de estas amenazas, lo cierto es que simbolizan cierto nivel de hartazgo en Occidente. Varios analistas políticos creen que Putin pretende ganar tiempo con negociaciones estériles mientras intenta avanzar en el frente para capturar más territorio antes de cualquier acuerdo final.
Fallas internas y malestar en la tropa
Más allá de las amenazas externas, Ucrania enfrenta críticas internas por su manejo del conflicto. Casos repetidos de corrupción, reclutamientos caóticos y unidades que denuncian falta de municiones o entrenamiento adecuado están minando la credibilidad del alto mando militar.
“Desde hace meses denuncio que no tenemos equipamiento ni reemplazos. Todos los días estamos al borde del colapso, y nadie reacciona”, declaró un comandante ucraniano anónimo al medio independiente Kyiv Independent. Incluso ha habido reportes oficiales sobre unidades que, tras meses en el frente sin rotación, simplemente han comenzado a desobedecer órdenes o desaparecer.
Perspectivas inciertas hasta otoño
Con el verano marcando un ritmo lento pero constante de avance ruso, y con Ucrania más enfocada en resistir que en recuperar terreno, el panorama hasta otoño se vislumbra complicado. Sin una rotación significativa de tropas frescas y una estrategia renovada por parte de Kyiv, será difícil contener un posible nuevo intento de gran ofensiva rusa antes de fin de año.
Las señales indican que podría haber un refuerzo militar de la OTAN en materia de inteligencia y equipamiento, pero muchos coinciden en que eso no será suficiente si Ucrania no soluciona sus propios problemas internos primero.
En palabras del excomandante militar británico Richard Dannatt: “Puedes tener la mejor tecnología del mundo, pero si no tienes soldados bien entrenados y motivados, estarás condenado a perder terreno y, peor aún, credibilidad ante tu pueblo”.
¿Y ahora qué?
La pregunta que flota en toda Europa y en Ucrania misma es si el país aún tiene margen para reinventar su defensa y contener el avance ruso. Las cifras no son alentadoras, las tácticas rusas se han sofisticado y las promesas internacionales comienzan a diluirse en medio del cansancio geopolítico.
Lo cierto es que más allá de cumbres diplomáticas y mensajes de apoyo, la supervivencia de Ucrania depende ahora de su capacidad para regenerar su maquinaria militar aún en medio de la tormenta. Lo que ocurra en los próximos tres meses será crucial, no solo para los ucranianos, sino para el equilibrio de poder en toda Europa del Este.