El Vaticano se encamina a convertirse en el primer Estado carbono neutral del mundo

Con un ambicioso proyecto de energía solar, el Vaticano apuesta por la sostenibilidad ecológica y refuerza el legado verde del Papa Francisco

Un pequeño Estado con una visión grande

El Vaticano, la ciudad-estado más pequeña del planeta tanto en superficie como en población, está preparado para dar un gigantesco paso hacia un futuro sostenible: convertirse en el primer Estado carbono neutral del mundo. Este ambicioso objetivo será posible gracias a un acuerdo firmado recientemente con Italia para desarrollar un parque solar de 430 hectáreas en Santa Maria di Galeria, una localidad rural situada a unos 35 kilómetros al norte de Roma.

Este lugar, aunque hoy se perfila como el corazón de la estrategia energética del Vaticano, fue durante mucho tiempo fuente de controversia debido a las ondas electromagnéticas emitidas por las antenas de Radio Vaticano instaladas allí desde los años 50. Sin embargo, el nuevo plan promete transformar completamente el área, ofrecendo una nueva narrativa basada en el compromiso ecológico y las energías limpias.

Del conflicto ambiental a la vanguardia ecológica

Las antenas de Radio Vaticano han sido objeto de duras críticas por parte de vecinos de la zona, quienes durante décadas denunciaron problemas de salud vinculados a la radiación electromagnética. En los años 90 incluso se produjo una demanda judicial en la que se acusaba a las transmisiones de provocar enfermedades como la leucemia infantil. Aunque el Vaticano negó toda relación causal y los tribunales italianos no hallaron pruebas concluyentes, la Santa Sede accedió a reducir sus transmisiones en 2012.

Hoy el panorama es distinto. El Papa Francisco, reconocido mundialmente por su encíclica Laudato Si’ (2015) en la que llama a una "conversión ecológica" de las sociedades modernas, ha encontrado en Santa Maria di Galeria un lienzo perfecto para plasmar su visión. “Debemos cuidar la casa común”, afirmó el Papa, y este nuevo paso subraya que no se trata solo de palabras, sino de acciones concretas.

Un mega proyecto solar

El proyecto contempla la instalación de un parque solar que abarcará las 430 hectáreas actualmente disponibles en la zona, generando suficiente electricidad para satisfacer todas las necesidades energéticas del Vaticano. De hecho, se espera que la producción energética supere incluso el consumo actual, permitiendo a la Santa Sede incluso contribuir con energía a la red italiana.

El coste estimado del proyecto es de menos de 100 millones de euros, y según una declaración oficial del Vaticano, el desarrollo de la obra buscará preservar los usos agrícolas existentes y minimizar el impacto ambiental, en línea con su política ecológica.

Esta iniciativa representa un ejemplo sin precedentes entre los Estados soberanos del mundo. Ningún otro país ha implementado un plan tan ambicioso para reducir completamente su huella de carbono. En un mundo que lucha contra los efectos devastadores del cambio climático, la acción del Vaticano envía un mensaje potente de coherencia entre discurso y acción.

Un legado ecológico que trasciende a Francisco

El impulso para convertir esta idea en realidad no es exclusivo de Francisco. Su sucesor, el Papa León XIV, ha continuado desarrollando esta línea ecológica con entusiasmo. En junio de este año visitó el sitio de Santa Maria di Galeria para reafirmar su compromiso con el plan y mantener la coherencia con el legado de Francisco. En sus palabras, "continuaremos construyendo sobre esta visión, porque la ecología integral es camino de paz y justicia".

El acuerdo con Italia, firmado por el Ministro de Exteriores vaticano, el arzobispo Paul Gallagher, y el embajador italiano ante la Santa Sede, Francesco Di Nitto, requerirá el visto bueno del Parlamento italiano, dado que el territorio a utilizar goza de estatus extraterritorial, lo que complica pero no frena el desarrollo.

Una apuesta por la energía limpia en el corazón del catolicismo

Desde hace tiempo, el Papa Francisco insiste en la necesidad de alejarse de los combustibles fósiles y buscar alternativas que permitan mitigar la crisis climática. En múltiples ocasiones ha advertido que la humanidad se encuentra en “el borde del colapso climático” y que los líderes tienen una obligación moral de actuar con urgencia.

“Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han alcanzado valores nunca vistos en millones de años. Esta generación será recordada por su respuesta, o su inacción”,

– Papa Francisco, en Laudate Deum (2023)

El parque solar proyectado busca no solo cubrir la demanda energética del Vaticano, sino también generar conciencia y servir como fuente de inspiración global. Con este paso, la Santa Sede se suma a un pequeño grupo de instituciones religiosas y políticas que no solo hacen declaraciones climáticas, sino que las implementan con visión a largo plazo.

Contexto global: ¿puede seguir el mundo el ejemplo del Vaticano?

Según el Informe de Brecha de Emisiones del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), publicado en noviembre de 2023, el mundo debe reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 43% para 2030 respecto a los niveles de 2019 si quiere mantener viva la meta de limitar el calentamiento a 1,5 °C.

Mientras potencias como China, Estados Unidos e India continúan construyendo plantas de carbón o manteniendo industrias altamente contaminantes, la apuesta del Vaticano destaca como faro esperanzador. “El compromiso climático no puede depender solo de grandes países; también los valores y la moral ambiental juegan su rol”, señaló la ecóloga italiana Laura Mondaini del Instituto para el Medioambiente de Roma.

El simbolismo del sol para la Iglesia

Este movimiento del Vaticano encierra una fuerte carga simbólica para una institución que durante siglos ha vinculado la luz del sol con lo divino. Desde los vitrales de las catedrales góticas hasta los himnos litúrgicos como Laudate Dominum, la imagen del sol como reflejo de la bondad divina ha estado presente en la cosmovisión religiosa cristiana.

Hoy, esa luz se transforma en energía limpia, alimentando no solo las necesidades físicas de uno de los Estados más emblemáticos del mundo, sino también la esperanza de que otro futuro es posible.

Un modelo para otras religiones

La decisión del Vaticano también podría impactar en el mundo interreligioso y fomentar compromisos similares en otras confesiones. Diversos líderes de religiones abrahámicas como el judaísmo y el islam han manifestado ya su interés en seguir pasos parecidos. El documento conjunto Faith and Science: An Appeal for COP26, firmado en 2021 por líderes religiosos y científicos, pidió a los gobiernos abandonar los combustibles fósiles e invertir en energía renovable.

El embajador Di Nitto calificó el acuerdo como "histórico e inspirador", e instó a otros Estados a colaborar en iniciativas similares. Francia, por ejemplo, planea convertir abadías clausuradas en estaciones solares. Mientras, la Iglesia Católica alemana ya ha lanzado una iniciativa para que todas sus propiedades sean energéticamente autosuficientes para 2040.

Un ejemplo moral en tiempos difíciles

Mientras que numerosas cumbres climáticas han producido acuerdos que pocas veces se han concretado, quizás el gesto del Vaticano sea una bocanada de aire fresco para un mundo que necesita acciones más que promesas. Si bien su aporte en emisiones podría ser insignificante dado su tamaño, el valor moral de este paso podría encender una cadena global de conciencia ambiental.

El Vaticano demuestra que incluso los Estados con recursos limitados pero voluntad firme pueden liderar con el ejemplo. En un momento donde el planeta clama por soluciones reales, la sede de San Pedro irónicamente podría convertirse en líder de una revolución solar que nos beneficie a todos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press