Gaza al borde del colapso: entre balas, hambre y diplomacia fallida
Mientras la ayuda humanitaria se convierte en un bien mortal, la comunidad internacional presiona a Israel y Hamas sigue resistiendo. ¿Dónde está la salida?
Una crisis humanitaria sin precedentes en Gaza
La Franja de Gaza está viviendo los peores momentos de su historia reciente. En las últimas 24 horas, al menos 91 palestinos han muerto y más de 600 han resultado heridos en incidentes relacionados con la distribución de ayuda humanitaria. Tan solo el miércoles, 54 personas perdieron la vida cerca del cruce de Zikim, en el norte de la Franja, donde se registró una brutal estampida y tiroteos mientras miles de personas intentaban acceder a camiones con alimentos y suministros.
Los datos del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, han sido la principal fuente para organizaciones internacionales. Aunque muchas víctimas fueron trasladadas a hospitales pequeños e inaccesibles, la cifra de muertos podría ser aún superior. Israel, por su parte, asegura que no abrió fuego contra los civiles y que la violencia provino de enfrentamientos entre palestinos.
¿Cómo se ha llegado a esto?
La guerra actual comenzó el 7 de octubre de 2023 cuando Hamas lanzó un ataque sorpresa sobre el sur de Israel, matando a unas 1,200 personas y secuestrando a 251 más. Desde entonces, la respuesta de Israel ha sido una campaña militar devastadora que ha dejado más de 60,000 muertos en Gaza, según el Ministerio de Salud gazatí. La cifra incluye tanto militantes como civiles, en un conflicto que ha arrasado hospitales, viviendas, centros educativos y suministros básicos.
El punto más crítico es que Gaza está, literalmente, muriendo de hambre. Las entidades humanitarias llevan meses advirtiendo sobre una hambruna inminente. Una combinación de bloqueos, destrucción de infraestructura y violencia ha dejado a la población palestina sin acceso regular a alimentos, agua o medicamentos.
Estados Unidos e Israel: una relación tensa en medio del caos
La llegada del enviado especial del expresidente Donald Trump, Steve Witkoff, a Israel representa uno de los intentos diplomáticos más visibles para reconducir la situación. Su misión: dialogar con el primer ministro Benjamin Netanyahu sobre un posible alto al fuego y mejorar el acceso a ayuda humanitaria.
Sin embargo, Witkoff ya expresó su frustración hace apenas una semana. Según él, la última respuesta de Hamas “demuestra una falta de voluntad” para llegar a un acuerdo. Entre tanto, los equipos de negociación de Estados Unidos e Israel han sido llamados a consulta desde Catar, donde se estaba gestionando una mediación.
El papel contradictorio de Europa y otras potencias
Uno de los apoyos históricos de Israel ha sido Alemania. Pero incluso Berlín ha elevado su tono en los últimos días. Johann Wadephul, Ministro de Asuntos Exteriores alemán, declaró antes de reunirse con las autoridades en Tel Aviv y Cisjordania que “el reconocimiento de un Estado palestino debe llegar, y el proceso debe comenzar ya”.
Otros aliados como Francia, Reino Unido y Canadá ya han adelantado que considerarán reconocer a un Estado palestino en septiembre. Aunque Alemania no ha llegado a ese punto, el hecho de que incluso sus viejos aliados cuestionen sus acciones expone el endurecimiento del discurso internacional contra Israel.
El impacto en la población y el colapso del sistema humanitario
Israel anunció recientemente nuevas medidas para permitir la entrada de ayuda. Según el organismo militar israelí encargado de la coordinación humanitaria, el miércoles ingresaron a Gaza 270 camiones y se lanzaron 32 cargas de ayuda desde el aire. Pero estas cifras están muy por debajo de las 500 a 600 camiones diarios que las ONG consideran mínimos indispensables.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) denunció que la falta de acceso ha convertido a Gaza en un “escenario de hambruna en desarrollo”, destacando que ni siquiera las medidas anunciadas son suficientes para contener la crisis.
Israel frente a sus ciudadanos
Dentro del propio Israel, las voces de disidencia también aumentan. Miles de personas protestaron el miércoles frente a la oficina de Netanyahu en Jerusalén. Entre ellos, familiares de los 50 rehenes que siguen retenidos en Gaza, incluidos unos 20 que se cree aún están con vida.
Las pancartas exigían un “fin inmediato a la guerra”, reclamando una solución que garantice la seguridad de ambos pueblos y el retorno de los capturados. Esta presión interna pone en jaque la capacidad del gobierno israelí para mantenerse firme en su actual estrategia militar.
¿Es el fin de la diplomacia internacional tal como la conocemos?
Mientras Witkoff conversa sobre un alto al fuego y Alemania exige acciones concretas, los proyectos de ayuda internacional parecen destinados al fracaso si no se garantiza mínimamente un corredor humanitario más robusto. A día de hoy, las organizaciones no tienen condiciones ni garantías para repartir suministros de forma segura.
Las recientes muertes en torno a los camiones de ayuda, la incapacidad de bloques como la ONU o la UE para imponer soluciones concretas, y la continua violencia hacen que los esfuerzos diplomáticos se vean cada vez más como meros actos simbólicos.
El precio humano de la inacción
Más allá de estrategias políticas, uno de los panoramas más sombríos es el de los hospitales colapsados, las familias sin hogar y los rostros desnutridos de una niñez a la deriva. Gaza es hoy un recordatorio trágico de cómo la política puede fallar a los pueblos que dice proteger.
Al igual que Etiopía tuvo que movilizar a 15 millones de personas solo para plantar árboles, la comunidad internacional enfrenta el reto de movilizar su maquinaria diplomática y humanitaria para impedir un genocidio por hambre.
¿Y ahora qué?
El momento pide una acción urgente: un alto al fuego, desbloqueo inmediato de ayuda, corredores internacionales supervisados por la ONU, y mecanismos neutrales de distribución de bienes esenciales. Por otro lado, Hamas también debe demostrar voluntad para negociar, liberar rehenes y permitir un aislamiento mayor de sus operaciones militares respecto a la población civil.
La historia juzgará a los responsables políticos y militares de ambos bandos. Pero antes, hay vidas que podrían salvarse si el mundo decide, de una vez, priorizar a los inocentes sobre los intereses geopolíticos.
Fuentes:
- Ministerio de Salud de Gaza
- Naciones Unidas (OCHA, UNICEF)
- Reportes de Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras