Gaza y el precio de la política internacional: entre sanciones, bloqueos y reconocimiento de Estado

Encuentros diplomáticos, ayuda humanitaria bajo fuego y el giro de países occidentales: el conflicto palestino-israelí se encuentra en un punto de inflexión global.

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Una visita diplomática cargada de tensión

Este jueves, Steve Witkoff, enviado especial del expresidente Donald Trump, arribó a Israel con la misión de abordar la creciente crisis humanitaria en Gaza. Su encuentro con el primer ministro Benjamín Netanyahu marca un punto clave, considerando que ambas naciones retiraron recientemente sus equipos negociadores de Catar.

“Hamas muestra una falta de voluntad para alcanzar una tregua”, señaló Witkoff días antes, reflejando el escepticismo estadounidense respecto a cualquier progreso en el proceso de paz.

El telón de fondo: una Gaza devastada, con informes del Ministerio de Salud local que apuntan a más de 90 fallecidos y 600 heridos en solo 24 horas, en su mayoría tratando de conseguir alimentos o ayuda humanitaria. La situación ha sido descrita por organizaciones internacionales como la FAO y el Sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC) como “un escenario de hambruna inminente”.

El reconocimiento de Palestina divide al mundo occidental

Mientras las bombas continúan cayendo en Gaza, en el otro extremo del espectro diplomático, crece el respaldo internacional al reconocimiento del Estado Palestino. Esta semana, el primer ministro canadiense Mark Carney anunció que su país reconocerá formalmente a Palestina como Estado en septiembre, uniéndose así a Francia, Reino Unido, Irlanda, España y Noruega.

Egipto se apresuró a respaldar estos movimientos y pidió a los demás países que “se coloquen en el lado correcto de la historia”. Esta oleada de reconocimientos refleja no solo un cambio de paradigma, sino también una creciente insatisfacción con la política israelí respecto a Gaza, una situación que hasta hace una década era políticamente impensable en Occidente.

“Nos encontramos ante una reconfiguración del tablero diplomático global”, afirmó el politólogo palestino Nadeem Adwan, que dedicó su último libro a la geopolítica post-guerra fría en Medio Oriente.

La respuesta de Trump: sanciones y amenazas comerciales

Fiel a su estilo combativo, Donald Trump reaccionó rápidamente al anuncio canadiense. A través de su red Truth Social, el expresidente escribió: “¡Oh Canadá! Reconocer a Palestina hará muy difícil lograr un acuerdo comercial con nosotros”. Este tipo de presión no es nuevo en su manual de política exterior: ya utilizó aranceles y regulaciones económicas para influir en decisiones ajenas durante su primera presidencia.

En paralelo, el Departamento de Estado impuso nuevas restricciones de viaje a funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), cancelando sus visas por supuestas violaciones a acuerdos diplomáticos. Según el portavoz del departamento, algunos de estos líderes habrían incitado a la violencia y glorificado actos terroristas.

Estos castigos se inscriben en una dinámica en la que Estados Unidos comienza a distanciarse de la ANP, mientras ésta gana legitimidad entre naciones que históricamente eran neutrales o aliadas de Israel.

La ayuda humanitaria: entre los aviones y los bloqueos

Con la Franja de Gaza al borde del colapso, Francia y Chipre anunciaron esfuerzos importantes para reactivar los envíos de ayuda humanitaria. El canciller francés Jean-Noël Barrot confirmó que, a partir del viernes, se realizarán cuatro lanzamientos aéreos, cada uno con 10 toneladas de suministros. Además, hay 52 toneladas de ayuda humanitaria varadas en El-Arish, Egipto, esperando autorización para ingresar a Gaza.

Por su parte, el ministro chipriota Constantinos Kombos expresó que hay 1.200 toneladas listas para enviarse desde la isla. En sus palabras: “La situación actual es inaceptable e insoportable. La ayuda debe entrar ahora, en volúmenes sustanciales y con resultados visibles”.

Sin embargo, este esfuerzo encuentra escollos en iniciativas fallidas. Barrot denunció que la llamada Fundación Humanitaria de Gaza ha sido militarizada, siendo responsable, según el gobierno francés, de una “masacre” en las líneas de distribución.

La dimensión simbólica del caso: Palestina como nuevo Sur Global

El reconocimiento simbólico de Palestina no solo apunta a cambiar el mapa geopolítico mundial, sino que también representa una batalla histórica por la legitimidad narrativa.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, solo 138 de los 193 países miembros de la ONU reconocen oficialmente a Palestina. Sin embargo, en los últimos dos años, el reconocimiento ha dejado de ser exclusivo del llamado “Sur Global” y empezó a permear entre actores estratégicos del G7.

Según Brookings Institution, esta tendencia también podría repercutir en organismos multilaterales como el FMI, la OMS e, incluso, el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente si más países occidentales se suman al reconocimiento.

¿Un nuevo paradigma o un momento fugaz?

La pregunta clave es si estamos viviendo un giro real o solo una reacción pasajera a la brutalidad del conflicto actual. Los escépticos recuerdan que situaciones similares, como la guerra en Siria o los conflictos en Sudán, también generaron fuertes pronunciamientos... que terminaron por diluirse.

No obstante, la combinación de sanciones, una crisis humanitaria visible en tiempo real gracias a redes sociales y la presión ciudadana global parecen ser una fórmula diferente esta vez. La ministra de exteriores noruega, Anniken Huitfeldt, fue clara al declarar: “Ya no podemos seguir esperando. El estatus quo no ha traído paz, sino más destrucción”.

Gaza: de símbolo a urgencia

Gaza se ha convertido en el corazón de un debate moral y estratégico. Lo que era considerado un conflicto local o regional hoy aglutina a manifestantes en ciudades como Berlín, Toronto, París, Buenos Aires y Seúl. Movimientos pro-palestinos han reaparecido con fuerza en campus universitarios, parlamentos y redes sociales.

La presión social influye en la política exterior. En Reino Unido, más de 320 miembros del Parlamento firmaron una carta pidiendo oficialmente el reconocimiento de Palestina. En Estados Unidos, aunque el gobierno mantiene su tradicional apoyo a Israel, las voces críticas dentro del Congreso, como las de Alexandria Ocasio-Cortez o Rashida Tlaib, exponen que el debate ya no está silenciado.

El costo humano de la indiferencia

Entre sanciones y reconocimientos, hay una verdad ineludible: la catástrofe humanitaria continúa. Las cifras de la ONU hablan de más de 35.000 muertos en Gaza desde el inicio del actual conflicto, con el 70% de la infraestructura médica destruida y la mayoría de la población desplazada.

Los informes climáticos agravan la situación: temperaturas extremas, falta de agua potable y sistemas de refrigeración inoperables en hospitales improvisados en túneles o escuelas.

Cada decisión diplomática, cada tuit presidencial o cada voto parlamentario tiene consecuencias tangibles sobre la vida de millones de personas. Gaza ya no puede ser solo una pieza más del ajedrez geopolítico: es una urgencia humanitaria que interpela las conciencias del siglo XXI.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press