Kyiv bajo fuego: la escalada de violencia rusa y la resistencia ucraniana
Un análisis del ataque más mortífero contra civiles en la capital ucraniana desde 2022 y las implicancias políticas, militares y humanas de un conflicto que recrudece
Por más de tres años, Ucrania ha resistido una agresión militar a gran escala por parte de Rusia. Pero el reciente ataque contra Kiev, que dejó 31 muertos —incluidos cinco niños— y más de 150 heridos, marca un momento devastador y simbólico en la guerra. En este artículo, exploramos los detalles del ataque, el contexto político y militar actual, y lo que este avance podría significar para el futuro del conflicto.
Un luto que estremece a una nación
El jueves 31 de julio de 2025 quedará marcado como uno de los días más oscuros para la ciudad de Kiev. El impacto de misiles y drones lanzados por Rusia destruyó parcialmente un edificio residencial de nueve pisos y afectó a más de un centenar de instalaciones: entre ellas, escuelas, hospitales, jardines de infancia y universidades. El presidente Volodímir Zelenski declaró el viernes como día oficial de duelo, calificando los hechos como uno de los peores ataques contra niños desde que las ofensivas aéreas comenzaron en octubre de 2022.
El más joven de los fallecidos tenía apenas dos años. Según cifras oficiales, al menos 16 niños resultaron heridos, y más de 150 personas fueron afectadas en total. Servicios de emergencia continuaron durante toda la noche removiendo escombros, encontrando más cuerpos bajo las ruinas. Este ataque no solo destruyó infraestructura, sino también parte del espíritu de una ciudad que se había convertido en símbolo mundial de perseverancia.
La estrategia rusa: terror aéreo sistemático
El ataque forma parte de una escalada constante. En julio de 2025 solamente, Rusia lanzó, de acuerdo con Zelenski:
- Más de 5,100 bombas planeadoras
- Cerca de 3,800 drones Shahed
- Casi 260 misiles, de los cuales 128 fueron balísticos
Estas cifras reflejan un uso intensivo de munición guiada para saturar las defensas ucranianas —un modus operandi que recuerda las tácticas de guerras pasadas, pero con tecnología moderna. Además, representa una violación sistemática del derecho internacional humanitario, que prohíbe atacar deliberadamente a la población civil.
¿Dónde está la comunidad internacional?
El silencio o la lentitud de respuesta por parte de las potencias occidentales ha generado críticas internas dentro de Ucrania. En vista de la escalada, Zelenski renovó su llamado a imponer sanciones más duras contra Moscú. En palabras del presidente ucraniano:
“No importa cuánto niegue el Kremlin la eficacia de las sanciones, están funcionando y deben ser más fuertes.”
Esto también fue una respuesta indirecta al reciente comentario del expresidente estadounidense Donald Trump, quien afirmó: “No sé si las sanciones realmente le afectan”, refiriéndose a Putin. Ucrania ha solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con el fin de exigir un alto el fuego inmediato, total e incondicional.
La defensa en Chasiv Yar: última barrera del Donetsk
A la par de los bombardeos en la capital, los combates se intensifican en el frente oriental, principalmente en Chasiv Yar, una ciudad con alto valor estratégico por su ubicación elevada en la región de Donetsk. Zelenski negó que la ciudad ha caído, aunque reconoció la peligrosidad de la situación:
“Nuestras unidades están manteniendo nuestras posiciones. No es fácil, pero es la defensa del derecho de los ucranianos a la vida.”
Sin embargo, el Institute for the Study of War, con base en Washington D.C., advierte que la captura de Chasiv Yar es inminente:
“Las fuerzas rusas probablemente completarán la toma de Chasiv Yar en los próximos días, lo que abrirá varias posibles rutas de ataque hacia el cinturón de fortalezas ucranianas.”
Estas ciudades fortificadas conforman una línea defensiva crucial que, si se rompe, podría permitir a Rusia avanzar más profundamente en el Donetsk.
Una guerra de desgaste: drones, sanciones y diplomacia estancada
La guerra en Ucrania ha entrado en una etapa de guerra de desgaste, donde ninguna de las partes puede reclamar una victoria clara, pero ambas siguen acumulando pérdidas humanas y materiales. Rusia ha sufrido miles de pérdidas en intentos infructuosos por romper las líneas ucranianas, pero también ha demostrado una capacidad de reabastecimiento y ataque continuo.
Mientras tanto, Ucrania ha intensificado sus esfuerzos de sabotaje a distancia con drones de largo alcance, que han alcanzado:
- Redes ferroviarias
- Depósitos de petróleo
- Arsenales en territorio ruso
El Ministerio de Defensa ruso afirmó que durante la pasada noche derribaron 60 drones ucranianos, más de la mitad en la región fronteriza de Bélgorod. Una persona resultó herida tras los incidentes.
Tragedia para los inocentes: enfoque en las víctimas civiles
Tal vez lo más desalentador de esta etapa del conflicto es el incremento en víctimas civiles. Según cifras de la ONU, desde el inicio de la guerra han muerto al menos 10,000 civiles, y los ataques a infraestructuras escolares y hospitalarias han aumentado en un 35% solo en 2025.
Lo ocurrido en Kiev demuestra que ningún lugar es seguro. El bombardeo de lugares como jardines de infancia y universidades no solo busca debilitar las capacidades físicas del país, sino también desmoralizar a su población civil. A pesar de la devastación, la sociedad ucraniana muestra una resiliencia impresionante: rescates espontáneos, donaciones masivas de sangre y unificación social en medio del luto.
¿Qué sigue?
El futuro del conflicto sigue siendo incierto. Muchos analistas predicen una etapa prolongada de estancamiento con picos de violencia extrema. Las esperanzas depositadas en las conversaciones de paz lideradas por Estados Unidos o Naciones Unidas han rendido muy pocos frutos hasta ahora.
Ucrania insiste en que solo un fin inmediato y sin condiciones del conflicto puede detener la tragedia. Pero del otro lado, el Kremlin parece aún determinado a continuar su ofensiva para al menos asegurarse posiciones clave en el este del país.
La historia se sigue escribiendo
El recuerdo de este ataque en Kiev no desaparecerá fácilmente. Se sumará al repertorio oscuro de crímenes de guerra documentados por diversas organizaciones internacionales. También servirá, posiblemente, como catalizador para una renovada presión hacia Rusia desde el plano diplomático e incluso judicial.
Este no es solo un conflicto geopolítico: es una lucha humanitaria, donde el costo de cada decisión política se mide en vidas inocentes. En palabras del propio Zelenski:
“Cada día que el mundo duda, muere un niño más.”