Miniaturas con conciencia: el arte latinoamericano que revoluciona la maqueta más grande del mundo

Desde Argentina al Miniatur Wunderland en Alemania, un taller familiar crea mundos miniatura que no rehúyen los conflictos sociales y ambientales

HAMBURGO, Alemania – Lo que inició como un pasatiempo entre padre e hijo en Argentina se ha convertido en uno de los nexos más ambiciosos entre arte, conciencia social y entretenimiento mundial. La empresa familiar United Scale Arts, liderada por Peter Martínez, ha traspasado fronteras para colaborar con el Miniatur Wunderland, el museo de trenes miniatura más grande del mundo ubicado en Hamburgo, Alemania.

Pero más allá del detalle asombroso y la precisión técnica que caracteriza a este tipo de obras, lo que diferencia a este proyecto es su compromiso con una representación realista del mundo. Las miniaturas que representan Sudamérica buscan capturar tanto sus maravillas naturales como las cicatrices humanas y medioambientales.

La historia de un sueño a escala

La historia comienza en el taller de la familia Martínez en Pilar, Argentina. Peter, quien creció observando a su padre “envejecer” piezas de trenes para lograr una estética más auténtica, encontró el encanto en aquellas acciones que otros consideraban trabajo. Lo que para su padre era un simple hobby, Peter lo convirtió en una empresa que hoy tiene un papel central en una de las atracciones turísticas más visitadas de Alemania.

United Scale Arts trabaja mano a mano con el equipo de Miniatur Wunderland para crear nuevas secciones del continente sudamericano dentro del museo. Entre las zonas representadas se incluyen el Amazonas, el desierto de Atacama, Ouro Preto, Manaus y Mairinque, todas con escenas cuidadosamente elaboradas para contar una historia más completa y crítica del mundo.

Arte con propósito: belleza y realidad

A diferencia de muchas maquetas que idealizan el mundo, las creadas por United Scale Arts incluyen elementos de la vida cotidiana que invitan a la reflexión. En sus escenas se puede observar:

  • Minería ilegal en plena selva amazónica
  • Deforestación sistemática
  • Incendios forestales
  • Pobreza urbana y graffiti
  • Zonas de producción agrícola intensiva y sus contrastes con la agricultura sostenible

Peter Martínez lo explica de forma sencilla pero potente: “No queremos presentar una visión idealizada; deseamos crear conciencia. Mostrar la belleza, sí, pero también los problemas que enfrentamos como humanidad”.

Wunderland: más que una maqueta, una ventana al mundo

Miniatur Wunderland, inaugurado en el año 2001 por los hermanos Gerrit y Frederik Braun, junto a Stephan Hertz, se ha convertido en un referente mundial del modelismo. Ocupa más de 1.500 m², con más de 1.000 trenes y 265.000 figuras humanas, y ha recibido más de 20 millones de visitantes.

La incorporación de América del Sur representa un paso fundamental en la evolución del museo. Gerrit Braun lo resume así: “Hace diez años nos dimos cuenta de que el mundo había cambiado y nuestras exposiciones debían reflejar eso”.

Lo que empezó como una idea entre amigos después de dejar el negocio de discotecas, hoy combina tecnología, activismo y nostalgia.

Un enfoque político e incómodo (a veces)

Este no es el primer caso en el que Miniatur Wunderland aborda temáticas políticas. En 2017, cuando Donald Trump se convirtió en presidente de EE.UU., el museo representó un muro de concreto y alambre alrededor de la sección estadounidense.

En 2019, presentaron una exhibición crítica sobre la ganadería industrial que desató controversias con la industria agrícola alemana. Y ahora, con Sudamérica, la narrativa se vuelve más urgente, con escenas de explotación ambiental que, aunque miniaturizadas, no disminuyen su impacto visual y emocional.

Kit Maxwell, curador del Art Institute of Chicago, lo explica de forma reveladora: “Las miniaturas tienen el poder de transportarnos emocionalmente a otros lugares y épocas. Son una cápsula del tiempo y una forma de contar historias complejas en espacios limitados”.

El arte de mostrar lo feo sin olvidar lo bello

Peter Martínez es consciente de la delgada línea entre la crítica necesaria y el pesimismo abrumador. “Hay que equilibrar. Las personas vienen a Wunderland para disfrutar, para soñar. No queremos hacerlas llorar, sino reflexionar”, dice. Por eso, junto a las escenas de pobreza y destrucción, también hay fiestas populares, mercados coloridos, arquitectura colonial y paisajes exquisitos.

Uno de los desafíos del equipo fue representar la complejidad social de lugares como Ouro Preto (Brasil) o Manaus (en el corazón del Amazonas), sin caer en estereotipos. Por ejemplo, en Manaus se representan tanto sus impresionantes teatros como las comunidades ribereñas afectadas por la explotación forestal.

Escenas que educan y emocionan

Las pequeñas casas de Mairinque están acompañadas de graffitis, vendedores ambulantes y motocicletas oxidadas. Detalles minúsculos y conmovedores que reflejan la realidad de miles de ciudades latinoamericanas. En la selva amazónica, helicópteros monitorean incendios forestales mientras investigadores siguen pistas de animales en peligro de extinción.

También se incluye contenido educativo: códigos QR en las exhibiciones permiten a los visitantes acceder a informes sobre el cambio climático, estadísticas deforestación y formas en las que pueden involucrarse.

Nostalgia, imaginación y futuro

El poder de las miniaturas, según Martínez, también reside en su capacidad para evocar emociones y recuerdos. “Es arte, pero también es herramienta educativa y social”, comenta. Para muchos visitantes, ver una réplica miniaturizada de un pueblo latinoamericano puede significar reencontrarse con sus raíces.

Uno de nuestros objetivos es que los niños que visitan Wunderland se vayan no solo soñando con trenes, sino también entendiendo que nuestro planeta necesita cuidado”, afirma Peter.

El futuro es a escala humana

Actualmente, United Scale Arts planea colaboraciones con más museos y ya se encuentra trabajando en una sección dedicada a los glaciares patagónicos y las consecuencias del deshielo. Todo esto reafirma que el modelismo no es un arte menor; puede convertirse en una plataforma para el cambio y la educación medioambiental.

El arte de crear mundos en miniatura está cambiando, y lo está haciendo desde Sudamérica hacia Europa, recordándonos a todos que, aunque el planeta sea vasto y complejo, incluso la representación más pequeña tiene el poder de contar las verdades más grandes.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press