Hambre, horror y esperanza: la tragedia humanitaria en Gaza entre ayuda restringida y violencia desatada
Mientras el conflicto entre Israel y Hamas continúa devastando la Franja de Gaza, miles de palestinos arriesgan la vida para conseguir comida en medio de una crisis alimentaria sin precedentes. ¿Una catástrofe evitable o una táctica de guerra silenciosa?
Entre metralla y migajas: la desesperación por comida en Gaza
La Franja de Gaza atraviesa una de las etapas más oscuras de su historia reciente. La población, atrapada entre el asedio militar israelí y la destrucción sistemática causada por más de 22 meses de guerra, enfrenta ahora la amenaza silenciosa del hambre. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 169 personas —entre ellas 93 niños— han muerto por causas vinculadas a la desnutrición desde que el conflicto escaló en octubre de 2023.
Yahia Youssef, un ciudadano que acudió a un punto de distribución de alimentos cerca de la zona controlada por el Gaza Humanitarian Foundation (GHF), narró lo que él mismo describió como "el mismo episodio diario": disparos, pánico y cuerpos ensangrentados en el suelo. Otros testigos hablan de cómo se ven forzados a acercarse a convoyes y zonas de ayuda, aun sabiendo el riesgo que corre su vida.
La ayuda que no alcanza
Ante la creciente presión internacional, Israel ha permitido de forma limitada el ingreso de más ayuda humanitaria y se han intensificado los lanzamientos de alimentos desde el aire en coordinación con Jordania y otros países europeos. Sin embargo, las organizaciones humanitarias advierten que estos esfuerzos son insuficientes, costosos e ineficaces.
Philippe Lazzarini, director de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), fue tajante en redes sociales:
“Si hay voluntad política para permitir lanzamientos aéreos —que son costosos e ineficientes— debería existir la misma voluntad para abrir los cruces terrestres. Volvamos a lo que sí funciona y dejemos hacer nuestro trabajo”.
Desde el 27 de mayo al 31 de julio de 2024, al menos 859 personas han muerto cerca de los sitios de distribución de GHF, de acuerdo con un informe de la ONU. Estos lugares se han convertido en zonas de alto riesgo, donde además del caos de las multitudes desesperadas, los disparos de advertencia (y no tan advertencia) por parte de tropas y contratistas armados incrementan la letalidad de un contexto ya apocalíptico.
Las cifras del horror: la niñez bajo ataque
Según datos del Ministerio de Salud de Gaza, además de las muertes por inanición, más de 60,000 palestinos han muerto desde que comenzó el conflicto, una cifra que incluye tanto a civiles como combatientes. Uno de los datos más devastadores: casi el 40% de las víctimas son niños.
En los últimos días, siete palestinos —incluyendo un niño— han muerto por causas relacionadas con la malnutrición en un único periodo de 24 horas. Estos números reflejan una crisis que no solo es humanitaria, sino también estructural y política.
Violencia militar en torno a la ayuda
El sábado pasado, al menos 18 palestinos murieron por ataques israelíes con armas de fuego y bombardeos, incluyendo tres personas que fueron abatidas en las cercanías de un centro de distribución de ayuda. Varias de las víctimas fueron trasladadas al Hospital Central de Gaza junto con más de 30 personas heridas.
Parte de las muertes sucedieron en campamentos improvisados de desplazados. Por ejemplo, cinco personas —dos hermanos y su primo— murieron cerca de una vía principal en Khan Younis cuando un misil impactó en la tienda donde se refugiaban. En otro caso, una madre y su hija murieron en un bombardeo cerca de la puerta de una prisión clausurada donde varias familias han levantado tiendas de campaña.
Una trayectoria de sufrimiento: del 7 de octubre al presente
El conflicto actual tiene su origen inmediato en el ataque perpetrado por Hamas el 7 de octubre de 2023, en el que murieron aproximadamente 1,200 israelíes, la mayoría civiles. Como represalia, Israel lanzó una ofensiva militar masiva en la Franja de Gaza, destinada a eliminar al grupo islamista de su bastión costero.
Pero el costo humano de esta estrategia ha sido devastador: arrasamiento de barrios enteros, destrucción de infraestructura médica y colapso del sistema sanitario y alimentario de Gaza. Hoy, más de 2 millones de personas están atrapadas, con un acceso limitado a agua, comida y atención médica.
Los rehenes y la política interna israelí
Mientras tanto, en el centro del debate político en Israel se encuentra el destino de los más de 250 rehenes secuestrados por Hamas durante el ataque de octubre. Se estima que solo unos 20 de ellos siguen vivos, y sus familias exigen con vehemencia un acuerdo para su liberación.
Rom Braslavski, un joven de 21 años que aparece visiblemente demacrado en imágenes difundidas por el grupo islamista, se ha convertido en uno de los rostros de esta crisis. Su madre, Tami Braslavski, clamó al gobierno israelí:
“Rompieron a mi hijo. Quiero que vuelva ahora. Mírenlo: delgado, llorando, con los huesos marcados. Basta ya”.
Multitudes han salido a protestar en Tel Aviv, lideradas por el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, con un mensaje claro: "Hagan lo correcto y háganlo ya".
¿Una guerra contra el hambre?
Lo que muchos expertos internacionales han comenzado a denunciar es que el hambre se ha convertido en un arma de guerra. Numerosas organizaciones, entre ellas Human Rights Watch y el Programa Mundial de Alimentos, han advertido que el bloqueo impuesto por Israel, sumado a los bombardeos y las trabas burocráticas, han creado una situación donde el hambre se propaga como una enfermedad contagiosa.
En palabras del experto en seguridad alimentaria Dr. Alex de Waal:
“La hambruna no surge por falta de comida, sino por decisiones políticas deliberadas”.
La presión internacional aumenta, pero sin resultados concretos
A pesar de la condena global, incluidos llamados al cese al fuego por parte de la ONU, la Unión Europea y países como Turquía, Egipto y Brasil, la situación sigue sin mejorar sustancialmente. Las rutas para entrada de ayuda por tierra siguen cerradas o extremadamente controladas, y las operaciones aéreas siguen siendo más decorativas que efectivas.
Además, GHF y el gobierno israelí han minimizado las cifras de muertos y responsabilizado a la población palestina de crear desórdenes. Sin embargo, la evidencia fotográfica, de testigos y de organizaciones humanitarias contradice esta versión oficial.
¿Qué necesita Gaza?
- Apertura total y sostenida de los cruces terrestres para el paso de alimentos, medicamentos y combustible.
- Garantías de seguridad para convoyes humanitarios, incluidas zonas neutrales y corredores protegidos por observadores internacionales.
- Investigación independiente e imparcial de las muertes cerca de los centros de distribución de ayuda y posibles crímenes de guerra.
- Compromisos políticos reales de las partes en conflicto para llegar a una tregua duradera que permita reconstruir infraestructura vital.
Lo ocurrido en Gaza no es solo una crisis humanitaria; es también un espejo que refleja las fallas de un sistema internacional incapaz de actuar frente al uso sistémico del hambre como arma. La tragedia se agrava con cada día que pasa sin pasos concretos hacia la paz, y cada niño que muere por malnutrición es otra cicatriz imborrable en la conciencia del mundo.