Humo tóxico en el corazón de EE.UU.: ¿Estamos preparados para el nuevo aire apocalíptico?
El aumento de incendios forestales en Canadá obliga a millones en el Medio Oeste estadounidense a convivir con un aire irrespirable. ¿Qué significa esto para nuestra salud y qué podemos hacer al respecto?
Una amenaza silenciosa sobre el cielo americano
Mientras millones de estadounidenses disfrutaban del verano en los parques, lagos y senderos al aire libre, una amenaza proveniente del norte se cernía sobre ellos. Nubes de humo denso y cargado de contaminantes, originadas por los extensos incendios forestales en Canadá, cubrían estados como Minnesota, Wisconsin, Iowa, Michigan e incluso partes de Nebraska, Illinois e Indiana.
Desde hace días, el Índice de Calidad del Aire (AQI, por sus siglas en inglés) ha alcanzado niveles 'rojos', clasificados como no saludables para todos. Minneapolis, según el sistema de monitoreo de calidad del aire IQAir, llegó a posicionarse como una de las ciudades con peor aire en el mundo. Todo indica que la situación podría empeorar antes de mejorar.
¿Qué es el AQI y por qué importa?
El AQI es un sistema diseñado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para medir y comunicar en tiempo real la calidad del aire que respiramos. Va de 0 a más de 300, dividido en seis categorías codificadas por color:
- 0-50 (Verde): Bueno
- 51-100 (Amarillo): Moderado
- 101-150 (Naranja): No saludable para grupos sensibles
- 151-200 (Rojo): No saludable para todos
- 201-300 (Púrpura): Muy poco saludable
- 301+ (Marrón): Peligroso
En Minnesota, reportes indicaban niveles superiores a 150, lo que representa un riesgo no solo para personas con enfermedades preexistentes, sino para la población en general. El Dr. Sanjay Sethi, especialista en pulmonología de la Universidad de Buffalo, advierte: “Si tienes enfermedades cardiacas o pulmonares, debes evitar salir al aire libre o usar mascarillas N95, o al menos una de polvo”.
La salud pública en jaque
¿Qué significa el humo para nuestra salud? Más allá del olor o la visibilidad reducida, este tipo de contaminación aérea contiene partículas finas conocidas como PM2.5. Estas partículas, debido a su pequeño tamaño, pueden penetrar profundamente en los pulmones y llegar incluso al torrente sanguíneo, provocando:
- Agravamiento de asma y otras enfermedades pulmonares
- Aumento de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares
- Problemas en el desarrollo pulmonar en niños
- Riesgos adicionales para adultos mayores, embarazadas y personas inmunocomprometidas
Joseph Allen, director del Programa de Edificios Saludables de la Universidad de Harvard, afirma: “Ya no podemos tomar el aire que respiramos como una certeza. Necesitamos herramientas para defendernos cuando se degrada”.
¿Cómo protegerse en casa?
Expertos recomiendan varias medidas para mantener el aire interior lo más limpio posible:
- Cerrar puertas y ventanas, especialmente durante las horas de mayor exposición.
- Usar purificadores de aire con filtros HEPA en las habitaciones donde pasas más tiempo.
- Evitar actividades que generen contaminación interna, como encender velas, cocinar con gas sin ventilación o fumar.
- Cambiar el filtro del aire acondicionado por uno MERV 13, y asegurarse de que esté bien instalado.
“Algo tan simple como colocar mantas o toallas en las rendijas de las puertas puede evitar que el humo penetre”, sugiere Jennifer Stowell de la Universidad de Boston.
¿Y si tengo que salir?
Salir al aire libre durante un episodio de mala calidad del aire no siempre se puede evitar. Si es necesario, hay formas de minimizar el impacto:
- Limitar el tiempo de exposición y las actividades físicas intensas
- Usar mascarilla N95 o similar; filtran entre el 90 y el 95% de partículas
- Prestar atención a síntomas como tos persistente, dificultad para respirar o presión en el pecho
- Evitar zonas con acumulación de humo visible
“Si comienzas a sentirte mareado o a tener dificultad para respirar, busca refugio inmediatamente en un lugar con aire limpio”, recomienda el Dr. Sethi.
Los incendios forestales ya no respetan fronteras
El humo que inunda el Medio Oeste de los EE.UU. no proviene de incendios locales. Los focos activos están en su mayoría en Canadá, donde más de 1000 incendios están arrasando miles de hectáreas de bosque boreal. A través de corrientes en chorro y patrones atmosféricos, las partículas contaminantes pueden viajar cientos e incluso miles de kilómetros.
En 2023, EE.UU. vivió su peor año en calidad del aire en más de dos décadas principalmente por fuegos canadienses. Hoy, en pleno 2025, la situación parece repetirse, quizás agravada.
Dato alarmante: en junio de 2023, la ciudad de Nueva York tuvo por primera vez la peor calidad de aire del mundo, desplazando a metrópolis crónicamente contaminadas como Delhi o Pekín.
¿Y el cambio climático?
El aumento en la frecuencia e intensidad de incendios forestales no es casualidad. Diversos estudios científicos han establecido una relación directa entre el cambio climático y eventos extremos como incendios, sequías y tormentas. Según datos de la Agencia de Recursos Naturales de Canadá:
- Desde 1970, la temporada de incendios se ha extendido en promedio un mes
- El número de incendios anuales ha aumentado 30% en las últimas tres décadas
- Los incendios son más intensos, duran más y son más difíciles de controlar
El humo que inhala una persona en Chicago hoy puede ser resultado del calentamiento global acelerado que afecta bosques a miles de kilómetros.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos?
Más allá de protegerse individualmente, es fundamental adoptar un enfoque colectivo y político frente a la crisis ambiental que genera estas condiciones:
- Informarse y exigir medidas climáticas más ambiciosas a los gobiernos
- Apoyar políticas de transición energética y reforestación
- Participar en redes de monitoreo ciudadano como PurpleAir
- Promover la construcción de espacios públicos cerrados con aire purificado, como bibliotecas y centros comunitarios
La pregunta ya no es si estos eventos volverán a ocurrir, sino con qué frecuencia y qué tan preparados estaremos para enfrentarlos.
Respirar limpio será un privilegio
El humo en Chicago o Minneapolis es una señal de alerta. Un llamado a repensar cómo vivimos, cómo gestionamos nuestros recursos naturales y cómo entendemos la salud pública en una era climáticamente inestable. Tal como afirma el biólogo y activista ambiental Bill McKibben: “En esta nueva normalidad, el aire limpio será tan preciado como el agua potable. Y más escaso.”
Mientras tanto, cerrar ventanas, usar purificadores, monitorear la calidad del aire y reducir la exposición puede parecer poco, pero son actos de resiliencia. Y de responsabilidad con nuestro propio cuerpo.
Porque el derecho a respirar —literalmente—, está en juego.