India desafía a Trump: petróleo ruso, sanciones y geopolítica energética

A pesar de amenazas tarifarias, India protege su alianza energética con Rusia y consolida su papel como potencia global autónoma

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En medio de uno de los entornos geopolíticos más volátiles de las últimas décadas, India ha reafirmado su compromiso con una política exterior independiente al declarar que continuará comprando petróleo ruso, pese a las crecientes amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Las tensiones revelan más que una disputa comercial: son la manifestación de una nueva era en la política energética global, marcada por alianzas inusuales, intereses estratégicos divergentes y la consolidación del Sur Global como un grupo de actores autónomos en la escena internacional.

Una relación “estable y probada”

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la India, Randhir Jaiswal, ofreció una declaración clara el pasado viernes: “Nuestra relación con Rusia es estable y probada con el tiempo, y no debe verse a través del prisma de un tercer país.” Con ello, India refuerza su postura de no plegarse a las presiones occidentales y de actuar, en cambio, en función de su propia soberanía energética.

Durante décadas, India ha mantenido una política de no alineamiento y, más recientemente, de autonomía estratégica. Esta ha sido una constante independientemente de qué partido gobernara en Nueva Delhi. Rusia, heredera del vínculo establecido en la Guerra Fría por la entonces Unión Soviética, sigue siendo uno de sus socios más cercanos en defensa, energía e infraestructura.

El crecimiento de las importaciones de petróleo ruso

Desde principios de 2022, la balanza energética de India ha experimentado una transformación drástica. De importar apenas 68,000 barriles por día de Rusia en enero de ese año, pasó a adquirir hasta 2.15 millones de barriles diarios en mayo de 2023, según datos de la consultora Kpler reportados por Press Trust of India.

En su pico, el petróleo proveniente de Rusia representó cerca del 40% del total de importaciones petroleras de India. En un país cuya demanda diaria de crudo promedio ronda los 5.5 millones de barriles y que depende del exterior para alrededor del 88% de su consumo, estas cifras no sólo reflejan una diversificación de fuentes, sino la consolidación de un nuevo horizonte geoestratégico.

Por qué India compra petróleo ruso

  • Descuentos significativos: Tras las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea a Moscú por la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Rusia comenzó a ofrecer su crudo con importantes descuentos.
  • Independencia del dólar: India y Rusia han impulsado acuerdos de intercambio comercial en moneda local, debilitando al dólar como herramienta de presión económica.
  • Estabilidad en el suministro: El petróleo ruso ha demostrado ser una fuente confiable en tiempos en que el mercado global ha estado marcado por inestabilidad y restricciones logísticas.
  • Necesidad doméstica: La economía india, con un crecimiento proyectado de cerca del 6.3% para 2024 según el FMI, requiere seguridad energética para sostener sus niveles de producción, transporte y consumo.

Trump responde con tarifas y más amenazas

El presidente Trump, haciendo uso de una de sus herramientas favoritas —la amenaza arancelaria— anunció que impondrá un 25% de impuestos a las importaciones provenientes de India, además de otras medidas fiscales adicionales. Estas decisiones responden a su creciente frustración hacia Rusia por no llegar a un acuerdo para un alto el fuego en Ucrania.

El argumento oficial es que la cooperación de Nueva Delhi con Moscú socava los esfuerzos liderados por Washington para aislar a Rusia. Sin embargo, múltiples analistas advierten que la medida podría convertirse en un tiro en el pie para EE.UU., tanto diplomática como comercialmente.

¿Por qué India resiste la presión?

India no es la misma nación en desarrollo que era en las décadas de los 90 o principios del 2000. Hoy es:

  • La quinta economía mundial, tras superar al Reino Unido en 2022.
  • Una potencia nuclear con más de 1.400 millones de habitantes.
  • Un actor clave en foros como el G20, BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO).

Además, India cuenta con una diplomacia pragmática que le permite colaborar simultáneamente con Estados Unidos (en defensa y tecnología), con Europa (en comercio e infraestructura) y con Rusia (en energía y armamento). Al estilo de una potencia emergente verdaderamente multipolar, busca beneficios de todos los bloques sin atarse exclusivamente a ninguno.

El efecto dominó: ¿Qué dicen otras potencias?

India no está sola en su decisión. Muchos países del Sur Global han elegido estrategias similares, principalmente por la necesidad de acceso seguro a energía barata. China también ha aumentado sus compras de crudo ruso, aunque de forma menos visible para evitar sanciones directas. Incluso algunos países africanos y sudamericanos han buscado estrechar lazos energéticos con Moscú.

Esto representa una erosión significativa de la eficacia de las sanciones occidentales tradicionales. El intento de aislar a Rusia no ha conseguido paralizar su economía: de hecho, su PIB creció un 3.6% en 2023, en parte gracias a las exportaciones de energía a mercados alternativos.

Nuevas rutas, nuevas monedas: el fin del monopolio occidental

En paralelo, se observa un progreso real hacia lo que muchos han denominado “desdolarización”. India y Rusia han impulsado acuerdos bilaterales en rupias y rublos. Por ejemplo:

  • Los pagos por petróleo a través del Sistema SPFS, la alternativa rusa al SWIFT.
  • Importación de fertilizantes rusos financiada parcialmente en rupias.

Esto ilustra una tendencia global: el fin del monopolio financiero estadounidense. Instrumentos como el dólar, las sanciones y el sistema SWIFT están perdiendo capacidad coercitiva frente a nuevas alianzas financieras entre potencias emergentes.

¿Y ahora qué? India vuela sola

La actitud de India marca el surgimiento de una nueva visión de poder. Ya no basta con ser una potencia económica; se necesita una diplomacia hábil, una visión estratégica y, sobre todo, la capacidad de resistir presiones de los antiguos centros de poder mundial.

Ni las amenazas de Trump con sus aranceles ni las advertencias de los aliados europeos han logrado torcer la voluntad india. Al contrario: parecen haber fortalecido la convicción de que el mundo está cambiando y que el equilibrio de poder ya no está determinado exclusivamente en Washington o Bruselas.

India se planta, y en ese gesto, redefine los contornos mismos de la geopolítica del siglo XXI.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press