Gaza: Muerte, hambre e impunidad bajo el fuego israelí
Crónica del desastre humanitario en Gaza: cómo el acceso a la comida se ha convertido en un riesgo de muerte para los palestinos
Por: Redacción Mundo
Una masacre silenciosa con cada entrega de ayuda
Lo que debería ser una escena de alivio y esperanza para un pueblo asediado, se ha transformado en un momento de terror y muerte. Este domingo, al menos 23 palestinos murieron en la Franja de Gaza mientras buscaban ayuda alimentaria. Según testigos y autoridades médicas, las personas fueron alcanzadas por disparos mientras se aproximaban a los puntos de distribución de alimentos, convertidos en zonas de alto riesgo por fuerzas israelíes que las rodean.
La desesperación ha alcanzado su punto crítico en un enclave que acoge a más de 2 millones de personas y que, según los expertos, enfrenta un riesgo inminente de hambruna. Esta catástrofe humanitaria se ha intensificado por un bloqueo aéreo, marítimo y terrestre impuesto por Israel desde hace casi dos años.
La escena en Teina y Morag: hambre y balas
Uno de los afectados, Yousef Abed, describió estar en camino a un punto de distribución cuando ocurrió el ataque: “Escuchamos los disparos. Miré a mi alrededor y vi a al menos tres personas cubiertas de sangre. No pude detenerme a ayudarlos por las balas que seguían volando”.
En Nasser Hospital, al sur de Gaza, se recibieron los cuerpos de por lo menos ocho personas que murieron en Teina, y otros más provenientes de los alrededores de Shakoush y el corredor de Morag. Las víctimas eran todas personas intentando conseguir alimentos a través de los puntos operados por Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización respaldada por EE. UU. e Israel que gestiona la distribución desde hace más de dos meses.
GHF y el cuestionamiento de su presencia en Gaza
La creación de GHF tiene su origen en un intento por reemplazar al sistema de distribución liderado por la ONU, que si bien había operado durante gran parte de la guerra, fue acusado por Israel de supuestas colaboraciones con Hamas. A pesar de las afirmaciones de que el grupo islamista se apoderaba de los suministros, Israel jamás ha presentado pruebas contundentes de tal acusación. Por su parte, la ONU ha negado tajantemente haber permitido tal infiltración.
GHF ha asegurado que sus contratistas armados solo recurren a gas pimienta o disparos de advertencia para evitar estampidas; sin embargo, los testimonios de víctimas sugieren una letalidad evidente en sus operaciones. Las autoridades militares israelíes insisten en que solo disparan al aire, mientras que los cadáveres aumentan en los centros médicos.
Malnutrición: otra forma de violencia
En las últimas 24 horas, seis adultos más murieron por causas relacionadas con la malnutrición, según el Ministerio de Salud de Gaza. Esto eleva la cifra a 82 adultos muertos por inanición en las últimas cinco semanas, cifra que se suma a 93 niños fallecidos desde el comienzo del conflicto en octubre de 2023.
La ONU ha contabilizado que entre el 27 de mayo y el 31 de julio, al menos 859 personas han sido asesinadas cerca de las áreas controladas por GHF. Además, se reportan cientos de muertes adicionales a lo largo de las rutas por donde transitan los convoyes de alimentos liderados por la ONU. La declaración internacional de una hambruna oficial en Gaza podría ser cuestión de tiempo.
El cerco humanitario como táctica de guerra
Desde el inicio de la ofensiva israelí, el 7 de octubre de 2023, el número de muertos en Gaza ha escalado a más de 60,400 personas, según el Ministerio de Salud local. Esta cifra no distingue entre civiles y combatientes, pero ha recibido respaldo de organizaciones como Naciones Unidas por su precisión y consistencia. Israel ha disputado estos números, pero sin ofrecer un recuento alternativo.
Los bombardeos y la destrucción se combinan con una estrategia de aislamiento total. El ingreso de bienes básicos, desde medicamentos hasta alimentos, dependen únicamente de la aprobación israelí. Así, el cerco humanitario se ha convertido en una extensión de las hostilidades, una herramienta silenciosa pero devastadora que apunta directamente a la población civil.
¿Qué dice el derecho internacional?
La aplicada de hambre como arma de guerra está estrictamente prohibida por el Derecho Internacional Humanitario, específicamente en los protocolos adicionales de los Convenios de Ginebra. El artículo 54 del Protocolo I establece que “Está prohibido atacar, destruir, sustraer o inutilizar bienes indispensables para la supervivencia de la población civil”.
No obstante, las denuncias y los informes de organizaciones de derechos humanos sobre la situación en Gaza aún no han generado una acción efectiva ni en el Consejo de Seguridad de la ONU ni en la Corte Penal Internacional (CPI). La falta de consecuencias legales alimenta un ambiente de impunidad que perpetúa el sufrimiento.
Reacciones internacionales: palabras sin acciones
Algunos gobiernos occidentales han comenzado a expresar preocupación por el acceso a alimentos en Gaza. Incluso sectores de la comunidad judía en Estados Unidos han alzado la voz para exigir a Israel garantías de acceso humanitario. En un informe reciente, Human Rights Watch destacó que el 95% de la población en Gaza vive en niveles de inseguridad alimentaria severa, una de las estadísticas más alarmantes del planeta.
La Unión Europea, por su parte, ha pedido a Israel que permita el ingreso sin restricciones de ayuda, pero hasta ahora, sus demandas no han impactado en la política israelí de contención. Las acciones diplomáticas siguen atrapadas entre la retórica y los intereses geopolíticos.
Palestina: una nación famélica bajo asedio
Mientras el mundo debate, los cuerpos siguen cayendo frente a las bolsas de arroz y harina. Gaza está herida, hambrienta y sin un camino claro hacia la salvación. La combinación de violencia militar, hambre inducida y negligencia internacional imprime un carácter genocida a este conflicto prolongado.
La necesidad de que se tomen acciones inmediatas y contundentes por parte de la comunidad internacional es más urgente que nunca. Cualquier intento de seguir ignorando lo que ocurre en Gaza solo pondrá más vidas en riesgo y erosionará los últimos vestigios de la conciencia global.
Las cifras son claras. Las historias, desgarradoras. Y la falta de justicia, criminal.