¿Puede Javier Milei hacer 'grande' a Argentina sin dinero? Una mirada crítica a su plan de ajuste
Un análisis del veto presidencial a leyes sociales, sus consecuencias económicas y el impacto en el pueblo argentino
El veto que agitó a la Argentina
Javier Milei ha vuelto a encender la polémica en Argentina al vetar dos leyes claves: una que aumentaba el presupuesto para pensiones y otra que ampliaba los beneficios para personas con discapacidad. Con la frase que ya se ha vuelto su eslogan más reconocible, “no hay plata”, el presidente justificó su decisión aduciendo que estas iniciativas socavarían su cruzada por erradicar el déficit fiscal del país antes de las elecciones legislativas de octubre.
Según el gobierno, el paquete de leyes vetado —aprobado recientemente por el Congreso— no especificaba la fuente de financiamiento y “contradecía el mandato popular de Milei” de reducir el déficit y la inflación. ¿Pero hasta qué punto puede justificarse tal política en nombre del equilibrio fiscal?
El ajuste más brutal en décadas
Desde que asumió el poder en diciembre de 2023, el libertario Javier Milei ha llevado a cabo un ajuste draconiano del gasto público, logrando así lo que parecía imposible: un superávit fiscal en Argentina, algo que no se veía desde hacía 14 años. Si bien logró reducir la inflación mensual por debajo del 2% en junio de 2024 (cuando fue del 1,8%), hay un alto precio que se está pagando.
- Un 55% de la población está debajo de la línea de pobreza (según datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, junio 2024).
- El desempleo alcanzó el 9,7% en el primer semestre del año, y hay proyecciones de que podría seguir aumentando.
- Los salarios reales cayeron un 20% interanual, debido a los aumentos de precios todavía elevados y la eliminación de subsidios básicos en transporte, electricidad y alimentos.
No hay duda de que el gobierno logró cierto orden fiscal, pero ¿a qué costo social?
Milei, Trump y el ‘Make Argentina Great Again’
Inspirándose abiertamente en Donald Trump, con quien comparte una buena relación ideológica, Milei afirmó que “la única forma de hacer grande a Argentina es con esfuerzo y honestidad, no con viejas recetas”. Sin embargo, lo que para algunos es una admirable coherencia con sus principios libertarios, para otros es una insensibilidad alarmante frente a las crecientes necesidades sociales.
La ciudadanía argentina, especialmente los jubilados, ha salido a las calles en señal de protesta. Cada miércoles, desde hace meses, grupos de adultos mayores protestan frente al Congreso bajo consignas como “Con $400 no vivo, sobrevivo”. Las cifras reflejan la realidad: la pensión mínima ronda los $400 mensuales, en un país donde la canasta básica para un jubilado supera los $700.
Discapacidad, invisibilidad institucional
El otro veto presidencial afectó directamente a las personas con discapacidad. La ley —aprobada con amplio consenso legislativo— proponía ampliar protecciones y subsidiar con mayor alcance a este grupo vulnerable. Pero según Casa Rosada, no existía financiamiento previsto para sostener el cambio.
Para muchos defensores de derechos humanos, esto fue un golpe durísimo. “Esto es negarles incluso la promesa de una vida digna”, expresó Verónica González, directora de la ONG Red por la Inclusión.
Argentina cuenta actualmente con más de 3,5 millones de personas con discapacidad, muchas de las cuales dependen de programas estatales. El impacto de este veto aún está siendo evaluado, pero grupos de derechos civiles ya preparan acciones legales contra el Estado por supuesta “omisión deliberada” de asistencia.
El Congreso como campo de batalla
El Congreso argentino ahora tiene la posibilidad de revertir estos vetos presidenciales con una mayoría de dos tercios en ambas cámaras. El problema es que La Libertad Avanza, el partido de Milei, tiene una representación minoritaria. Su bastón de apoyo ha sido el PRO (liderado por el expresidente Mauricio Macri), pero incluso este aliado ha empezado a mostrarse incómodo frente a la dureza del ajuste.
El oficialismo sostiene que cualquier incremento adicional del gasto pondría en peligro la estabilidad macroeconómica y abriría la puerta de nuevo a la inflación descontrolada. No obstante, la alternativa para millones de argentinos es la indigencia.
Economía vs. humanidad: ¿una falsa dicotomía?
Los críticos sostienen que Milei está planteando un modelo de país en el cual la eficiencia económica se impone a cualquier criterio de humanidad. Este tipo de austeridad radical no es nuevo en América Latina. Durante los años 90, varios países aplicaron planes estructurales que redujeron abruptamente el gasto social, como en el caso del “Fujishock” en Perú o la “convertibilidad” en la propia Argentina de Menem y Cavallo.
“El Estado ha dejado de ser una red de protección social y se ha convertido en un muro de indiferencia”, dijo el economista Martín Kalos en una reciente entrevista con Radio con Vos.
El problema, según Kalos y otros analistas, es que cuando se corta tan abruptamente el gasto, no se genera eficiencia, sino daño estructural. “Hay políticas sociales que tienen un retorno económico mayor a su costo. No es sólo moralmente reprobable este ajuste, también es económicamente ineficaz”.
Camino a las urnas: ¿respaldo o rechazo?
En octubre, Argentina enfrentará sus elecciones legislativas de medio término. Estas han sido descritas por analistas y medios como una especie de referéndum sobre Milei. De ganar más escaños, podría profundizar aún más su modelo de “shock económico”. De perder, enfrentará un Congreso aún más hostil que podría obstaculizar su agenda de reformas estructurales.
Según encuestas recientes del Centro de Estudios de Opinión Pública, el apoyo presidencial ha comenzado a erosionarse, aunque todavía mantiene un núcleo duro de entre el 28% y el 32% de apoyo. La indecisión del 20% del electorado podría ser crucial.
Un país en disputa: entre las cuentas y las calles
La calle, por su parte, ha comenzado a hablar. Además de los jubilados, sindicatos docentes, movimientos de trabajadores informales y asociaciones civiles han intensificado sus protestas. El Ministerio de Seguridad ha respondido reforzando la presencia de fuerzas de choque y limitando el derecho de libre circulación en zonas de protesta.
Muchos argentinos observan con perplejidad cómo el índice de inflación mejora, pero su heladera sigue vacía. Los sectores que apoyan al presidente apuestan por la idea de un futuro mejor después de un ajuste necesario. Los opositores, en cambio, creen que este presente es insostenible y que el costo humano invalida cualquier estadística positiva.
En su momento, Margaret Thatcher dijo: “La economía es el método; el objetivo es cambiar el alma”. Pero en la Argentina de Milei, la pregunta que emerge es: ¿cuánta alma se puede perder en nombre del método?