¿Se puede confiar en los datos del empleo en EE. UU.? El informe laboral y su politización al rojo vivo
Las cifras de empleo, pilar del análisis económico, bajo fuego político tras despidos y acusaciones del expresidente Donald Trump
El informe mensual de empleo: más que solo números
Cada mes, el mercado financiero y el gobierno estadounidense esperan con lupa el informe de empleo elaborado por la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU. (BLS, por sus siglas en inglés). Este reporte, que informa sobre cuántos nuevos empleos se crearon o perdieron, así como la tasa de desempleo, influye en Wall Street, la Reserva Federal e, inevitablemente, en las decisiones de política económica.
La presión detrás de estas cifras alcanzó un nuevo clímax en julio de 2025, cuando el expresidente Donald Trump despidió a la directora de la BLS, Erika McEntarfer, afirmando que el informe estaba "amañado" para perjudicarlo políticamente. Sin embargo, Trump no presentó pruebas y recibió críticas incluso de su propio designado previo en cargos similares.
¿Por qué importan tanto estas cifras?
Las cifras del informe laboral afectan directamente a:
- Mercados financieros: el precio de las acciones y los bonos puede subir o bajar según si los datos sugieren una economía más saludable o debilitada.
- Política monetaria: la Reserva Federal toma decisiones sobre tasas de interés en gran parte basándose en el nivel de empleo e inflación.
- Política pública: tanto Republicanos como Demócratas usan las cifras para justificar sus paquetes legislativos o criticarse mutuamente.
¿Se puede manipular el informe laboral?
Los economistas coinciden ampliamente en que no. La BLS es una agencia técnica y no partidista, donde los datos son tratados con rigurosidad estadística. Solo el comisionado de la agencia es un cargo político, y ni siquiera este oficial tiene acceso a los datos antes de su publicación oficial.
Como dijo Erica Groshen, excomisionada de la BLS entre 2013 y 2017: "Si alguien les pregunta si el vaso está medio lleno o medio vacío, la BLS dirá que es un vaso de ocho onzas con cuatro de líquido". La agencia evita cualquier tipo de lenguaje subjetivo que dé lugar a interpretaciones políticas.
Las revisiones: un elemento clave y mal entendido
Mucho del escándalo reciente se ha centrado en las revisiones a los datos anteriores. Por ejemplo, el informe de julio de 2025 corrigió las cifras de mayo y junio a la baja: de 144,000 y 147,000 empleos creados, se pasó a apenas 19,000 y 14,000 respectivamente.
¿Cómo es posible que se equivoquen tanto? Las razones incluyen:
- Datos incompletos o enviados tarde: muchas empresas tardan en enviar información o la corrigen después.
- Estimaciones y modelos: al tratarse de encuestas, una parte significativa se basa en extrapolar datos de miles de empresas hacia los millones que existen en EE. UU.
- Nueva información administrativa: cada año, se revisan los datos con base en archivos más completos provenientes de los seguros de desempleo estatales.
Estas revisiones han existido por décadas y son parte del proceso estadístico. De hecho, la enorme revisión negativa de julio fue la mayor fuera de una recesión desde 1967, según Goldman Sachs.
Política y desinformación: ¿qué busca Trump?
El expresidente Trump ha criticado duramente estos reportes cuando le son desfavorables, acusando —sin pruebas— que se están manipulando para afectar su imagen y aumentar las posibilidades electorales de la vicepresidenta Kamala Harris. También ha hecho referencia a una revisión del año pasado que redujo el total de empleo en 818,000 puestos.
Sin embargo, esa revisión fue ampliamente anunciada y ocurrió dos meses antes de la elección presidencial. Irónicamente, los datos corregidos mostraban peores cifras durante parte de la administración Biden, debilitando así los argumentos de Trump.
El economista Omair Sharif, de Inflation Insights, lo resumió así: "Yo no tomaría la baja tasa de respuesta como evidencia de que los números son menos confiables".
¿Por qué bajó tanto la participación empresarial en las encuestas?
Uno de los grandes problemas con los datos recientes tiene que ver con una disminución drástica en las tasas de respuesta. En 2013, aproximadamente el 60% de las empresas respondía a las encuestas de la BLS. Hoy en día solo lo hace el 40%.
Esto no es exclusivo de EE. UU. En el Reino Unido, por ejemplo, se suspendió la publicación de la tasa oficial de desempleo por el mismo motivo. La pandemia de COVID-19 aceleró estos problemas globales en la recolección de datos oficiales.
Pero más allá de la participación, también existe un tema presupuestario: desde 2009, las agencias estadísticas de EE. UU. han visto un descenso ajustado por inflación del 16% en sus recursos. Esto ha afectado la calidad y velocidad de sus informes y ha supuesto reducir iniciativas para mejorar las tasas de respuesta.
Según un informe de la Asociación Estadística Americana: "Estamos en un punto de inflexión. Afrontar los desafíos actuales y futuros requiere inversión bien planificada. Lo que hemos visto ha sido reducción no planificada y sin estrategia."
La fragilidad de los modelos estadísticos post-COVID
Otro factor que complica los estimados es la irrupción masiva de nuevas empresas después de la pandemia. Muchas personas, al perder sus empleos o buscar independencia, empezaron negocios propios.
No obstante, estas startups no están generando tantos empleos como otras en tiempos pre-pandemia, lo que distorsiona los modelos de proyección del BLS. Así, si hay más empresas de lo calculado pero con menos empleados cada una, los algoritmos tienden a equivocarse en los totales.
Ernie Tedeschi, asesor económico de la administración Biden, explica que en el contexto actual —donde hay menos contrataciones y despidos, y menos rotación laboral— las fluctuaciones mensuales en el empleo probablemente provienen en su mayoría de empresas nuevas o cerradas, justo las más difíciles de medir.
¿Qué tan malas fueron las revisiones esta vez?
Revisiones importantes no son raras, pero el bache de mayo y junio en los datos de 2025 fue notorio. Se rebajaron 258,000 empleos en total. Esto se convirtió rápidamente en munición política para Trump.
Sin embargo, muchos analistas señalaron que esta corrección dejó los datos BLS mucho más alineados que antes con otras fuentes privadas, como la firma de procesamiento de nóminas ADP, que ya había reportado una fuerte ralentización en esos meses.
En palabras de Kevin Hassett, exasesor económico de Trump: “Lo que hemos visto en los últimos años son enormes revisiones a los números de empleo”.
Pero el propio Tedeschi muestra que aunque hubo picos post-COVID, desde entonces las revisiones han vuelto a niveles normales y son menores que en los 60 y 70.
¿Qué puede cambiar a futuro?
Muchos expertos coinciden en que hay margen de mejora en cómo se recopilan y ajustan estas estadísticas clave. Pero eso requerirá inversión, modernización de los sistemas, incentivos para que las empresas respondan a tiempo, y voluntad política.
Por ahora, la controversia desatada por Trump parece más una distracción política en un año electoral que un cuestionamiento técnico serio. Como lo señaló Heather Boushey, asesora económica de Biden: “Estamos teniendo una conversación sobre temas inventados para distraernos de lo que muestran los datos: una economía que claramente está desacelerándose”.
En resumen, el informe laboral sigue siendo una herramienta fundamental y confiable para el diagnóstico económico —con todas sus imperfecciones. Si se convierte en otro frente de batalla política, todos pierden: desde inversores hasta trabajadores.