Béisbol sobre ruedas: cómo Bristol Motor Speedway se convirtió en el epicentro de la innovación deportiva
Del rugir de motores al crujir del bate: el Speedway de Bristol se transformó en un diamante de béisbol histórico con la MLB Speedway Classic, y ahora se prepara para recibir a NASCAR otra vez. ¿La fórmula? Audacia, logística extrema y visión a largo plazo.
Un estadio, dos mundos
Cuando el reloj marcó el final del partido entre los Atlanta Braves y los Cincinnati Reds en el reciento de “The Last Great Colosseum”, comenzó una carrera contrarreloj que no se libró en el campo de juego, sino en los pasillos, paredes y suelos del Bristol Motor Speedway.
Con una asistencia récord de 91,032 espectadores, lo que fue el primer partido de temporada regular de MLB en Tennessee también marcó un milagro logístico: convertir una pista de NASCAR en un campo de béisbol funcional para recibir a dos franquicias históricas. El objetivo fue claro: dejar todo listo nuevamente para la NASCAR antes del 13 de septiembre.
El reto detrás del espectáculo
Steve Swift, vicepresidente de operaciones de Speedway Motorsports, lo explicó con claridad: “As soon as the last pitch is thrown, the last hit’s hit (...) pads will start coming off the wall.” Su equipo no tenía tiempo que perder. El terreno donde derrapaban coches a más de 300 km/h fue nivelado con 17,500 toneladas de grava y cubierto con 340 toneladas de arcilla de Pensilvania para montar un diamante que cumpliera los estándares profesionales de la MLB.
La empresa BaAM Productions fue clave. Aportaron estructuras temporales como clubhouses completos con duchas, salas de entrenamiento, oficinas técnicas, jaulas de bateo y gradas capaces de alojar a los miles de asistentes que abarrotaron las líneas de banda. El nivel de ingeniería implicado fue titánico.
Todo vuelve a su lugar...
Pero tal como llegó, el campo tiene que irse. Swift informó que una vez terminado el evento, las vallas de protección y paredes temporales comenzarían su retirada inmediata. Con los pits desmontados y los muros de hormigón listos para verterse otra vez, el tiempo de curado del concreto es un factor clave. Se está utilizando una mezcla acelerante para cumplir el estricto cronograma.
El día 7 de septiembre es la meta para tener todo listo, aunque Swift admite que “todavía podría estar secándose la pintura cuando lleguen los camiones de Goodyear”.
... y nada se desperdicia
Una de las decisiones más admiradas ha sido el enfoque de sostenibilidad del proyecto. Parte de la grava será reutilizada en los aparcamientos del estadio, mientras que materiales como maderas, chapas y vigas de las gradas temporales serán donados a comunidades afectadas por el huracán Helene.
“A lot of stuff is going to go to good use,” afirmó Swift. Es un cierre circular para una iniciativa tan monumental como efímera.
Previa de lo que podría venir… ¿Hockey sobre pista de NASCAR?
La NHL ya fijó su mirada en Bristol. Sportico anunció que ejecutivos de la liga explorarían la posibilidad de replicar el éxito de la MLB Speedway Classic con un partido al aire libre de hockey. Swift dejó la puerta abierta de forma sutil pero potente: “A hockey rink would be similar to a football field”.
Y no es para menos: en 2016, el Bristol Motor Speedway albergó un partido universitario de fútbol americano con una asistencia de más de 156,000 personas. Nada está fuera del alcance cuando el espectáculo lo es todo.
¿Es el futuro híbrido de los estadios?
Este tipo de eventos interdisciplinares podrían marcar un antes y un después en la forma de concebir espacios deportivos. Las cifras de asistencia —especialmente en el partido de los Braves y los Reds— superan con creces las expectativas promedio de temporada regular para ambas ligas.
Pero no basta solo con los números. Este ensayo de coexistencia logística entre disciplinas propone nuevas vías para explotar económicamente recintos deportivos de gran capacidad en tiempos muertos. Con inversiones inteligentes, un estadio como Bristol puede pasar de NASCAR a MLB en una semana... y, si los sueños de Swift tienen cabida, también incluir NHL o incluso espectáculos de entretenimiento masivo.
¿Hacia un nuevo modelo de estadio 4 en 1?
No sería la primera vez que el deporte busca fusionarse con el espectáculo. Ya la NFL y la NBA comparten recintos multiusos, pero el tamaño y estructura de un óvalo como el de Bristol lleva el desafío al extremo.
Si la NHL decide dar el paso, podríamos estar ante el primer recinto del mundo en albergar oficialmente partidos de NASCAR, béisbol, fútbol americano y hockey. Un verdadero “coliseo” moderno que recuerda a los anfiteatros romanos adaptables según el evento que se quisiera realizar.
Bristol como símbolo: deporte, ingeniería e imaginación
Más allá de los análisis técnicos, el MLB Speedway Classic en Bristol simboliza lo que ocurre cuando la ingeniería deportiva se une a la imaginación empresarial. Desde el campo con base de grava moldeado para un solo juego de MLB, hasta la renovación del circuito para volver al automovilismo, lo ocurrido en Tennessee confirma que el amor por el deporte no conoce de límites físicos... ni de categorías.
Como dijo el pelotero Matt Olson: “No puedo creer que todo esto se hiciera por un solo juego.” Y sin embargo, ocurrió. Y probablemente, volverá a ocurrir.