Derek Dooley, de las canchas al Capitolio: ¿puede un exentrenador de fútbol americano triunfar en la política de Georgia?
El exentrenador de Tennessee y abogado Derek Dooley busca un escaño en el Senado de EE. UU. respaldado por el gobernador Kemp, enfrentando divisiones republicanas y el legado de Trump
El salto de las canchas a la política: un fenómeno en auge
En Estados Unidos, el cruce entre figuras deportivas y los cargos políticos se ha vuelto cada vez más común. Desde Bill Bradley, exjugador de la NBA, hasta Tommy Tuberville, exentrenador de fútbol americano universitario y actual senador por Alabama, el paso del deporte a la política se ha convertido en un fenómeno recurrente. Ahora es el turno de Derek Dooley, exentrenador universitario y actual aspirante republicano al Senado por Georgia para las elecciones de 2026. Con el respaldo del gobernador de Georgia, Brian Kemp, Dooley se lanza a competir contra el actual senador demócrata Jon Ossoff, en lo que promete ser una de las contiendas más disputadas de ese ciclo electoral. Pero su historia, cargada de conexiones familiares, derrotas deportivas y una batalla por demostrar su autenticidad conservadora, plantea preguntas clave: ¿está realmente preparado para ocupar uno de los puestos legislativos más importantes del país?¿Quién es Derek Dooley?
Derek Dooley tiene 57 años y una vida profesional marcada por una carrera variada. Hijo del legendario entrenador de la Universidad de Georgia, Vince Dooley, Derek nació en un entorno donde el fútbol americano y la política convergían con naturalidad. Su madre, Barbara Dooley, se postuló sin éxito al Congreso en 2002, lo que añade una capa política a su herencia familiar. Estudió en la Universidad de Virginia, donde fue walk-on antes de obtener una beca como receptor. Después obtuvo un título en derecho por la Universidad de Georgia, y trabajó brevemente como abogado antes de dedicarse definitivamente al fútbol americano. Fue entrenador principal en Louisiana Tech y posteriormente en la Universidad de Tennessee entre 2010 y 2012, donde recopiló un decepcionante récord de 15-21, lo que le costó el empleo. Más adelante sirvió como entrenador asistente en los Dallas Cowboys, la Universidad de Missouri, New York Giants y la Universidad de Alabama.Del fracaso en el terreno a la ambición política
Dooley no es ajeno a las críticas. Su etapa como entrenador en Tennessee es recordada como una de las más pobres del programa en tiempos recientes. Tanto es así que sus detractores han lanzado un sitio web llamado “Dooley’s Volunteers”, que recopila críticas de comentaristas deportivos y cuestiona sus credenciales conservadoras. Sin embargo, Dooley ha decidido capitalizar su imagen de “outsider” político, emulando el camino que en su momento recorrieron figuras como David Perdue. En su video de lanzamiento de campaña, atacó directamente a la agenda demócrata y posicionó su candidatura como una respuesta a los "profesionales de la política" como Ossoff.“La ley está siendo ignorada, la frontera es un desastre, la inflación ahoga a las familias y la cultura ‘woke’ se está imponiendo. Necesitamos una nueva dirección en Georgia” —Derek Dooley
La bendición de Kemp... ¿y la ausencia de Trump?
Dooley no está trabajando solo. Su candidatura cuenta con el respaldo del gobernador republicano Brian Kemp, quien fue frecuente invitado en la casa de los Dooley durante su juventud y convivió con el hermano mayor de Derek en la Universidad de Georgia. El respaldo no es menor: Kemp cuenta con la maquinaria política republicana más influyente en el estado. Kemp ha puesto a disposición de Dooley a estrategas clave de su equipo, como el consultor político Cody Hall y la recaudadora de fondos Chelsey Ruppersburg. No obstante, el respaldo del expresidente Donald Trump aún no se materializa, lo que ha generado tensiones dentro del partido. La intención inicial era que Trump y Kemp convergieran en un candidato unitario, pero el proceso no ha dado frutos. Trump, por ahora, mantiene su apoyo en suspenso. Algunos ven esto como un riesgo para Dooley: en Georgia, la bendición de Trump puede ser decisiva, pero también divisiva.Un campo minado republicano
A pesar del respaldo de Kemp, Dooley no está solo en la pugna por la candidatura republicana. Se enfrenta a una creciente lista de contendientes, entre ellos los congresistas Buddy Carter y Mike Collins, así como la activista Reagan Box. Además, notables figuras republicanas han apoyado a Collins, como el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y varios senadores estatales de Georgia. Incluso uno de los líderes oficiales de Kemp en la Cámara estatal, Matthew Gambill, ha desertado para respaldar a Collins. Esto ha expuesto una fractura en el partido, que recuerda a contiendas pasadas igualmente turbulentas. Por ejemplo, la designación de Kelly Loeffler al Senado por parte de Kemp terminó siendo derrotada en una histórica segunda vuelta por Raphael Warnock. Posteriormente, el respaldo de Trump a Herschel Walker tampoco bastó, y nuevamente Warnock ganó.Una estrategia arriesgada y con precedentes mixtos
Dooley pretende proyectarse como la personificación del sentido común georgiano y promete “luchar junto al presidente Trump, poner a Georgia primero y trabajar por ti”. Aunque no cuenta con experiencia política, su formación legal y su nombre de familia lo colocan como un contendiente serio. Lo que preocupa a muchos es que esta no es la primera vez que Kemp apuesta por candidatos sin experiencia legislativa, con resultados inciertos. Tanto Loeffler como Perdue perdieron carreras cruciales, abriendo la puerta a un Senado controlado por los demócratas. Algunos republicanos ven en la candidatura de Dooley un déjà vu potencialmente problemático.Los entrenadores que pisan el Congreso
La historia política estadounidense cuenta con varios ejemplos de entrenadores deportivos que han probado suerte en la política. Tommy Tuberville ganó su escaño al Senado por Alabama en 2020 y actualmente busca la gobernación. Tom Osborne, legendario entrenador de la Universidad de Nebraska, sirvió tres mandatos en la Cámara de Representantes. Incluso Barry Switzer, exentrenador de los Dallas Cowboys, fue mencionado como posible aspirante en Oklahoma en cierto momento. Estos casos reflejan una realidad: figuras deportivas emblemáticas pueden tener tracción entre los votantes. Pero también demuestran que sin un mensaje sólido, respaldos bien definidos y experiencia política mínima, esa fama no siempre garantiza éxito.¿Qué quiere realmente Georgia?
La candidatura de Derek Dooley plantea un debate central: ¿qué anhela el electorado conservador en Georgia? La respuesta no es simple. Por un lado, los votantes valoran la identidad tradicional, el conservadurismo clásico y el respaldo a Trump. Por otro, quieren eficacia, liderazgo probado y candidatos con experiencia tangible. Dooley intenta caminar por una cuerda floja: no alienar a los trumpistas radicales, mantener el respaldo de Kemp sin parecer un títere, y demostrar que puede enfrentar a Ossoff, un político astuto y mediáticamente atractivo.¿Jon Ossoff en la cuerda floja?
Los republicanos ven a Ossoff como el senador demócrata más vulnerable en el ciclo 2026. Su elección en 2021 se dio en condiciones extraordinarias, con una segunda vuelta muy polarizada. Aunque ha mantenido una base democrática firme, sus opositores apuntan a una economía aún frágil y a la agenda demócrata “progresista” como puntos de ataque para erosionar su imagen. Derek Dooley, si logra consolidarse como el candidato republicano, podría representar una amenaza real. Pero la clave estará en no repetir errores del pasado: campañas divididas, candidatos débiles o sin conexión con el votante promedio, y conflictos internos que beneficien a los demócratas.El veredicto aún está lejos
La carrera hacia el Senado por Georgia en 2026 apenas comienza, pero ya está cargada de drama, nombres pesados, enfrentamientos ideológicos y tácticas estratégicas de alto impacto. Derek Dooley, con su mezcla de disciplina deportiva, linaje político y apoyo estatal, tiene potencial para destacar. Sin embargo, necesitará mucho más que apellido y respaldo para ganarse un escaño en Washington. Deberá superar el escepticismo de los conservadores más ortodoxos, la sombra del trumpismo y las cicatrices de su pasado como entrenador. Solamente el tiempo dirá si esta jugada política terminará en touchdown o en pérdida de balón. ¿Y tú qué opinas? ¿Puede un exentrenador sin experiencia legislativa ser el líder que Georgia necesita en el Senado? Este artículo fue redactado con información de Associated Press