El alto precio del conflicto: imágenes de rehenes israelíes y la presión para un alto al fuego en Gaza
Mientras los videos de rehenes capturados estremecen a Israel, la crisis humanitaria en Gaza se intensifica y la presión internacional aumenta para alcanzar un acuerdo con Hamas.
Una nueva sacudida en la guerra de Gaza
Israel amaneció esta semana con el corazón encogido. Las recientes imágenes de rehenes israelíes en condiciones físicas extremas, publicadas por Hamas y la Yihad Islámica Palestina, han vuelto a poner sobre la mesa no solo la desesperación de los prisioneros, sino también la urgencia de alcanzar un alto al fuego. Estas escenas de horror han reavivado el debate interno en Israel y generado un terremoto político en torno a la figura del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Los videos que lo cambiaron todo
Dos hombres israelíes, Evyatar David y Rom Braslavski, aparecen en los videos. Delgados hasta los huesos, exhaustos, acostados en condiciones infrahumanas. David afirma que cava su propia tumba. Braslavski, acostado en un colchón sucio, no puede levantarse por una lesión en el pie. "En este nuevo video, sus ojos están apagados. Él no tiene fuerzas, y yo tampoco", dijo su madre, Tami, en un comunicado desgarrador.
Estas imágenes no solo han movilizado a decenas de miles de israelíes en una de las protestas más grandes registradas en meses, sino que también han provocado una ola de reclamos contra la política del gobierno. La indignación ciudadana ha reavivado las demandas de un acuerdo inmediato de alto al fuego con Hamas para garantizar la vida de los rehenes que permanecen en Gaza.
El contexto del conflicto
Desde el ataque del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamas en el sur de Israel, donde murieron alrededor de 1.200 personas —la mayoría civiles— y 251 más fueron secuestradas, la situación ha escalado a uno de los conflictos más sangrientos del siglo XXI en Medio Oriente.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 60,900 palestinos han muerto desde entonces por la ofensiva militar de Israel. La comunidad internacional ya ha denunciado lo que muchos consideran una catástrofe humanitaria sin precedentes: al menos 93 niños y 87 adultos han muerto por causas asociadas a la desnutrición desde el comienzo del bloqueo.
Una crisis humanitaria fuera de control
Las advertencias de hambruna en Gaza se han intensificado con fuerza. Entre el 2 de marzo y el 19 de mayo, ninguna ayuda humanitaria logró entrar a Gaza, y desde entonces ha sido extremadamente limitada. La ONU denuncia que más de 850 personas murieron tratando de acceder a sitios de distribución de ayuda, muchos de ellos peligrosamente caóticos y mal organizados.
La Media Luna Roja, junto con organizaciones como Médicos Sin Fronteras, ha puesto en marcha mecanismos de emergencia mientras que el acceso sigue siendo imposible en muchas áreas.
Las tensiones internas en Israel
Netanyahu enfrenta una presión sin precedentes: por un lado, exige la eliminación definitiva de Hamas como organización y la liberación de todos los rehenes sin ceder a las demandas del grupo islamista. Por otro, miles de ciudadanos, incluyendo familias de rehenes, exigen que se firme un acuerdo de paz que salve a quienes aún siguen vivos en Gaza.
"Cuando veo esto, entiendo perfectamente qué quiere Hamas: rompernos por dentro con videos de horror", dijo Netanyahu. No obstante, parece que una parte importante de la sociedad israelí ya no está dispuesta a pagar ese precio por prolongar la guerra. Manifestaciones se han intensificado en Tel Aviv, especialmente en la plaza de los rehenes, epicentro de las denuncias y súplicas de familiares que exigen acción inmediata.
Reacciones internacionales
El Comité Internacional de la Cruz Roja ha calificado los videos como "atroces" y ha renovado su petición de acceso humanitario para entregar comida y medicamentos a los rehenes. Sin embargo, Hamas ha declarado que solo permitirá la entrega constante de ayuda si se abren corredores humanitarios regulares en Gaza, y denuncia que los rehenes "comen lo mismo que nuestros combatientes y el pueblo".
Mientras tanto, Netanyahu pidió al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas una sesión urgente. El Ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Sa’ar, viajará a Nueva York para presionar por acciones internacionales que permitan liberar a los rehenes sin consolidar el poder de Hamas en Gaza.
¿Un punto de inflexión?
Cada conflicto tiene sus momentos de quiebre, y todo indica que este podría ser uno. El impacto psicológico de los videos ha sido devastador —no solo para los familiares, sino también para la sociedad israelí que desde hace casi dos años vive entre constantes alertas, bombardeos y duelo.
Frente a esto, voces dentro y fuera del gobierno cuestionan si es momento de privilegiar la vía diplomática por encima de una victoria militar total. Intelectuales, exmilitares y agrupaciones pacifistas apelan a la responsabilidad histórica y moral del gobierno israelí: "Nuestra supervivencia como sociedad democrática no se tiene que definir únicamente por cuántos enemigos matamos, sino por cómo cuidamos a los nuestros", dijo un excomandante del Mossad en una carta abierta publicada en Haaretz.
El dilema moral y político de un Estado
No es fácil la posición del gobierno. Ceder a un acuerdo con Hamas podría significar reconocer parte de su poder, lo que contraviene los objetivos del gobierno de “eliminar toda amenaza” desde Gaza. Pero continuar esta guerra podría condenar a muerte a los rehenes restantes, sin hablar del incontenible deterioro de la imagen internacional de Israel, incluso entre antiguos aliados.
A esto se le suma el creciente descontento interno. Encuestas recientes revelan que el 53% de los israelíes preferiría firmar un acuerdo con tal de rescatar con vida a los rehenes. Solo un 28% apoya continuar con la ofensiva a toda costa. La figura de Netanyahu, alguna vez sinónimo de seguridad nacional, comienza a debilitarse no solo por la presión ciudadana, sino también por las fisuras que empiezan a romper su coalición de gobierno.
Una guerra de narrativas
En un contexto donde la narrativa convierte a las víctimas en piezas de ajedrez, los videos de Evyatar y Rom devolvieron humanidad al conflicto. Mostraron que más allá de los discursos patrióticos o militares, hay seres humanos atrapados, sin comida, sin fuerza, sin esperanza.
Las imágenes han calado hondo en una sociedad que, si bien se ha acostumbrado a enfrentar múltiples frentes de guerra, no puede soportar ver a sus hijos lentamente consumiéndose en cautiverio.
¿Y ahora qué?
Está claro que la política israelí se enfrenta a una decisión existencial: persistir en una guerra sin final claro o acordar una salida negociada que implique compromisos mutuos. Para muchos, incluyendo familias de los rehenes, la prioridad está clara: es hora de cerrar el capítulo más oscuro de esta historia con la vida, no con más muerte.