El colapso de Boeing: una década de crisis, errores fatales y lucha sindical

De los cielos al caos: cómo Boeing pasó de ser un ícono de la ingeniería aeroespacial a una empresa golpeada por accidentes, escándalos e insatisfacción laboral.

Boeing, una vez sinónimo de excelencia y orgullo en la industria de la aviación, hoy se encuentra sumida en una profunda crisis institucional, técnica y moral. En los últimos 10 años, la empresa ha enfrentado tragedias aéreas, investigaciones federales, escándalos ejecutivos y huelgas sindicales. Lo que alguna vez fue una compañía ejemplo del poder industrial estadounidense, ahora lucha por mantener su estabilidad y credibilidad ante los ojos del mundo.

Un gigante industrial con pies de barro

Fundada en 1916, Boeing ha sido durante décadas el estandarte de la ingeniería aeronáutica en Estados Unidos. Desde aviones comerciales como el icónico 747 hasta la producción de cazas y aeronaves militares, Boeing acumuló prestigio, contratos gubernamentales y un legado que la posicionó como competidora directa de Airbus. Pero en los últimos años, una serie de errores estratégicos, problemas de calidad e incidentes mortales han vuelto ese legado un estigma.

El inicio del descenso: baterías incendiarias y dudas sobre el 787

En enero de 2013, el Boeing 787 Dreamliner fue retirado temporalmente de operaciones en todo el mundo tras incidentes donde baterías de iones de litio causaron incendios. La Administración Federal de Aviación (FAA) ordenó la revisión y rediseño del sistema eléctrico. El fallo no causó muertes, pero fue una primera alerta sobre deficiencias en calidad y control.

737 Max: dos tragedias que expusieron el corazón roto de Boeing

Pero el verdadero infierno comenzó en octubre de 2018 cuando el vuelo 610 de Lion Air, un Boeing 737 Max 8, se estrelló en el mar de Java, Indonesia, matando a los 189 ocupantes. La investigación reveló un grave problema con el sistema MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System), diseñado para evitar entrada en pérdida, que no había sido comunicado adecuadamente a pilotos ni aerolíneas.

Menos de cinco meses después, en marzo de 2019, un segundo accidente detonó la alarma global. El vuelo 302 de Ethiopian Airlines, también un 737 Max 8, se estrelló poco después de despegar de Addis Abeba, causando 157 muertes más. Las similitudes entre ambos incidentes desataron una crisis sin precedentes.

El resultado fue fulminante: el 737 Max fue suspendido del aire por casi dos años en organismos reguladores de todo el mundo. La imagen de Boeing se desplomó, junto con sus acciones que en marzo de 2019 habían alcanzado un máximo histórico de $430.35 USD por acción. Para mayo de 2020 ya valían menos de $130.

Caída de liderazgo y problemas estructurales

La compañía procedió a una serie de cambios ejecutivos para intentar lavar su imagen. En diciembre de 2019, el CEO Dennis Muilenburg fue reemplazado. En 2021, Boeing aceptó un acuerdo con el Departamento de Justicia que incluía una multa de $2.5 mil millones para resolver cargos por fraude y no revelará información sobre el MCAS. Pero el daño estaba hecho.

Para colmo, en enero de 2024, otro incidente involucró a un 737 Max 9 de Alaska Airlines donde una compuerta de salida de emergencia sin uso se desprendió en pleno vuelo. Si bien no hubo muertes, el pánico cundió. A esto se sumó otro incidente en marzo con un Dreamliner de LATAM que sufrió una caída brusca, hiriendo a 50 pasajeros, presuntamente por un problema en los asientos de los pilotos.

Huelgas sindicales, falta de confianza y crisis de cultura organizacional

Mientras Boeing sufría en sus oficinas ejecutivas, la base laboral también se rebelaba. En septiembre de 2024, unos 33,000 trabajadores de fábricas se declararon en huelga, paralizando la producción durante casi dos meses. Fue la primera huelga desde 2008 y marcó una señal clara: no solo la ingeniería fallaba, también la cultura empresarial.

En julio de 2025, otro paro laboral afectó a más de 3,000 trabajadores que construyen aviones de combate. La situación se volvió crítica justo cuando la empresa intentaba reconstruir su imagen. Según el comunicado del sindicato IAMAW (International Association of Machinists and Aerospace Workers), los empleados protestaban por prácticas salariales injustas y falta de garantías de seguridad laboral.

Boeing se declara culpable: una decisión histórica

La peor bofetada llegó en julio de 2024, cuando Boeing accedió a declararse culpable de conspiración para defraudar al gobierno de Estados Unidos al haber engañado a los reguladores sobre la capacitación para el 737 Max. Aunque evitó una condena penal que habría bloqueado futuros contratos federales, la empresa comprometió más de $1.1 mil millones en pagos, incluyendo $445 millones adicionales para las familias de víctimas.

Nueva esperanza con un rostro conocido

En un intento desesperado por recuperar el rumbo, la compañía anunció en julio de 2024 el nombramiento de Kelly Ortberg como nuevo CEO. Ortberg, ingeniero de formación y ex CEO del proveedor aeroespacial Rockwell Collins, fue recibido con optimismo por algunos sectores que esperan volver al enfoque técnico y operativo en lugar de priorizar lo financiero.

¿Un gigante herido o una compañía condenada?

Actualmente, Boeing se encuentra en un limbo estructural. Su competidor directo, Airbus, ha ganado terreno significativamente. Según datos de 2023, Airbus entregó un total de 735 aviones, mientras que Boeing apenas llegó a 528.

Además, la confianza de los consumidores y aerolíneas es cada vez más difícil de recuperar. Algunos socios como Ryanair y United han mostrado dudas sobre futuras adquisiciones, y muchos reguladores internacionales mantienen escrutinio sobre cada nuevo modelo que sale de fábrica.

Las lecciones de la tragedia

Boeing no solo enfrenta una crisis financiera. Está en medio de una crisis ética y de credibilidad. Como ha señalado el influyente experto en aviación Richard Aboulafia: “Boeing dejó de ser una empresa de ingeniería para convertirse en una empresa de PowerPoint. Eso mató gente.”

La única vía de solución parece ser un enfoque profundo y honesto en la cultura organizacional, en la integridad de sus productos y en el respeto por quienes hacen posible su funcionamiento: los trabajadores. Mientras tanto, miles de empleados siguen a la espera de mejoras reales, y millones de pasajeros desean recuperar la fe cada vez que abordan un Boeing.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press