Hambre en las praderas: el repunte de la inseguridad alimentaria en Dakota del Sur

Entre la reducción del apoyo gubernamental y el aumento de demanda, organizaciones comunitarias unen fuerzas para combatir un problema invisible pero creciente: la inseguridad alimentaria

Un retrato alarmante de la necesidad

En Dakota del Sur, un estado conocido por vastas llanuras y cielos despejados, más de 113,500 personas vivieron en 2023 con inseguridad alimentaria, según datos de Feeding America. Esto significa que tuvieron acceso limitado o inconsistente a una cantidad suficiente de alimentos. En un contexto nacional donde, según la EPA, se desperdicia alrededor del 40% de los alimentos, las cifras son más que preocupantes: son una llamada de atención.

Un frente unido: la creación del South Dakota Healthy Nutrition Collaborative

Frente a este escenario crítico, 40 organizaciones del estado decidieron unir fuerzas en 2023 para formar el South Dakota Healthy Nutrition Collaborative (SDHNC), un proyecto que, en palabras de su coordinadora Jennifer Folliard, es “un lugar de encuentro” para encontrar soluciones sistémicas.

“Nos juntamos con un solo objetivo: provocar un cambio real en los sistemas alimentarios. No podemos seguir operando por separado si queremos marcar una diferencia”, comentó Folliard.

Rediseñando el mapa del hambre: Feeding South Dakota

Una de las organizaciones más importantes dentro del SDHNC es Feeding South Dakota, la mayor red de ayuda alimentaria del estado. Con centros de distribución en Rapid City, Pierre y Sioux Falls, trabaja con 263 socios comunitarios abarcando los 66 condados del estado.

En el año fiscal 2024, Feeding South Dakota distribuyó más de 11.7 millones de comidas y asistió a 12,772 familias, enfrentando una crisis adicional: la pérdida de 1.5 millones de libras de alimentos previamente provistos por el Departamento de Agricultura de EE.UU. Por ello, solicitaron $3 millones al estado para suplir ese déficit.

Innovación comunitaria: el caso de Bread Break

Bread Break, un referente en Sioux Falls, lidera un enfoque diferente: recuperar alimentos utilizables que de otro modo terminarían en la basura. Su labor consiste en recolectar comida de supermercados, estaciones de servicio, restaurantes y tiendas para redistribuirla a más de 30 organizaciones.

En 2023, lograron rescatar más de 300,000 libras de comida, y en 2024 esperan alcanzar las 400,000 libras. Su directora, Pam Cole, afirmó: “La necesidad no solo ha crecido; se ha disparado. Estamos llegando al límite. Lo que era difícil ahora se ha vuelto insostenible.”

Una expansión necesaria

Actualmente, Bread Break solo opera en Sioux Falls, pero Cole ha recibido múltiples solicitudes desde Rapid City y otras zonas. Su éxito ha sido tal que se está considerando replicarlo a nivel estatal. Esto podría marcar una importante diferencia en el acceso alimentario en regiones rurales donde las opciones son limitadas.

Una paradoja nacional

La paradoja es dolorosa: mientras millones pasan hambre, el país desperdicia el 40% de sus alimentos, lo que equivale a $218 mil millones, o el 1.3% del PIB, según la EPA. Pam Cole lo resumió perfectamente: “Nuestro sistema alimentario está roto y necesitamos repararlo a profundidad.”

El caso invisible: historias de resiliencia

Traci Praul, residente de Sioux Falls, representa la cara humana detrás de las estadísticas. Vive gracias al programa SNAP (antes conocido como cupones alimentarios) y asiste a Church on the Street, donde recibe asistencia alimenticia y otros servicios como lavandería.

Con los precios tan altos, estamos viviendo al día. Con la inflación, ya no sabemos qué esperar del gobierno estatal o federal,” afirmó Traci. Aun con la ayuda de SNAP, muchos deben recurrir a bancos de alimentos y redes comunitarias para sobrevivir.

Colaboración por encima del caos

El gran desafío radica en que muchas de estas iniciativas operan con fondos inestables y reducciones presupuestarias constantes. A pesar de ello, líderes comunitarios como Folliard creen en la resiliencia del pueblo sudakotano:

“Aquí la gente es muy ingeniosa y tiene una capacidad de recuperación que inspira.”

Una de las claves ha sido la creación de espacios colaborativos, donde grupos como las iglesias, ONGs, bancos de alimentos y voluntarios pueden conectar recursos, diseñar estrategias e implementar planes a nivel local y regional.

El papel del gobierno: apoyo o interferencia

La situación se complica además por errores institucionales. En julio pasado, la oficina de la Secretaria de Estado de Dakota del Sur, Monae Johnson, publicó por error información sensible de más de 600,000 votantes, incluyendo si se habían registrado en agencias que ofrecen asistencia como ayuda alimentaria. Esto viola leyes federales de privacidad y sembró aún más desconfianza entre la población que acude a estos recursos.

Johnson se disculpó formalmente y afirmó que ya trabajan para evitar nuevas filtraciones, pero el incidente pone en evidencia lo delicado que puede ser cruzar datos entre asistencia social y participación cívica, sobre todo para poblaciones vulnerables.

El futuro inmediato: acción, no caridad

Las organizaciones que luchan contra el hambre en Dakota del Sur coinciden en algo: esto no se trata solo de dar comida, sino de transformar sistemas. Es decir, coordinar esfuerzos, compartir recursos y repensar las políticas alimentarias como piezas de un sistema integral de salud y bienestar.

  • Fortalecer la red de distribución en zonas rurales
  • Ampliar los programas de recuperación de alimentos
  • Presionar por presupuestos estatales que suplan recortes federales
  • Educar a la población sobre la seguridad alimentaria y la sostenibilidad

La inseguridad alimentaria no es solo una consecuencia de la pobreza. Es un síntoma de un sistema que, en su abundancia, ha desconectado la producción de la comunidad, la abundancia del acceso, y la comida del derecho.

¿Qué podemos aprender?

Dakota del Sur quizás no aparezca en los titulares nacionales por sus índices de hambre, pero representa un microcosmos de lo que está pasando en muchas partes del país: hambre en tiempos de desperdicio.

Organizaciones como SDHNC, Bread Break y Feeding South Dakota están liderando un movimiento que pone el foco en la colaboración, la ética y el impacto real.

“Si no podemos resolver cómo alimentar a nuestro pueblo con los excedentes que ya tenemos, ¿qué nos dice eso como sociedad?” - Pam Cole

Es tiempo de pasar de la caridad al cambio estructural. Porque luchar contra el hambre no debería ser una cruzada heroica de voluntarios desbordados, sino un compromiso nacional con la dignidad de cada persona.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press