Las promesas imposibles de Trump sobre los medicamentos: ¿realidad o puro teatro político?

El expresidente afirma haber reducido los precios de los fármacos en más de un 1,500%, pero los datos y los expertos lo contradicen rotundamente.

Un número absurdo: ¿1,500% de reducción?

Durante una rueda de prensa reciente, el expresidente Donald Trump afirmó ante periodistas que su administración había reducido los precios de los medicamentos en un impresionante 1,500%, una cifra que no solo es difícil de creer, sino que además es matemáticamente imposible.

“No me refiero a un 50%, me refiero a un 1,500%”, dijo Trump con su estilo característico de exageración. No es la primera vez que el exmandatario hace afirmaciones grandilocuentes, pero esta vez su discurso ha expuesto con mayor claridad cómo la retórica política puede distorsionar gravemente la realidad.

¿Qué significa reducir algo en más de un 100%?

Reducir un precio en más del 100% implicaría que, en lugar de pagar por un producto, el consumidor recibiría dinero al adquirirlo. Por ejemplo, si un medicamento cuesta 100 dólares, una reducción del 100% lo haría gratuito. Una reducción del 1500% significaría que la empresa pagaría al paciente 1,400 dólares por adquirir el fármaco.

“Es absolutamente ficticio”, dijo Geoffrey Joyce, director de políticas de salud del Schaeffer Center de la Universidad del Sur de California. “Eso implicaría que las farmacéuticas están pagando a los pacientes por tomar sus medicamentos. No tiene sentido alguno”.

Qué se ha hecho realmente respecto a los precios

Durante su presidencia, Trump firmó varias órdenes ejecutivas destinadas a abordar el elevado costo de los medicamentos en Estados Unidos. Una de las más destacadas fue la política de ‘precios de nación más favorecida’, diseñada para que EE. UU. pagara precios comparables a los de otros países desarrollados por medicamentos cubiertos por Medicare.

En teoría, esta política podría haber llevado a cierta reducción en los precios negociados, especialmente por parte de fabricantes que prefieren evitar restricciones más severas en el futuro. No obstante, los líderes de la industria y los expertos en políticas de salud coinciden en que no hubo disminuciones sustanciales de precios, y mucho menos de tal magnitud.

Contexto internacional: ¿es Estados Unidos el país que más paga por medicamentos?

Sí. Según un estudio del Congreso estadounidense de 2021, Estados Unidos paga casi el triple por medicamentos recetados en comparación con otros países desarrollados. Por ejemplo, el precio del Humira —empleado para tratar la artritis— era de $2,669 por dosis en EE. UU., en comparación con $822 en Alemania.

Estos precios tan altos se deben a que, en Estados Unidos, los precios de los medicamentos son definidos por el mercado y no están regulados por el gobierno como ocurre en otros países. Además, Medicare tiene una capacidad limitada para negociar precios directamente con las farmacéuticas.

¿Cuál es la estrategia política detrás de estas afirmaciones?

La declaración de Trump parece más orientada a reforzar una narrativa política que a comunicar resultados factuales. Su afirmación ha surgido en un contexto cargado de tensiones presidenciales, en el que intenta proyectar eficiencia y resultado mientras arremete contra sus opositores y critica el sistema de salud actual.

Mariana Socal, profesora de salud pública en Johns Hopkins, expresó que no existe evidencia que respalde una caída generalizada del costo de medicamentos: “La matemática simplemente no cuadra. No hay manera de que una administración haya logrado una reducción de semejante magnitud sin que el país entero lo notara”.

Reacción de la Casa Blanca

Al ser cuestionado sobre la base de las afirmaciones de Trump, el vocero de la Casa Blanca Kush Desai dijo: “Es un hecho objetivo que los estadounidenses pagan exponencialmente más por los mismos medicamentos que los ciudadanos de otros países desarrollados, y es un hecho que ninguna otra administración ha hecho tanto como ésta para corregir esta carga injusta”.

Sin embargo, ante la falta de datos concretos, los expertos siguen viendo esto como un argumento sin respaldo empírico. “Si las farmacéuticas realmente hubiesen bajado sus precios en un 1,500%, estarían lanzando campañas publicitarias celebrándolo. Pero eso simplemente no ha sucedido”, añadió Mariana Socal.

Probables consecuencias de prometer lo imposible

El uso de cifras ilusorias no es nuevo en la política, pero puede erosionar la confianza pública en los procesos gubernamentales. Si la ciudadanía percibe que los líderes exageran o mienten fácilmente sobre cuestiones tan sensibles como el acceso a medicamentos, el desencanto con el sistema solo aumentará.

Además, esta estrategia puede invisibilizar esfuerzos genuinos para reformar el sistema farmacéutico. Las iniciativas reales —como permitir a Medicare negociar precios directamente o importar medicamentos más baratos de Canadá— podrían perder impulso si se perciben como ineficaces frente a promesas desmesuradas e inalcanzables.

Pero, ¿hay alguna señal de avance verdadero?

Recientemente, algunos fabricantes, como Novartis y Sanofi, han mostrado apertura a conversaciones sobre reducción de precios para ciertos medicamentos. Sin embargo, los cambios reales y generalizados requieren más que promesas y cartas enviadas por la Casa Blanca.

Y en un país donde más de 131 millones de personas toman al menos una receta médica al mes (según datos de los CDC), las reformas en precios afectan a una proporción enorme de la población.

Una práctica constante: desinformación como herramienta electoral

No es la primera vez que Trump recurre a cifras fuera de contexto o claramente incorrectas. Durante su administración y campaña, sus afirmaciones sobre el crecimiento del empleo, la construcción del muro y las vacunas contra el COVID-19 fueron ampliamente criticadas por no reflejar la realidad.

En el entorno polarizado actual, donde las fake news proliferan y la desinformación parece ser moneda corriente, este tipo de declaraciones deben ser enfrentadas con datos, experticia, y sobre todo, una ciudadanía informada.

¿Y el precio para los estadounidenses?

Mientras tanto, los ciudadanos siguen enfrentando precios extremadamente altos en las farmacias. Según una encuesta de Kaiser Family Foundation, el 29% de los adultos en EE. UU. no completa sus tratamientos médicos por los costos asociados, situación que en otros países con sistemas de salud más regulados es menos común.

Si bien un sistema completamente regulado también conlleva desafíos, sobre todo en términos de innovación y acceso inmediato, decir que se han logrado rebajas del 1,500% sin una sola prueba pone en evidencia cómo una frase exagerada puede opacar cualquier mejora real alcanzada.

Tal vez Trump pretendía señalar una aspiración futura. En un momento dijo: “Vamos a comenzar a bajar los precios en los próximos dos o tres meses por 1,200, 1,300 o incluso 1,400%”. Si es así, el uso del tiempo verbal futuro lo salva un poco, pero sigue siendo insostenible en cualquier marco lógico o económico.

¿Qué sigue para la reforma farmacéutica?

Muchos esperan que la administración actual —y futuras— avancen hacia reformas estructurales que permitan un mercado más justo y transparente. Ello incluye aumentar la transparencia en la formación de precios, fomentar la competencia de genéricos y biosimilares, e incluso establecer techos de precios en ciertos contextos.

Para Mariana Socal, la solución pasa por voluntad política y diálogo con la industria: “Necesitamos un sistema más justo. Y eso comienza con decir la verdad, no con números mágicos”.

Con afirmaciones como la de los medicamentos 1,500% más baratos, tal vez la única cura que necesita con urgencia la política estadounidense es una dosis fuerte de honestidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press