Netanyahu vs. el poder judicial: ¿Está en riesgo la democracia en Israel?

La destitución de la fiscal general y la inestabilidad institucional reavivan preocupaciones sobre el futuro democrático de Israel

El conflicto entre el poder ejecutivo y el judicial en Israel ha alcanzado un nuevo clímax tras la reciente e histórica destitución de la fiscal general Gali Baharav-Miara. Esta medida fue aprobada por unanimidad por el gabinete del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien actualmente enfrenta un juicio por corrupción y ha sido acusado de intentar debilitar la independencia judicial para su propio beneficio político.

Una crisis institucional sin precedentes

El lunes 27 de julio de 2025, el gabinete israelí aprobó por unanimidad la destitución de la fiscal general, Gali Baharav-Miara. La decisión fue inmediatamente congelada por la Corte Suprema israelí mientras se evalúa su legalidad. El movimiento ha sido descrito como una escalada dramática del enfrentamiento entre el primer ministro y el poder judicial.

Gali Baharav-Miara ha sido vista por muchos como una figura clave en la defensa del sistema jurídico israelí. Su negativa a acatar ciertas decisiones del gobierno, incluidas propuestas de remoción de altos cargos como el jefe de la agencia de seguridad interna Shin Bet, fue interpretada por Netanyahu como una interferencia política. Sin embargo, Baharav-Miara ha sostenido que existía un conflicto de intereses debido a los múltiples casos judiciales pendientes contra el propio primer ministro.

Los antecedentes: reformas fallidas y tensiones en aumento

No es la primera vez que las acciones del gobierno de Netanyahu generan alarma entre juristas, ciudadanos y organizaciones cívicas. En 2023, su intento por reformar el sistema judicial —una iniciativa que incluía limitar el poder de la Corte Suprema y otorgar mayor dominio al gobierno sobre los nombramientos judiciales— provocó meses de protestas masivas en todo el país.

Hasta 600.000 personas salieron a las calles en marzo de ese año, según datos del periódico Haaretz. Las manifestaciones lograron pausar, aunque no eliminar, los planes de reforma judicial, demostrando el poder de la sociedad civil israelí y el nivel de descontento de una ciudadanía que teme la erosión de su democracia.

¿Una democracia en retroceso?

El intento de destituir a Baharav-Miara ha sido recibido como una señal de advertencia. Según el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel, que representa a una importante organización de vigilancia democrática, la decisión es "ilegal e inédita" y busca convertir el cargo de fiscal en un puesto político. Unas 15,000 personas ya han firmado una petición de emergencia ante la Corte Suprema para anular la medida.

"Esta decisión convierte el rol del fiscal general en un cargo político. Continuaremos la batalla legal hasta que esta decisión defectuosa sea revocada", declaró el movimiento en un comunicado oficial.

La preocupación es compartida por muchos ciudadanos israelíes y observadores internacionales. El temor a una concentración de poder sin frenos ha cobrado fuerza desde que el actual gobierno, una coalición de partidos ultranacionalistas y religiosos, asumió funciones. De hecho, Israel Democracy Institute ha advertido que las acciones del gobierno podrían sentar un peligroso precedente para futuras erosiones del sistema de contrapesos.

Netanyahu, el juicio y el poder

Benjamin Netanyahu, conocido por su astucia política, ha dominado la vida política israelí por más de dos décadas. Sin embargo, las investigaciones judiciales contra él han provocado un enorme desgaste. Actualmente se enfrenta a tres casos de corrupción, que incluyen favores a empresarios a cambio de cobertura favorable en medios y beneficios indebidos de parte de grandes corporaciones.

Netanyahu ha negado todas las acusaciones. Se ha declarado víctima de una "caza de brujas" promovida por jueces y fiscales con motivaciones políticas, e incluso ha sugerido que los medios de comunicación forman parte de una conspiración en su contra.

¿Qué está en juego para Israel?

En un país que durante décadas ha sido considerado el único baluarte democrático permanente en el medio oriente, esta crisis institucional representa más que una simple disputa entre poderes del Estado.

  • Se cuestiona el Estado de derecho: la independencia del sistema judicial ha sido una piedra angular de la democracia israelí. Si el ejecutivo puede remover al fiscal general a voluntad, sin seguir los procedimientos establecidos, se corre el riesgo de crear un precedente autoritario.
  • Las libertades civiles podrían estar en peligro: expertos advierten que, si el gobierno logra debilitar al poder judicial, podría impulsar leyes restrictivas contra la oposición, la prensa libre y las minorías.
  • Disminución de la confianza popular: una encuesta realizada en enero de 2024 por el Israel Democracy Institute reveló que solo el 32% de los israelíes confiaban plenamente en el poder judicial, una disminución notable respecto al 50% de hace cinco años.

Netanyahu bajo presión internacional

Las acciones del primer ministro también han sido objeto de escrutinio internacional. Organizaciones como Human Rights Watch y la Unión Europea han manifestado su preocupación. Estados Unidos, tradicional aliado de Israel, ha guardado un silencio diplomático, aunque fuentes anónimas del Departamento de Estado han hablado de "inquietud creciente".

La destitución de Baharav-Miara también ocurre en un contexto de creciente presión interna sobre Netanyahu para poner fin a la guerra con Hamas en Gaza, conflicto que ha dejado miles de muertos y ha elevado la tensión social y política en Israel. Videos recientes de rehenes israelíes en condiciones deplorables han desatado protestas públicas masivas contra la gestión del primer ministro, complicando aún más su posición.

¿Qué sigue en este drama político y judicial?

La Corte Suprema ahora tiene en sus manos una decisión que podría redefinir el equilibrio de poder en Israel. Si permite la destitución de Baharav-Miara, se abriría la puerta para que la figura del fiscal general pierda su autonomía y se transforme en un instrumento más del poder ejecutivo. Si revoca la decisión del gobierno, se profundizará la confrontación con Netanyahu, quien no ha demostrado señales de ceder.

Mientras tanto, la sociedad civil israelí parece decidida a defender las instituciones. Las protestas ya han comenzado a intensificarse, y nuevos llamados a la desobediencia civil están surgiendo.

"Lo que está en juego no es solo un nombramiento… sino el alma de nuestra democracia", afirmó Orly Bar-Lev, reconocida periodista progresista israelí, durante una manifestación reciente en Tel Aviv.

¿Israel se dirige hacia una democracia iliberal?

A nivel mundial, hemos visto en la última década una oleada de democracias iliberales, donde gobiernos elegidos con mayoría buscan minar las instituciones que los controlan. Casos como Hungría, Polonia y Turquía han sido ampliamente citados como ejemplos. ¿Podría Israel ser el próximo en esa lista?

Solo el tiempo y la movilización de su ciudadanía lo dirán. Lo cierto es que el conflicto entre Netanyahu y el sistema judicial ha dejado al descubierto una lucha por el alma de Israel, donde valores fundamentales como la justicia, la transparencia y el equilibrio de poderes están seriamente amenazados.

Fuente de contexto histórico y datos: Israel Democracy Institute, Haaretz, Human Rights Watch, entrevistas públicas y medios israelíes locales.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press