Trump y Modi: del abrazo a la tensión geopolítica
La relación entre India y Estados Unidos se tambalea bajo el peso de los aranceles, el petróleo ruso y Pakistán
Un idilio político bajo presión
En algún momento, el vínculo entre el primer ministro de India, Narendra Modi, y el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue visto como una de las amistades más vistosas en la política internacional. Desde discursos conjuntos en estadios repletos hasta intercambios públicos de elogios, los dos líderes proyectaban una imagen de camaradería insólita entre democracias muy distintas.
Pero esa química política ha dado paso a una realidad mucho más compleja, impulsada por disputas comerciales, diferencias estratégicas —especialmente en relación con Pakistán— y una creciente percepción de distancia entre ambos gobiernos. ¿Está en peligro la alianza estratégica entre India y Estados Unidos?
Aranceles y comercio: una amistad bajo ataque
El desencadenante de las tensiones recientes fue la decisión de Trump, a mediados de 2025, de imponer aranceles del 25% sobre productos indios. ¿La razón? El expresidente acusó a India de comprar petróleo ruso "en cantidades masivas" y revenderlo con ganancias en el mercado mundial. Trump argumentó que estas compras contribuían a financiar la guerra de Rusia en Ucrania, lo que calificó como "inaceptable".
La respuesta oficial del gobierno indio fue medida, incluso diplomática. El ministro de Comercio, Piyush Goyal, explicó que ambos países trabajan hacia un acuerdo "justo, equilibrado y mutuamente beneficioso". Sin embargo, bajo la superficie, la incomodidad en Nueva Delhi fue palpable.
El analista político Ashok Malik calificó la situación como "una prueba crítica" para la relación bilateral. En palabras suyas:
“Esfuerzos bipartidistas e ininterrumpidos durante 25 años en ambas capitales están en peligro por tácticas negociadoras agresivas y declaraciones públicas irresponsables.”
Pakistán, ¿el nuevo aliado de Estados Unidos?
Si bien los aranceles causaron tensión, lo que más ha urticado a India es lo que parece ser un acercamiento de Trump a Pakistán, su rival histórico y potencia nuclear vecina.
La situación se agravó cuando Trump sugirió públicamente que había mediado el conflicto de Cachemira entre India y Pakistán, algo que Nueva Delhi considera territorio nacional y sobre lo cual rechaza cualquier intervención externa. Estos comentarios no cayeron bien en un país donde Modi ha erigido su imagen bajo la retórica de mano dura contra Islamabad.
Además, Trump recibió a importantes militares paquistaníes para firmar acuerdos de exploración energética, y elogió las "esfuerzos antiterroristas" del gobierno de Islamabad. Como resultado, la percepción en India es que Estados Unidos podría estar abandonando su rol como socio estratégico confiable.
“Si estos acuerdos energéticos y financieros se concretan, dañarán profundamente la relación estratégica entre India y EE. UU.” — Sreeram Sundar Chaulia, Universidad Jindal.
Rusia, el petróleo y la diplomacia del crudo
India ha aumentado exponencialmente sus compras de petróleo ruso en los últimos años, en especial desde la invasión de Ucrania. En 2023, India se posicionó como el segundo mayor comprador de crudo ruso, apenas detrás de China, según datos de Kpler Analytics.
Esto contrasta con la presión de Occidente, especialmente de Estados Unidos bajo la administración Biden, para reducir los lazos económicos con Moscú. Pero India ha argumentado que debe anteponer su seguridad energética a la política global. Un vuelco abrupto podría tener consecuencias severas para su economía, altamente dependiente del petróleo importado.
Trump, en cambio, ha utilizado esto como arma política, afirmando que:
“India está financiando la maquinaria de guerra rusa y no le importa cuántos ucranianos mueren.”
Estas acusaciones tensan aún más la relación bilateral, especialmente en un momento en que India busca posicionarse como una superpotencia emergente con autonomía estratégica.
Del abrazo al desencanto: ¿qué está en juego?
La transformación de esta relación tiene implicaciones profundas más allá de los actuales chispazos diplomáticos. Desde 2005, cuando EE. UU. impulsó un histórico acuerdo nuclear civil con India, ambos países han invertido en construir lo que los presidentes George W. Bush, Barack Obama y luego Donald Trump presentaron como una asociación natural entre dos democracias líderes.
Actualmente, India es parte activa del Quad —una alianza de seguridad regional junto a EE. UU., Japón y Australia— destinada a hacer contrapeso al avance de China en Indo-Pacífico.
También es el socio comercial que más rápido crece para EE. UU. en Asia, y ambos ejercen enorme influencia en la política tecnológica, energética y climática del Hemisferio Oriental.
El deterioro de esta relación podría abrirle la puerta a potencias como China o Rusia para ampliar su influencia en Asia, debilitando así el consenso del "orden internacional liberal" promovido históricamente por Occidente.
¿Modi lo dejará pasar?
La reacción contenida de la India ha sido analizada por algunos como debilidad, pero otros opinan que se trata de una estrategia premeditada de Modi de no escalar conflictos que podrían dañar inversiones o cambios estructurales en el comercio bilateral.
Recientemente, India ofreció abrir su mercado agrícola a ciertos productos estadounidenses, un tema que por años fue considerado tabú político en Nueva Delhi debido a la sensibilidad del sector rural y el recuerdo de las protestas masivas de agricultores en 2020-2021.
La diplomacia india sabe que en año electoral en EE. UU., Trump buscará capital político y negociará con dureza. Pero hay líneas rojas. Si EE. UU. sigue considerando a Pakistán como aliado prioritario en seguridad o cuestiona públicamente la soberanía india en Cachemira, el gobierno de Modi podría endurecer su postura radicalmente.
Alianzas tambaleantes en un mundo multipolar
Este episodio es, en muchos sentidos, síntoma del nuevo orden internacional. Las alianzas sólidas de la Guerra Fría y del siglo XX están siendo remplazadas por conexiones flexibles, volátiles y dirigidas a beneficio táctico.
Trump ha demostrado que incluso las relaciones diplomáticas más elaboradas pueden verse afectadas por un solo post en redes sociales. Y si vuelve al poder, es previsible que busque renegociar múltiples equilibrios globales, incluido el eje con Nueva Delhi.
No es casual que India, pese a su posición en el Quad, siga manteniendo su independencia estratégica, cultivando al mismo tiempo relaciones con Moscú y abriendo canales diplomáticos con Irán, el Sudeste Asiático y América Latina.
¿Una pausa o un quiebre definitivo?
El futuro de la relación entre Donald Trump (si regresa al poder) y Narendra Modi —ambos líderes carismáticos, populistas y con agendas nacionalistas— dependerá de cuán capaces sean de poner los intereses estratégicos por encima de sus egos políticos.
Como concluye el experto Chaulia:
“Con Trump, nada está dicho. Lo que hoy parece una ruptura, mañana puede ser otro abrazo frente a las cámaras.”
Por lo pronto, el mundo observa con atención cómo dos democracias gigantes juegan ajedrez con sus propias reglas.