¿Reocupar Gaza?: El dilema de Netanyahu que puede aislar aún más a Israel
El primer ministro israelí considera una reocupación total de la Franja de Gaza en medio del prolongado conflicto con Hamas, lo que podría implicar consecuencias militares, humanitarias y geopolíticas devastadoras
Una posible escalada sin precedentes
En medio de una guerra que ha devastado la Franja de Gaza durante casi dos años, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu está considerando una estrategia que podría llevar a una escalada sin precedentes del conflicto: la reocupación total del enclave palestino. Fuentes cercanas al gobierno israelí afirman que esta opción está sobre la mesa, a pesar del profundo rechazo internacional y de las advertencias desde sectores clave de la propia sociedad israelí.
La propuesta no solo resucita un fantasma del pasado —Israel se retiró oficialmente de Gaza en 2005—, sino que haría que el Estado israelí asuma nuevamente la responsabilidad total sobre una población de más de 2 millones de personas, en un territorio casi completamente reducido a escombros tras más de 20 meses de intensas operaciones militares.
¿Una táctica de presión o una estrategia real?
Algunos analistas sostienen que esta amenaza podría corresponder más a una táctica negociadora que a un plan concreto, especialmente después del fracaso de las negociaciones mediadas por Estados Unidos, Egipto y Catar. Sin embargo, otros creen que Netanyahu busca asegurar el respaldo de sus socios ultranacionalistas dentro de la coalición de gobierno, quienes han abogado consistentemente por escalar el conflicto, promover la emigración forzada de palestinos y restablecer asentamientos judíos en Gaza.
“No podemos descartar ninguna posibilidad en un entorno político tan volátil; Netanyahu está bajo presión tanto interna como externa, y podría estar usando esta amenaza como ficha de cambio”, explica Michael Milshtein, exanalista militar israelí y académico en la Universidad de Tel Aviv.
Riesgos para los rehenes y el costo humanitario
Uno de los factores más delicados en torno a este posible giro militar es la situación de los rehenes. Se estima que Hamas aún retiene a unos 50 cautivos, pero solo aproximadamente 20 de ellos estarían vivos. Existen temores reales de que una ofensiva total pueda provocar su ejecución inmediata.
“Una reocupación sería una sentencia de muerte para nuestros seres queridos”, afirmó Hadas Kalderon, miembro de una organización de familias de rehenes, durante una manifestación en Tel Aviv el 26 de julio de 2025.
Mientras tanto, las agencias humanitarias alertan que Gaza enfrenta niveles de hambruna sin precedentes. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), más del 85% de la población ha sido desplazada y más del 70% de la infraestructura crítica ha sido dañada o destruida.
Consecuencias políticas y legales
La comunidad internacional no observa en silencio. Países europeos, latinoamericanos y algunas naciones árabes han intensificado sus críticas al gobierno israelí. A esto se suman procesos judiciales sin precedentes: la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant, acusándolos de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Las acusaciones incluyen el uso del hambre como arma de guerra, un cargo especialmente grave según el Derecho Internacional Humanitario. Israel, por su parte, ha calificado estas acusaciones como “calumnias antisemitas», insistiendo en que Hamas es quien pone en riesgo a los civiles al operar desde zonas densamente pobladas.
Una ocupación sin plan de salida
Si Israel reocupa Gaza completamente, se enfrentará a gigantescos desafíos estructurales. Las experiencias históricas en el Líbano (1982-2000) y en la Cisjordania ocupada muestran que las ocupaciones prolongadas sin una estrategia clara de salida llevan a insurgencias interminables, desgaste militar y aislamiento diplomático.
Más preocupante aún es la falta de un plan concreto para la administración postconflicto de Gaza. Netanyahu ha rechazado explícitamente entregar el control al gobierno de la Autoridad Palestina, al que considera demasiado complaciente con Hamas, pero tampoco ha propuesto una alternativa viable.
Esto plantea inquietudes sobre cómo se garantizarán derechos básicos como educación, salud, seguridad y reconstrucción económica en una zona devastada.
Impacto demográfico e implicaciones existenciales
Una reocupación no solo intensificaría el conflicto armado; también reabriría el debate existencial sobre el futuro del Estado israelí. Entre el Mar Mediterráneo y el río Jordán viven hoy unos 14 millones de personas, de los cuales la mitad son palestinos que no cuentan con derechos políticos plenos.
Si Israel mantiene el control sobre Gaza, se vería aún más complicado justificar su definición como “estado judío y democrático” sin conceder iguales derechos a los palestinos ni permitirles formar su propio estado.
“La reocupación de Gaza podría marcar el inicio del fin del modelo de estado tal como lo conocemos; no por derrotas militares, sino por contradicciones morales y políticas internas”, asegura Yossi Klein Halevi, analista del Shalom Hartman Institute.
La postura de Estados Unidos: ¿Trump como comodín?
Hasta ahora, el presidente Donald Trump ha evitado comentar oficialmente sobre la propuesta de reocupación. No obstante, su respaldo a Israel ha sido casi incondicional desde su regreso a la Casa Blanca en 2024. Su respuesta podría determinar si Netanyahu continúa en su estrategia o la reconsidera.
En medio de un panorama internacional en que países como Noruega, España e Irlanda ya han reconocido formalmente al Estado Palestino, Washington es de los pocos aliados influyentes que aún brinda respaldo político y militar significativo a Israel.
“La validación o rechazo del plan de reocupación por parte de Trump podría ser el punto de inflexión”, dijo en rueda de prensa Daniel Kurtzer, exembajador de EE.UU. en Israel.
¿Y el futuro de Gaza?
Más allá de tácticas militares y consideraciones diplomáticas, surge la pregunta más importante: ¿qué futuro le espera a Gaza?
- ¿Un territorio permanentemente ocupado?
- ¿Una zona bajo administración internacional?
- ¿Una eventual autonomía con apoyo árabe-musulmán?
Lo cierto es que la población está al límite. La ONU calcula que, para el primer trimestre de 2026, más del 90% de los gazaíes dependerán completamente de ayuda externa para sobrevivir.
Seguir apostando por soluciones unilaterales y por escaladas militares podría no solo arrastrar a Israel a una guerra interminable, sino también perpetuar uno de los ciclos de sufrimiento más antiguos del siglo XXI.
El juego geopolítico en pausa
Mientras los drones sobrevuelan los cielos de Gaza y los diplomáticos intercambian comunicados cruzados, el tiempo avanza. Los niños siguen naciendo en tiendas improvisadas; los hospitales operan sin electricidad; las escuelas están en ruinas. Y quizás esa sea la mayor tragedia: que en medio de juegos de poder y crisis diplomáticas, se siga olvidando que Gaza es hogar de millones de seres humanos.