Epstein, los Clinton y Trump: ¿Qué esconden los archivos sellados y por qué el Congreso los quiere ya?
Una mirada crítica a la batalla política por los documentos del caso Epstein: ¿transparencia judicial o maniobra partidista?
El caso Epstein vuelve a encender las alarmas políticas en EE.UU.
Jeffrey Epstein murió en agosto de 2019 en su celda de Nueva York en lo que fue oficialmente declarado como suicidio, mientras esperaba su juicio por cargos de tráfico sexual de menores. Desde entonces, su nombre no solo ha estado envuelto en el escándalo de una vasta red de abuso sexual, sino también en un tablero de ajedrez político que mezcla teorías conspirativas, figuras del más alto nivel y un Congreso que —años después— sigue sin cerrar el caso.
¿Por qué el Congreso investiga a Epstein ahora?
Recientemente, el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, controlado por los republicanos, ha emitido citaciones al Departamento de Justicia solicitando todos los archivos relacionados con la investigación de Epstein. También ha citado para declarar bajo juramento a Bill Clinton, Hillary Clinton y a un extenso grupo de ex fiscales generales y ex directores del FBI, incluyendo a James Comey y Robert Mueller.
No se trata solo de curiosidad legislativa. Para los republicanos, y también para algunos demócratas, el ocultamiento de los documentos del caso Epstein podría estar cubriendo posibles implicaciones de altos funcionarios en distintas administraciones presidenciales, tanto republicanas como demócratas.
Los nombres involucrados: ¿Coincidencia o estrategia?
La lista de citados da mucho que pensar. Además de los Clinton, figuran:
- Merrick Garland — actual Fiscal General durante la administración Biden
- William Barr — Fiscal General bajo Trump
- Jeff Sessions — Fiscal General también bajo Trump
- Eric Holder y Loretta Lynch — ambos bajo la administración Obama
- Alberto Gonzales — bajo el mandato de George W. Bush
En conjunto, abarca lo que podría calificarse como una auditoría total de cómo los distintos gobiernos teóricamente manejaron (o ignoraron) evidencia clave.
Trump y los archivos: ¿Qué oculta realmente?
Donald Trump ha afirmado repetidamente que rompió relaciones con Epstein hace años y que no tuvo conocimiento de sus crímenes. Sin embargo, la negativa continuada del Departamento de Justicia para liberar los archivos completos del caso ha alimentado las especulaciones.
“¿Qué está escondiendo Donald Trump que no quiere que se publiquen los archivos de Epstein?”, preguntó el representante demócrata Robert Garcia, sumándose al clamor por más transparencia.
Los demócratas también presionan
Contrario al relato partidista usual, fueron los demócratas quienes iniciaron la moción formal para citar al Departamento de Justicia, acción que fue respaldada por algunos republicanos. Esto complica la narrativa simplista de que todo se reduce a una cacería de brujas.
El legado de Ghislaine Maxwell aún no termina
Maxwell, cómplice directa de Epstein y condenada en 2022, también ha sido citada por el Comité. Sin embargo, su testimonio aún no ha sido confirmado debido a una apelación pendiente ante la Corte Suprema sobre su condena.
Tras ser trasladada recientemente a una prisión en Texas, sus abogados argumentan que fue erróneamente procesada, lo que abre una nueva caja de Pandora en un caso que parece no tener fin.
La falta de transparencia del Departamento de Justicia
Una de las piezas centrales de este conflicto es la negativa del Departamento de Justicia a hacer públicos los documentos completos. Aunque alegan que hacerlo comprometería investigaciones en curso y privacidad de víctimas, esta actitud ha sido recibida con escepticismo por parte del público y miembros del Congreso.
Según una encuesta de AP-NORC, más del 60% de los estadounidenses creen que “el gobierno oculta información importante sobre el caso Epstein”.
¿Y los ciudadanos? Escépticos y frustrados
En un contexto nacional donde la desconfianza hacia las instituciones es cada vez más palpable, el caso Epstein actúa como gasolina al fuego. Las redes sociales están inundadas de mensajes que exigen #ReleaseTheEpsteinFiles, mientras algunos medios conservadores y teorías conspirativas señalan una supuesta red global de encubrimiento.
“Si no tienes nada que esconder, libera los nombres”, es una frase recurrente que se ha vuelto viral, especialmente tras la filtración parcial del llamado “libro negro” de Epstein, en el que figuran nombres de celebridades, banqueros, empresarios y políticos de todo el mundo.
Lobby político y las elecciones al acecho
La reapertura del foco sobre Epstein no puede desligarse del contexto político: las elecciones presidenciales de 2024 están en el horizonte. Mover este escándalo en el tablero podría servir para debilitar al oponente estratégico, ya sea Trump o Biden, dependiendo de cómo se utilicen las pruebas.
¿Es este un intento legítimo de buscar justicia o una maniobra electoral cuidadosamente orquestada?
El precedente de Acosta y el primer acuerdo de 2008
No se puede hablar de Epstein sin mencionar el infame acuerdo de culpabilidad de 2008 alcanzado en Florida. Fue negociado por Alexander Acosta, fiscal federal en ese entonces y luego Secretario del Trabajo bajo Trump. Epstein recibió una condena indulgente de solo 13 meses con privilegios de salida laboral.
Ese acuerdo incluía una cláusula de inmunidad para posibles cómplices, lo que ha sido severamente criticado desde entonces. Incluso un juez federal dictaminó en 2019 que el acuerdo violó los derechos de las víctimas al no involucrarlas en el proceso.
¿Podría salir algún nombre nuevo de los documentos?
Las especulaciones sobre la llamada “lista de clientes” de Epstein continúan. Aunque algunos nombres han salido a la luz —desde el príncipe Andrés hasta académicos de universidades prestigiosas—, la gran mayoría de los documentos siguen sellados.
Entre lo poco que se ha revelado figura un viaje de Bill Clinton en el jet privado de Epstein, conocido como el “Lolita Express”. Aunque Clinton ha negado cualquier conducta impropia, las asociaciones continúan manchando su imagen pública.
Trump, por su parte, reconoció en una entrevista de 2002 que Epstein era “un tipo fantástico” al que le gustaban las “chicas jóvenes”, aunque desde entonces ha intentado desligarse completamente.
Maxwell podría dinamitar todo
Si Maxwell decide testificar con franqueza o llegar a un nuevo acuerdo a cambio de reducción de condena, podría convertirse en el hilo que desenrede toda la red. Su testimonio, hasta ahora limitado, podría comprometer decisivamente a figuras muy poderosas.
Una cruzada por la justicia o una cortina de humo más
Lo que está claro es que el Congreso está decidido —al menos durante este ciclo electoral— a no dejar caer el caso en el olvido. Sin embargo, algunos críticos alertan que esta podría ser solo otra investigación con fines partidistas sin consecuencias reales.
“No se trata de justicia. Se trata de quién controla la narrativa”, dijo Naomi Klein, autora y analista política, en un reciente podcast. “Exponer a Epstein ofrece el riesgo y la oportunidad de exponer a todo un sistema corrupto. Por eso es tan peligroso.”
¿Y ahora qué?
Los próximos meses serán cruciales. La decisión de la Corte Suprema sobre la apelación de Maxwell, la posible publicación de documentos censurados y la comparecencia de altos funcionarios podrían cambiar radicalmente no solo la narrativa política de Estados Unidos, sino también la percepción pública de hasta dónde llega el poder del dinero en el encubrimiento del abuso sistemático.
Todo indica que el caso de Jeffrey Epstein no ha terminado. Ha sido secuestrado por la política, claro. Pero bajo ese velo aún puede emerger una verdad que incomode a todos por igual.