Hiroshima, 80 años después: voces que claman contra el olvido y el armamento nuclear
Conmemoraciones, nostalgias e indignación en la ciudad marcada por la bomba atómica, mientras el mundo retrocede en desarme nuclear
El 6 de agosto de 2025, Hiroshima marcó el 80º aniversario del bombardeo atómico que cambió para siempre el curso de la historia humana. La ciudad japonesa reunió a representantes de más de 120 países y regiones, incluyendo incluso a naciones como Rusia y Bielorrusia, en medio de un creciente debate internacional sobre la disuasión nuclear frente a los llamados al desarme.
Mientras el mundo continúa enfrentando tensiones geopolíticas, los hibakusha —sobrevivientes de los bombardeos— se alzan en los últimos años de sus vidas como testigos del horror y portavoces de un mensaje de paz, muchas veces ignorado.
Testimonios que conmueven: la memoria de los hibakusha
El promedio de edad de los sobrevivientes actualmente supera los 86 años. Muchos de ellos consideran que esta conmemoración será probablemente la última gran efeméride a la que asistirán con pleno uso de facultades. “No nos queda mucho tiempo, mientras enfrentamos una amenaza nuclear mayor que nunca”, declaró un comunicado de Nihon Hidankyo, la organización de sobrevivientes que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2023 por su lucha por la abolición de las armas nucleares.
Kosei Mito, de 79 años, expuesto a la radiación en el útero de su madre, expresó su frustración al ver cómo la narrativa que justificó ese ataque sigue vigente: “Es ridículo. No podremos deshacernos de las armas nucleares mientras quien las usó continúe justificando su acción.”
Recordando el horror: Hiroshima y Nagasaki bajo fuego atómico
El 6 de agosto de 1945, un B-29 estadounidense lanzó la bomba “Little Boy” sobre Hiroshima. La explosión destruyó casi toda la ciudad y mató a unas 140,000 personas. Tres días después, Nagasaki sufrió el mismo destino, con otras 70,000 víctimas.
Ambos bombardeos fueron clave para terminar con la Segunda Guerra Mundial, luego de que Japón se rindiera el 15 de agosto de 1945. No obstante, la memoria de aquellos días permanece grabada en el alma del pueblo japonés.
Una ceremonia de silencio y campanas por la paz
El miércoles, a las 8:15 a. m., hora exacta en la que la bomba detonó sobre Hiroshima, se llevó a cabo un minuto de silencio acompañado por el repicar de la Campana de la Paz en el Parque Memorial. Decenas de miles de personas, entre sobrevivientes, visitantes y dignatarios internacionales, se reunieron en un acto cargado de solemnidad y simbolismo.
Entre los presentes estuvieron el primer ministro japonés Shigeru Ishiba y el alcalde de Hiroshima Kazumi Matsui, quienes reiteraron su compromiso con la paz global, aunque sus discursos no estuvieron exentos de críticas por parte de los sobrevivientes.
Hipocresía política y promesas vacías: la crítica de los sobrevivientes
Para muchos hibakusha, las palabras de los líderes políticos carecen de acciones concretas. El gobierno japonés, por ejemplo, se ha negado repetidamente a firmar el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, adoptado por la ONU en 2017, y cuya entrada en vigor ocurrió en 2021.
Japón, pese a haber sido el único país víctima de un arma nuclear, permanece bajo el paraguas de seguridad nuclear de los Estados Unidos, lo que impide que apoye plenamente iniciativas globales de abolición. “Hablan de paz, pero aceptan la protección de armas que destruyen la vida humana. Es un mensaje contradictorio”, señaló una anciana sobreviviente durante la ceremonia.
El triste papel de Japón en la actualidad nuclear
Desde el final de la guerra, Japón ha mantenido una política oficial de “tres principios antinucleares”: no poseer, no fabricar y no permitir armas nucleares en su territorio. Sin embargo, en la práctica, ha apoyado posturas disuasivas, incrementando el desconcierto entre víctimas y activistas por la paz.
En 2020, el ex primer ministro Shinzo Abe expresó que la “realidad de seguridad actual impide pensar en un desarme inmediato”, lo que fue considerado por muchos como un giro respecto al pacifismo tradicional del país.
¿Paz construida sobre cenizas?: Hiroshima como sitio turístico y memorial
Actualmente, Hiroshima se ha convertido también en un importante destino turístico y educativo. Con más de 1.7 millones de visitantes anuales, el Parque Memorial de la Paz se ha transformado en un espacio de reflexión global. El Museo de la Paz ha renovado sus instalaciones para que las nuevas generaciones comprendan el impacto humano de la bomba.
Aunque algunos hibakusha se muestran agradecidos por la visibilidad que brinda el turismo, otros temen que se banalice la tragedia. “No queremos ser un Disneyland de la bomba. Esto fue real. Murió gente. Muchos eran niños”, afirmó Takashi Morita, otro sobreviviente, quien ha dedicado años a contar su historia a escolares e instituciones internacionales.
El auge del armamento nuclear: ¿un retroceso global?
La conmemoración de este año ocurre en un contexto particularmente alarmante. Según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), varios países están modernizando sus arsenales nucleares. Se estima que más de 13,000 armas nucleares siguen en manos de 9 países, siendo Rusia y EE.UU. los que poseen más del 90% del total mundial.
A esto se añade la creciente popularidad del argumento de “disuasión”, promovido incluso por países como Japón, que justifican el mantenimiento de arsenales nucleares como “mecanismos de defensa”.
Comparaciones condenadas: Hiroshima en discursos políticos contemporáneos
El camino hacia el entendimiento global ha dado pasos atrás. En junio de 2025, el expresidente Donald Trump justificó un ataque estadounidense contra Irán comparándolo con Hiroshima, generando una ola de indignación internacional, especialmente entre sobrevivientes japoneses. La débil reacción del gobierno nipón solo exacerbó la ira de muchos.
“Decir que lo hicieron por la paz es ignorar a mi madre que se evaporó ese día”, dijo un sobreviviente cuya familia fue aniquilada por la explosión. El Japón moderno enfrenta un dilema: posicionarse como símbolo de paz o mantener su alianza con potencias nucleares.
Un llamado desesperado: ¿queda esperanza?
En palabras de Nihon Hidankyo: “Nuestra mayor lucha hoy es cambiar la mentalidad de los estados nucleares que nos siguen ignorando”. La presencia de representantes de 120 países en Hiroshima puede haber sido simbólica, pero los activistas destacan que la mayoría provienen de naciones no nucleares. “¿Dónde están las voces de los poderosos?”, se preguntaban.
Una respuesta esperanzadora vino de parte de líderes de la sociedad civil y organizaciones jóvenes. Varios grupos de estudiantes japoneses y extranjeros, con pancartas y poemas, hicieron un llamado a desarmar el mundo: “No necesitamos armas para sentirnos seguros; necesitamos empatía, memoria y justicia.”
A 80 años del día en que el cielo sobre Hiroshima se volvió fuego, la lucha por la paz sigue viva, pero en riesgo de extinguirse con sus últimos testigos.