El nuevo orden comercial según Trump: tarifas, amenazas y consecuencias para el mundo
Una mirada profunda al impacto global de la política arancelaria de Trump y su nuevo enfoque unilateral hacia el comercio internacional
¿Un nuevo proteccionismo al estilo Trump?
En una movida que sacude una vez más el panorama económico mundial, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reactivado y profundizado su estrategia de aranceles, esta vez con medidas que afectan a más de 66 países, además de regiones específicas como Taiwán y las Islas Malvinas. La nueva política comercial, enmarcada bajo la etiqueta de "tarifas recíprocas", marca un punto de inflexión en el comercio multilateral tal y como se ha entendido desde la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Una política arancelaria en expansión: cifras y contexto
Desde el 1 de agosto de 2025, diversos productos enfrentan tasas de importación de hasta un 50%. Entre los más golpeados: el acero, el cobre y el aluminio. Pero el caso más emblemático es el de los semiconductores, los cuales están bajo amenaza de un arancel del 100% salvo que su producción se lleve a cabo en territorio estadounidense. Asimismo, el sector farmacéutico también está en la mira, con amenazas de tarifas de hasta 200%.
Trump se ampara en una ley de 1977 que le permite declarar la existencia de una "emergencia nacional comercial", lo cual ha sido impugnado judicialmente debido a que la Constitución otorga al Congreso la facultad de regular impuestos y comercio exterior.
Aliados, rivales y el juego de las tarifas
En su cruzada proteccionista, Trump ha ofrecido acuerdos diferenciados. Reino Unido, Unión Europea, Corea del Sur y Japón negociaron menores tasas: 10% para los británicos, 15% para la UE, Japón y Corea. Países del sudeste asiático como Indonesia, Vietnam y Filipinas aceptaron cargas arancelarias del 19-20%. Indonesia, por ejemplo, celebró ese trato como una ventaja frente a otros países competidores que enfrentan mayores tarifas.
China y la India, sin embargo, siguen sin alcanzar acuerdos. En el caso chino, está en vilo una posible tarifa general del 245% si no se llega a un pacto antes del 12 de agosto. India, además, enfrenta un nuevo arancel del 25% sobre su petróleo comprado a Rusia —una represalia política por desviarse de las directrices energéticas occidentales—, sumando un total del 50% en sus exportaciones a EE. UU.
¿Una guerra comercial disfrazada?
Este enfoque “America First” devuelve el foco internacional a una política proteccionista que Estados Unidos no vivía desde inicios del siglo XX. La reacción internacional ha sido mixta. Suiza, por ejemplo, intenta negociar in extremis para evitar tarifas del 39% sobre exportaciones como relojes y chocolates. Sudáfrica advierte que la nueva imposición del 30% a sus metales preciosos ha puesto en riesgo 30.000 empleos.
Brasil recibió un castigo evidente: 50% por políticas domésticas y su apoyo al expresidente Bolsonaro, un aliado de Trump el cual ha motivado un sesgo en la política arancelaria. En contraste, México y Canadá se libran parcialmente debido al TMEC (USMCA), el acuerdo de libre comercio renegociado por Trump durante su primer mandato.
Impacto global: fábricas en jaque, mercados al alza
Lo paradójico de esta situación es que, más allá del ruido político, los mercados financieros han reaccionado con calma. Las bolsas asiáticas —con excepción de India— experimentaron subidas después del anuncio. En Japón, el índice Nikkei subió un 0,6%. En Corea del Sur, el KOSPI también ganó un 0,6%. En gran parte, esto se debió al efecto positivo en las tecnológicas que han apostado por fabricar en EE. UU. como Apple y TSMC.
Apple anunció una inversión adicional de 100.000 millones de dólares en suelo estadounidense, logrando evitar tarifas del 100% en sus chips. TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) vio sus acciones subir un 4,9%, mientras que Samsung Electronics ganó un 2,1%, por alcanzar también una exención.
Costes para las empresas y el consumidor
El impacto de estas políticas ya comienza a reflejarse en las cuentas corporativas. Honda reportó una pérdida estimada de 3.000 millones de dólares solo por concepto de tarifas. Sony, por su parte, calculó daños de 70.000 millones de yenes (aproximadamente 476 millones de dólares), aunque menos severos de lo previsto inicialmente.
En el caso de los consumidores estadounidenses, los efectos comienzan a notarse en precios de productos electrónicos, automóviles y medicamentos. Además, según datos de S&P Global, la actividad manufacturera ha comenzado a contraerse no solo en Estados Unidos sino también en economías clave como Japón y Alemania.
La diplomacia de aranceles como arma de presión
Trump no está usando las tarifas solo como herramienta económica sino como instrumento de política exterior. El caso más notorio es el de Canadá, donde las tensiones surgieron luego de sus declaraciones a favor del reconocimiento de Palestina como Estado. En respuesta, Trump impuso un arancel del 35% sobre productos canadienses no cobijados por el TMEC.
Este nuevo juego de presiones pone a numerosos países en una posición delicada. La administración Trump ha dejado claro que cumplirá sus amenazas y descarta el compromiso multilateral. Más de 200 millones de trabajadores chinos dependen ahora de trabajos informales debido al colapso de muchas fábricas pequeñas, según estimaciones del Ministerio de Comercio de China.
¿Riesgos inflacionarios globales?
Las medidas proteccionistas tienen ecos de la gran recesión de 1929, cuando Estados Unidos implementó políticas similares (la Ley Smoot-Hawley de 1930). Aquella legislación también fue bien recibida internamente al principio, pero terminó provocando un colapso del comercio internacional en los años sucesivos y agravó la crisis económica global.
Hoy muchos economistas advierten sobre un destino similar. El FMI ya ha emitido reportes advirtiendo que un mundo con barreras comerciales más altas puede ver una contracción del comercio global de hasta 7% en el mediano plazo. Además, el aumento de costos logísticos, junto con los aranceles, puede generar un efecto inflacionario prolongado en Estados Unidos y países dependientes del dólar.
Perspectivas: ¿vuelve la economía de bloques?
A medida que se reorganizan las cadenas globales de valor, parece emerger una economía global subdividida en bloques según afinidades geopolíticas. Por ejemplo:
- EE. UU., Japón, Corea del Sur y Taiwán están colaborando en una cadena de suministro tecnológica propia.
- China, India, Irán y Rusia exploran una mayor integración energética y comercial.
- La Unión Europea busca mantener equilibrios, aunque cediendo a ciertas demandas estadounidenses para preservar el acceso a su principal mercado de exportación.
La pregunta a futuro es clara: ¿asistimos al final de la globalización en su forma actual y al nacimiento de un sistema comercial bipolar o multipartito donde las naciones negocian en condiciones desiguales bajo presión del poder militar y económico?
El legado arancelario de Trump: ¿sostenible o insostenible?
Más allá del impacto inmediato, lo más preocupante para muchos analistas es el precedente legal y diplomático que esto establece. Si el Congreso de EE. UU. no limita el uso presidencial de facultades excepcionales comerciales, cualquier futuro mandatario —no solo Trump— podrá reconfigurar la economía mundial desde el Despacho Oval con pocas restricciones.
Las tarifas de Trump marcan más que un regreso al unilateralismo: son, en esencia, una declaración de guerra comercial global. Puede que tenga beneficios tácticos a corto plazo, pero las secuelas estratégicas —en términos de alianzas perdidas, economías debilitadas y volatilidad financiera— están aún por evaluarse completamente.