Elvis Rromano: El Rey del Rock que combate el racismo desde los márgenes de Rumanía

Tudor Lakatos convierte la música de Elvis Presley en un puente cultural para luchar contra la discriminación hacia la comunidad romaní

Un hombre, varios mundos: el nacimiento de Elvis Rromano

En el escenario del restaurante Terasa Florilor, bajo luces cálidas y rodeado por los acordes vibrantes de la banda Taraful Frunzelor, un hombre con camisa de lentejuelas y gafas de sol sobredimensionadas toma el micrófono. Se trata de Tudor Lakatos, conocido por su nombre artístico Elvis Rromano, un artista romaní rumano que ha encontrado en la figura mítica de Elvis Presley un vehículo para romper estereotipos, derribar barreras culturales y reivindicar la dignidad de su pueblo.

¿Por qué Elvis? Una elección emocional y política

“No me considero un imitador, canalizo a Elvis”, explica Lakatos, rechazando la etiqueta superficial de imitador. Su relación con el Rey del Rock ’n’ Roll va más allá de lo estético: es simbólica. Elvis Presley fue un ícono rebelde, un ídolo de masas cuya música atravesó generaciones y barreras sociales. Para Lakatos, Elvis representa una voz accesible, poderosa y popular que puede rebobinar siglos de prejuicio y exclusión hacia los romaníes de Europa del Este.

La elección tampoco es ajena al trasfondo histórico. Elvis nació en los márgenes sociales de la América profunda, en un contexto de pobreza y lucha de clases, algo con lo que Lakatos, maestro y artista romaní, se identifica profundamente. “Elvis también supo lo que es ser excluido. Por eso lo entiendo y él me entiende a mí”, afirma.

Un contexto donde la pelea es diaria

La comunidad romaní, también denominada orgánicamente como roma y peyorativamente como “gitanos”, ha sido víctima de persecución en Europa durante siglos. De hecho, según un estudio de la Unión Europea, en Rumanía —donde representan cerca del 7% de la población— uno de cada cinco romaníes declara haber sufrido discriminación en el último año.

La estigmatización se manifiesta en estereotipos dañinos, rechazo social y segregación institucional. En este marco, Elvis Rromano se presenta en escena como algo más que un cantante de covers: es un símbolo vivo de resistencia cultural.

La música como herramienta pedagógica

Además de artista, Tudor Lakatos ha sido maestro durante 25 años en una escuela del noroeste de Rumanía. Y su mensaje va mucho más allá de las notas musicales. “Quiero que mis alumnos entiendan que pueden aspirar a algo más que las carretas de caballos y los caminos de tierra de nuestra aldea”, comparte.

El escenario no es solo una tarima para entretener, sino una plataforma donde Lakatos transmite una lección pedagógica: pese a la pobreza, los prejuicios y la historia, los niños romaníes pueden soñar con futuro.

El impacto es real. En un ambiente donde la palabra “gitano” se sigue utilizando como insulto cotidiano, Lakatos ofrece una referencia positiva, orgullosa y combativa. “Nosotros, los mayores, ya nos hemos acostumbrado al desprecio. Pero tenemos la obligación de educar a la nueva generación. Que a ellos no les duela tanto como a nosotros”, sentencia con convicción.

Rock 'n' Rom: una fusión que conecta tres idiomas y mil corazones

El repertorio de Elvis Rromano es tan particular como su mensaje. En sus “Rock ’n’ Rom shows” mezcla canciones como Blue Suede Shoes o Jailhouse Rock, cantadas en romaní, rumano e inglés. Sin embargo, la adaptación va más allá del idioma: se contextualiza a la realidad de la comunidad.

Por ejemplo, la línea “Don’t step on my blue suede shoes” se transforma en “No pises mis pies descalzos”. “¿Cómo le explico a mis alumnos qué son unos mocasines de gamuza azul cuando ni siquiera tienen zapatos?”, comenta Lakatos. Ahí radica la genialidad de su arte: en hacer que Elvis Presley dialogue con la pobreza rural del siglo XXI en Rumanía.

Un arte forjado bajo opresión

La historia artística de Tudor Lakatos comenzó en los años 80, cuando estudiaba arte durante el régimen comunista de Nicolae Ceausescu. En aquel entonces, cantar rock occidental podía verse como un acto de subversión. Más todavía si quien lo hacía era un joven romaní en un entorno dominado por fuertes prejuicios étnicos.

La música de Elvis fue su llave para construir puentes con sus compañeros rumanos, creando un espacio común de empatía a través de las notas musicales. Décadas después, esos puentes se han convertido en escenarios, aplausos y, más importante aún: en una voz para los que nunca la tuvieron.

Una gira por un país herido

Lakatos sigue recorriendo el país para brindar sus conciertos, mayoritariamente en lugares pequeños y humildes. Terasa Florilor es un ejemplo emblemático: un local que combina comida casera con actuaciones en directo.

Mientras los clientes saborean albóndigas moldavas y asado de cerdo, se encuentran con algo más que música: una historia viva sobre lucha, identidad y esperanza. Algunos se animan a bailar, otros graban con sus teléfonos móviles, pero todos se llevan algo más que una canción pegadiza.

Una visión para el futuro: educación con dignidad

El activismo de Lakatos no se agota en canciones. Cree firmemente en el poder de la educación para transformar la realidad de los romaníes. “Muchas veces nos dicen dinosaurios o brontosaurios”, bromea en sus actuaciones. “No importa cómo nos llamen, lo que importa es que se unan a nosotros para cambiar el futuro de nuestros hijos”.

Y ese es precisamente su legado: un puente entre mundos separados por siglos de incomprensión, una voz poderosa que eleva a quienes han sido silenciados, y una prueba palpable de que el arte también puede ser una herramienta de justicia social.

Elvis vive: no en Memphis, sino entre los márgenes de Europa

Mientras la figura de Elvis Presley sigue siendo recordada en conciertos y homenajes por todo el mundo, en una esquina vibrante de Bucarest, su eco ha cobrado una nueva vida, inesperada y conmovedora.

Tudor Lakatos, al ritmo de guitarras romaníes y bajo los flashes de celulares entusiastas, demuestra que incluso los íconos globales pueden hablar en lengua romani, caminar descalzos si hace falta, y seguir inspirando libertad desde los márgenes más invisibilizados.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press