Francia e India bajo fuego y agua: catástrofes naturales que exponen la gravedad del cambio climático
Un devastador incendio forestal en el sur de Francia y fatales inundaciones en una aldea del Himalaya revelan cómo la crisis climática golpea con fuerza creciente en regiones vulnerables
Durante la primera semana de agosto de 2025, dos eventos catastróficos azotaron distintas partes del planeta, pero unidos por un mismo enemigo: el cambio climático. En la región de Corbières, al sur de Francia, un incendio de grandes proporciones arrasó con bosques, viviendas y vidas. Mientras tanto, en Dharali, un pequeño y pintoresco pueblo en Uttarakhand, India, una súbita inundación causada por lluvias torrenciales dejó una escena dantesca de destrucción y sufrimiento.
El incendio más grande del verano en Francia: una tragedia en expansión
El 5 de agosto de 2025 se convirtió en una fecha negra para el sur de Francia. Un incendio forestal que comenzó en la aldea de Ribaute devoró más de 11,000 hectáreas de terreno, un área equivalente al tamaño de París.
Las autoridades informaron la muerte de al menos una persona en su vivienda, nueve heridos y al menos una persona desaparecida. Un total de 1,500 bomberos lucharon durante toda la noche para contener las llamas, pero las condiciones climáticas –calor extremo, vientos fuertes e intensa sequía– no les daban tregua.
Un patrón repetitivo: Europa arde todos los veranos
El incendio de Corbières no es un hecho aislado. En los últimos años, los veranos europeos han estado plagados de incendios fuera de control. Grecia, Italia, España y Portugal han enfrentado temporadas de llamas sin precedentes. Esto es una consecuencia directa del aumento de temperaturas en la región.
Según el Copernicus Climate Change Service de la Unión Europea, Europa es el continente que más rápido se calienta: las temperaturas han aumentado al doble de velocidad respecto al promedio global desde la década de 1980.
¿Por qué Francia?
Francia posee una gran cantidad de bosques en el sur que se tornan altamente inflamables durante las olas de calor. Además, regiones como Occitania y Provenza-Alpes-Costa Azul muestran condiciones secas extremas. En el caso de Corbières, la simultánea combinación de altas temperaturas, vientos secos del norte y prolongadas sequías crearon un entorno perfecto para el desastre.
India bajo el agua: la tragedia en Dharali
Solo un día antes, el 4 de agosto, el pequeño pueblo montañés de Dharali sufrió una catástrofe distinta pero con raíces similares. Intensas lluvias ocasionaron un cloudburst, o reventón de nube, fenómeno donde en unas pocas horas cae el volumen de agua equivalente a semanas de lluvia. El resultado: deslaves, ríos desbordados y una ola destructora que arrasó con el pueblo entero.
Al menos cuatro personas murieron, decenas continúan desaparecidas, incluyendo once soldados del ejército indio. “Las condiciones son extremadamente desafiantes, pero nuestros equipos siguen en el terreno”, declaró el teniente coronel Manish Srivastava, portavoz del ejército. Los esfuerzos de rescate se dificultan por la topografía irregular, caminos destruidos y el riesgo de nuevos deslaves.
Uttarakhand, un paraíso en la línea de fuego climática
El estado de Uttarakhand, en lo profundo del Himalaya, ha sido testigo de múltiples tragedias causadas por el clima en los últimos años. En 2013, un reventón de nube devastó la región, matando a más de 6,000 personas y afectando a más de 4,500 aldeas. Hoy, ese mismo patrón se repite con mayor frecuencia.
“Este pueblo está sobre una bomba de tiempo”, declaró el geólogo S. P. Sati. Agregó que la combinación entre condiciones geológicas frágiles y desarrollos no planificados incrementa el riesgo de desastres. Los deslaves y las inundaciones han aumentado, y muchos culpan directamente al cambio climático y a la falta de preparación.
El enemigo común: cambio climático intensificado
Ambos fenómenos, aunque ubicados a miles de kilómetros, comparten la raíz de su violencia: un clima alterado por la actividad humana. Según un estudio de World Weather Attribution, los incendios en el Mediterráneo aumentan en un 30-40% cada década debido al aumento de días con clima extremo.
En India, los monzones han cambiado su comportamiento; ahora caen con menos frecuencia pero con intensidades mucho más peligrosas. La fragilidad de la infraestructura y la sobrepoblación exacerban las consecuencias.
“Los reventones de nube no son nuevos en los Himalayas”, dice el meteorólogo Vishnu Kumar. “Pero lo que observamos desde 2010 es una intensificación sin precedentes. Y no es natural”.
La respuesta gubernamental: entre heroísmo y negligencia
En Francia, las brigadas de bomberos han sido elogiadas por su valentía, pero se ha cuestionado la falta de dispositivos modernos de supresión aérea y mecanismos de prevención más efectivos. Un informe del 2022 del Senado francés ya había advertido que “la cobertura forestal de ciertas regiones está altamente sobrecargada y sin cortafuegos adecuados”.
En Uttarakhand, la gestión del desastre movilizó rápidamente al ejército indio, pero la crítica persiste sobre la ausencia de sistemas de drenaje modernos o mecanismos de alerta temprana. “Corremos detrás de la tragedia cada año”, reconoció Lokendra Bisht, parlamentario local.
¿Se puede evitar una próxima catástrofe?
Numerosos expertos coinciden: la prevención es más eficaz que la reacción. Francia necesita ampliar su sistema de monitoreo térmico y adoptar una estrategia de reforestación inteligente. India, por su parte, debe replantear completamente su urbanización en zonas de montaña y frenar los proyectos de infraestructura que debilitan el ecosistema.
Ambos países también deben colaborar en estrategias climáticas globales. El Acuerdo de París, activado en 2016, busca limitar el calentamiento global a menos de 2°C. Sin embargo, de seguir las emisiones actuales, se estima que para 2100 el planeta aumentará su temperatura promedio en 2.7°C.
Historias humanas: tragedias que no se olvidan
En Ribaute, los vecinos describieron cómo el fuego se abalanzó sin aviso. “El cielo se volvió naranja… y nos dimos cuenta que las llamas estaban encima”, relató Claire Dufort, quien escapó con su bebé en brazos.
En Dharali, sobrevivientes contaron cómo escucharon el rugido del agua antes de ver cómo sus casas se volatilizaban. “Nos quedamos con la ropa que llevamos puesta. Todo está perdido”, expresó en lágrimas Meera Rawat, residente del pueblo.
¿El nuevo rostro del verano?
Lo ocurrido esta semana podría no ser la excepción, sino el nuevo patrón. Los veranos ya no solo significan olas de calor, sino temporadas de catástrofes. Si no se toman acciones inmediatas y contundentes, estaremos condenados a normalizar lo anormal.
Ciencia, política, tecnología y cultura. Todos los frentes deben alinearse para enfrentar el cambio climático antes de que más pueblos como Ribaute o Dharali desaparezcan del mapa.