La nueva era de contratación en ICE: entre bonos millonarios, eliminación de límites de edad y la agenda migratoria de Trump
El Departamento de Seguridad Nacional busca reclutar miles de agentes para ICE eliminando restricciones de edad, ofreciendo jugosos incentivos y reforzando la política de deportaciones masivas
Un cambio radical en la política de contratación
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) ha realizado un anuncio que marca un antes y un después en la manera en que Estados Unidos recluta agentes para su agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). A partir de ahora, la agencia eliminará los límites de edad para nuevas contrataciones, permitiendo que ciudadanos desde los 18 años, sin un límite superior definido, puedan postularse para ser parte de ICE.
Este cambio se produce luego de que el Congreso aprobara un proyecto de ley de gastos que incluye una “inyección masiva de fondos” para permitir la contratación de 10,000 nuevos funcionarios en ICE. Con nuevas metas ambiciosas y una agenda de deportación intensificada por la administración Trump, el DHS ha lanzado una campaña agresiva de reclutamiento que incluye bonos de hasta $50,000 dólares, programas de condonación de préstamos estudiantiles y cantidades significativas de pago por horas extra.
Reclutar ‘patriotas’: un lenguaje cargado de ideología
En un comunicado de prensa, el DHS afirmó que el levantamiento de los límites etarios busca que "más patriotas califiquen para unirse a ICE". Este lenguaje resuena con fuerza en el contexto de una administración que ha utilizado una narrativa nacionalista y de mano dura contra la inmigración durante los últimos años.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, explicó en una entrevista televisiva que los nuevos reclutas podrían comenzar desde los 18 años. “Ya no tenemos una edad máxima. Si tienes 18 años, puedes inscribirte en ICE, recibir entrenamiento y unirte a nuestra misión de proteger a las familias estadounidenses”, afirmó Noem en Fox & Friends.
Tradicionalmente, los agentes de ICE debían tener entre 21 y 37 o 40 años (dependiendo del puesto). Hoy, esa restricción ha desaparecido, aumentando potencialmente el espectro de candidatos y modificando radicalmente el perfil del futuro agente de migración en Estados Unidos.
Bonos, beneficios y entrenamiento: los ingredientes de una campaña agresiva
ICE no solo está eliminando requisitos etarios, también ha diseñado un paquete atractivo de beneficios para convencer a nuevos reclutas. Entre los incentivos más destacados se encuentran:
- Bonos de firma de hasta $50,000 dólares
- Condonación de préstamos estudiantiles
- Abundante pago por horas extra, especialmente para agentes de deportación
Además, todos los nuevos reclutas deberán pasar por un examen médico, controles de drogas, y pruebas físicas exigentes como parte de su formación.
ICE en el centro del huracán político
Fundada en 2003 como resultado de la reestructuración de las agencias federales tras el 11-S, ICE ha sido una de las instituciones más controvertidas del gobierno estadounidense, especialmente durante la presidencia de Donald Trump. La agencia ha sido el brazo operador de una política migratoria centrada en la deportación masiva de inmigrantes indocumentados.
En sus primeros seis meses de gobierno, Trump emitió órdenes ejecutivas que autorizaban a ICE a intensificar redadas, ampliar el uso de centros de detención y eliminar protecciones previas para ciertos inmigrantes. ICE pasó de realizar 110,104 arrestos en 2016 a un pico de 158,581 en 2018, según datos del propio gobierno.
En este contexto, no sorprende que se busque fortalecer a la agencia con más personal y entrenamiento, aún más cuando se acerca el ciclo electoral y la administración vuelve a empujar su retórica migratoria para movilizar a su base republicana.
¿Preparación o militarización?
Una de las grandes críticas hacia las recientes medidas del DHS es la posible militarización del control migratorio. La inclusión de jóvenes de 18 años, muchos de ellos sin experiencia en el trato humano o derechos civiles, ha generado preocupación entre defensores de derechos humanos.
Organizaciones como la ACLU y Amnesty International han advertido sobre los riesgos de otorgar poder a personal sin la preparación suficiente para manejar situaciones complejas de inmigración que muchas veces involucran familias, menores y personas que huyen de la violencia o la pobreza extrema.
“Necesitamos agentes capacitados en empatía, derecho internacional y derechos humanos, no una fuerza bruta sin control”, afirmó María Teresa Kumar, directora ejecutiva de Voto Latino, en una entrevista reciente con MSNBC.
El atractivo para los jóvenes en búsqueda de oportunidades
Irónicamente, muchos jóvenes entre 18 y 25 años hoy enfrentan un mercado laboral saturado, deudas estudiantiles y falta de estabilidad económica. La idea de acceder a un empleo federal con beneficios y estabilidad resulta tentadora. Y ahí radica parte del éxito potencial de esta nueva estrategia.
Sin embargo, la pregunta clave es: ¿están conscientes de lo que implica el trabajo que desempeñarán? La labor de ICE no solo es operativa, también es emocional y políticamente volátil. “Muchos entran por la estabilidad y terminan atrapados en dilemas éticos profundos”, señala el ex agente de ICE James Tomsheck, quien hoy asesora a ONGs migratorias en Arizona.
Una lectura política: elecciones y polarización
Este movimiento también puede leerse como una estrategia de movilización de votantes conservadores en un año previo a elecciones presidenciales. Al colocar a ICE como una de las principales herramientas de "protección de la familia estadounidense", el discurso político refuerza una narrativa de nosotros versus ellos.
La senadora Marsha Blackburn, aliada de Trump y aspirante a la gobernación de Tennessee, ya ha capitalizado el tema migratorio como uno de los ejes de su campaña. En su primer spot publicitario prometió deportar a todos los inmigrantes irregulares "ya sea en aviones, trenes o naves espaciales". Tal exageración retórica no hace sino reforzar la agenda político-mediática alrededor del endurecimiento migratorio.
Reacciones desde las comunidades inmigrantes
No se han hecho esperar las reacciones de líderes comunitarios, especialmente en estados con alta población migrante como California, Texas y Nueva York. En Los Ángeles, organizaciones como CHIRLA y CARECEN han denunciado que la flexibilización de ICE podría agravar los abusos en las redadas y generar más miedo en las comunidades.
“La última vez que se masificó la contratación de ICE vimos aumentos en las deportaciones sin debido proceso y casos de maltrato en los centros de detención”, alerta Angélica Salas, directora ejecutiva de CHIRLA. “Ahora, con chicos de 18 años en el campo y una bonificación de $50,000, lo que se incentiva es la cacería, no la justicia”.
¿Estados Unidos o el Estado de Vigilancia?
Para muchos críticos, el crecimiento desenfrenado de ICE y su transformación en una especie de ejército migratorio solo exacerba la cultura del miedo y socava la tradición de Estados Unidos como tierra de inmigrantes. Desde los campos agrícolas hasta las universidades, se teme una nueva ola de deportaciones que podrían desmembrar comunidades enteras y violar los derechos constitucionales.
En palabras del historiador Greg Grandin, autor de “The End of the Myth”, lo que vivimos es “menos una política migratoria que una estrategia de disuasión violenta”.
El futuro inmediato: más ICE, menos compasión
Con la eliminación de los límites de edad, bonificaciones que rozan lo ofensivo y un marco político que apoya deportaciones masivas, el futuro inmediato apunta a un endurecimiento de la frontera interior. Lo que antes era una agencia operativa, se perfila hoy como uno de los principales símbolos del trumpismo institucionalizado.
Si ICE logra cubrir sus 10,000 nuevas vacantes en los próximos meses, veremos un despliegue sin precedentes de fuerzas migratorias en ciudades, rutas y centros de detención en todo Estados Unidos. Y frente a ello, habrá que observar no solo las estadísticas, sino los rostros, los hogares y las historias que quedarán fragmentadas.
La política migratoria no es solo cuestión de fronteras. Es una manifestación viva de los valores de una nación. Y hoy, esos valores están más polarizados que nunca.