Monty Python sigue causando carcajadas: el Royal Mail celebra su legado con una serie de estampillas inolvidables
La icónica troupe británica es homenajeada con 10 estampillas que conmemoran sus sketches más famosos y el 50º aniversario de su película más influyente
La comedia absurda de Monty Python, ese grupo de genios del humor británico que redefinió el surrealismo en la televisión y el cine desde los años 60, acaba de recibir un glorioso homenaje por parte del Royal Mail del Reino Unido. Se han lanzado 10 estampillas postales que inmortalizan algunas de sus escenas más legendarias de la serie Flying Circus y del ya mítico filme Monty Python and the Holy Grail, con motivo de su 50º aniversario.
Este reconocimiento no es solo una celebración filatélica, sino un acto de justicia cultural hacia un colectivo que transformó la televisión británica—y mundial—con una mezcla única de crítica social, sátira política, juegos de palabras, violencia estética y una gran dosis de sinsentido. En este artículo realizamos una divertida mirada al fenómeno Monty Python y profundizamos en cómo su absurdo aún hace eco medio siglo después.
¿Qué estampillas forman parte de esta colección?
La serie conmemorativa está cuidadosamente diseñada para plasmar la esencia del legado “pythoniano”. Las seis primeras estampillas celebran escenas icónicas del programa de TV “Monty Python’s Flying Circus”, emitido originalmente entre 1969 y 1974:
- "The Ministry of Silly Walks" – el sketch protagonizado por John Cleese con un andar ridículamente exagerado que se convirtió en símbolo de la burocracia absurda.
- "The Dead Parrot" – donde un iracundo cliente lleva a una tienda un loro claramente muerto, y el vendedor insiste en que está “descansando”.
- "The Spanish Inquisition" – con su hilarante muletilla “¡Nadie espera a la Inquisición Española!”.
- "The Lumberjack Song" – con un leñador que revela inesperadas inclinaciones mientras canta.
- "The Nude Organist" – personaje recurrente que tocaba el órgano sin ropa desde lugares insólitos.
- "Nudge Nudge" – un cliente metiche que hace preguntas retóricas con insinuaciones sexuales.
Las otras cuatro estampillas conmemoran el 50º aniversario de “Monty Python and the Holy Grail” (1975), incluyendo la célebre escena del Caballero Negro que, tras perder brazos y piernas en una absurda batalla, aún insiste: “’Tis but a scratch” (“Es solo un rasguño”).
¿Por qué Monty Python sigue trascendiendo generaciones?
Monty Python revolucionó la idea misma de “comedia” en un formato que no seguía narrativa alguna —no había remates clásicos ni personajes estables—, rompiendo constantemente la cuarta pared y abrazando el caos. Uno de sus elementos más subversivos fue desmantelar la lógica narrativa convencional, lo que se convirtió en su marca registrada.
Eric Idle, John Cleese, Michael Palin, Terry Gilliam, Terry Jones y Graham Chapman eran todos talentos singulares que juntos lograron algo irrepetible. Lo lograron en un momento donde la televisión británica era rígida, politizada y, en muchos sentidos, represiva.
“Monty Python no fue solamente una serie divertida. Fue una revolución cultural camuflada de sketch cómico”, afirmó el historiador cultural Simon Critchley en una entrevista a The Guardian.
El impacto global de un humor local (¿o no tanto?)
Lo que comenzó como un concepto extravagante dentro de la BBC pronto se volvió un fenómeno internacional. “Flying Circus” fue exportado a Estados Unidos en los años 70 por PBS, eventualmente ganándose una audiencia de culto. De hecho, su éxito en Norteamérica fue vital para financiar sus películas.
Además de Holy Grail (1975), la troupe filmó “Life of Brian” (1979), una mordaz sátira religiosa considerada por muchos críticos como su mejor obra, y “The Meaning of Life” (1983), una reflexión absurda sobre la existencia humana.
“La influencia de los Python está en todas partes, desde ‘Saturday Night Live’ hasta los Simpson, pasando por South Park y mucho del comediante moderno”, afirma el sociólogo de medios Steve Cross de University College London.
Una estampilla para cada generación
David Gold, responsable de asuntos externos de Royal Mail, dijo al anunciar la serie: “Este homenaje celebra una obra que ha dado forma al paisaje cómico durante casi seis décadas”.
Michael Palin, uno de los miembros fundadores, bromeó al comentar que estaba “muy contento de compartir una estampilla con el organista desnudo”.
Y es que, más allá del coleccionismo postal, estas estampillas son cápsulas culturales. Son recuerdos visuales imborrables que resumen en pocos centímetros la genialidad grupal del colectivo. En un mundo cada día más serio y polarizado, Monty Python persiste como un bálsamo universal.
Las muertes que marcaron un adiós (pero no el olvido)
Graham Chapman falleció de cáncer en 1989, lo que fue un duro golpe para el grupo. En su funeral, Cleese ofreció un discurso hilarante y emotivo que ejemplificó perfectamente el espíritu del grupo: “Él hubiera sido el primero en cagarla.”
Terry Jones, otra pieza medular, murió en 2020 debido a una forma rara de demencia. A pesar de ello, los Python han mantenido vivo su legado con documentales, libros, reediciones y un regreso teatral en 2014 con el espectáculo “Monty Python Live (Mostly)”.
El eterno retorno del absurdo
En una era marcada por la literalidad, los extremos ideológicos y la sobreexplicación, el humor de Monty Python sigue siendo refrescante precisamente por su ambigüedad. Inspirador del “nonsense” moderno, su estilo se adelantó a lo que hoy consumimos en memes y videos de TikTok: humor fragmentado, visual, rápido, disruptivo.
Los Python demostraron que la imaginación no entendía de límites temáticos. Desde el imperialismo británico hasta la religión, pasando por la vida cotidiana y la política, todo podía ser objeto de burla. Y lo sigue siendo.
No es casualidad que, en un 2025 convulsionado y ávido de escapismo creativo, Royal Mail opte por rendir homenaje a un grupo que abrazó la ridiculez como filosofía existencial.
Así que ya sabes: si recibes una carta estampada con un caballero magullado diciendo “’Tis but a scratch”, considéralo una bendición surrealista que te conecta con una era donde el pensamiento era libre, incontrolable… e hilarantemente absurdo.