Tensiones comerciales y geopolíticas: Brasil responde a los aranceles de EE.UU.
El gobierno de Lula lleva el caso a la OMC tras tarifas del 50% impuestas por Trump a exportaciones brasileñas, alimentando una nueva disputa económica internacional.
Brasil vs. Estados Unidos: una nueva disputa arancelaria en el escenario global
El conflicto comercial entre Brasil y Estados Unidos ha escalado nuevamente con la imposición de aranceles del 50% a productos brasileños, una decisión tomada por el expresidente estadounidense Donald Trump. Esta medida ha generado una ola de reacciones en Brasil, cuyo presidente actual, Luiz Inácio Lula da Silva, ha elevado el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Se trata de una nueva página en una relación bilateral tradicionalmente compleja entre dos potencias del hemisferio occidental.
El trasfondo político: ¿una represalia por Bolsonaro?
Uno de los aspectos más controversiales del anuncio ha sido la supuesta motivación detrás del aumento de tarifas. Según fuentes cercanas al gobierno brasileño, Trump habría relacionado directamente los nuevos aranceles con la situación judicial de Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil y aliado del expresidente estadounidense, quien actualmente se encuentra en arresto domiciliario.
“No creo que tenga sentido llamar a Trump para hablar de comercio, porque él no quiere hablar”, declaró Lula recientemente, dejando claro que no está dispuesto a mantener una conversación directa con el magnate republicano. En un tono más irónico, agregó que en lugar de una llamada, podría invitarlo a participar en el COP30 de Belém que se celebra en noviembre de 2025.
Impacto económico en el comercio brasileño
De acuerdo con cálculos del Ministerio de Industria y Comercio exterior de Brasil, el 35.9% de los bienes que el país exporta a Estados Unidos se ven afectados por estos nuevos aranceles. Eso representa casi el 4% del total de las exportaciones nacionales.
Entre los productos más afectados se encuentran:
- Acero laminado y productos siderúrgicos
- Equipos electrónicos
- Productos agrícolas específicos, como el jugo de naranja
- Bienes manufacturados y piezas de automóviles
Estos sectores representan empleos e inversiones en diversas regiones del país, haciendo que las implicaciones no sean meramente comerciales, sino también sociales y políticas.
Brasil y la OMC: una apuesta estratégica
La decisión de llevar el caso ante la Organización Mundial del Comercio no es ajena al interés del gobierno de Lula en posicionar a Brasil como un actor clave en el multilateralismo. No obstante, el propio mandatario ha criticado a la organización en diversas ocasiones, calificándola de “ineficaz” en la resolución de conflictos.
Al respecto, expertos en derecho internacional comercial señalan que los procedimientos ante la OMC suelen ser largos y sin garantías de éxito. Aun así, iniciar el procedimiento puede representar una jugada simbólica y política para denunciar lo que se percibe como una política discriminatoria.
“La OMC en su forma actual actúa muchas veces como un observador pasivo. Lula busca revitalizarla utilizando el caso de Brasil como ejemplo de abuso de poder comercial.” — Marcos Troyjo, ex-subsecretario de comercio internacional
¿Una fractura en la relación bilateral?
La relación entre Brasil y Estados Unidos ha vivido altibajos históricos. Luego de un acercamiento entre Trump y Bolsonaro durante sus respectivos mandatos, las aguas se agitaron tras el cambio de gobierno en ambos países. Mientras Lula representa a la izquierda latinoamericana con un enfoque hacia el Sur Global, Joe Biden ha intentado reposicionar a Estados Unidos como un garante del orden liberal internacional.
Sin embargo, la imposición de aranceles se remonta al mandato de Trump y no ha sido revertida por la administración Biden, al menos hasta el momento. Esto ha generado frustración en Brasilia que siente que el país norteamericano no está honrando los principios de libre comercio y reglas claras.
El interés comercial con China: una alternativa para Brasil
Ante la incertidumbre con el mercado estadounidense, Brasil ha fortalecido sus lazos con China, su principal socio comercial. Solo en 2023, el comercio bilateral entre ambos países superó los US$160 mil millones, con énfasis en productos agrícolas como soya y carne bovina.
Una posible consecuencia de la decisión estadounidense sería acelerar este realineamiento comercial, lo cual preocupa a analistas occidentales que ven con inquietud la expansión de la influencia china en América Latina.
Dimensión electoral y geopolítica
No hay que descartar que esta jugada tenga un claro componente electoral. Trump está nuevamente en carrera por la presidencia de Estados Unidos, y una retórica nacionalista y proteccionista le es funcional para su base electoral.
Por su parte, Lula enfrenta presiones internas para proteger los intereses de los sectores industriales y agrícolas afectados. En este sentido, responder con firmeza en el frente internacional le permite fortalecer su liderazgo interno y proyectar la imagen de un Brasil soberano en sus decisiones económicas.
Los caminos posibles: ¿negociación, retaliación o diversificación?
Frente a este panorama, Brasil tiene al menos tres caminos:
- Negociación diplomática: mantener conversaciones bilaterales para alcanzar una solución que evite una escalada del conflicto.
- Retaliación comercial: imponer medidas similares a productos estadounidenses, lo cual podría desencadenar una guerra comercial regional.
- Diversificación de mercados: acelerar acuerdos comerciales con otras regiones —Asia, África y Europa— para reducir la dependencia de EE.UU.
Una oportunidad para reformar la OMC
Curiosamente, la decisión de acudir a la OMC puede ser más relevante por su valor simbólico que por sus resultados inmediatos. Lula ha insistido en la necesidad de una reforma profunda del organismo, criticando su lentitud e incapacidad para sancionar a potencias que ejercen políticas proteccionistas.
“La OMC no puede seguir siendo una herramienta decorativa del sistema internacional. Si queremos comercio justo, necesitamos una gobernanza justa,” — Lula da Silva en el Foro Económico de Davos, 2023
Este conflicto podría servir como catalizador para conversaciones sobre el futuro del comercio internacional, la soberanía de los países en desarrollo y los límites del poder económico estadounidense en tiempos de multipolaridad creciente.
¿Y el futuro?
El desenlace de esta disputa aún es incierto. Lo que sí está claro es que Brasil no está dispuesto a permitir que se pase por alto una medida que considera injusta y políticamente motivada. Si bien la vía diplomática sigue abierta, la afectación a sectores claves de su economía podría empujar al gigante sudamericano a posicionarse con más fuerza en organismos multilaterales y en alianzas fuera del eje tradicional de Washington.
Esta historia está lejos de terminar. Lo cierto es que los próximos meses serán cruciales no solo para las relaciones entre Brasil y Estados Unidos, sino para el panorama internacional del comercio en general.