Trump y los chips: ¿Solución nacionalista o bomba para el consumidor?

La nueva amenaza de un arancel del 100% a los semiconductores plantea un pulso entre el proteccionismo y la economía digital global

Un giro radical: Trump amenaza con una tarifa del 100%

El expresidente Donald Trump ha vuelto a sacudir el tablero económico con una medida que apunta directamente al corazón de la era digital: un arancel del 100% sobre los chips y semiconductores importados. Su anuncio, realizado durante una reunión en la Oficina Oval con el CEO de Apple, Tim Cook, ha abierto la puerta a un debate candente sobre el proteccionismo, la fabricación nacional y el costo futuro de la tecnología para el consumidor promedio.

Impondremos un arancel de aproximadamente el 100% sobre los chips y semiconductores”, declaró Trump. “Pero si estás produciendo en Estados Unidos, no tendrás ningún cargo.”

La importancia estratégica de los chips en el mundo moderno

Los semiconductores no son simplemente componentes. Son el cerebro invisible de todo dispositivo moderno. Desde teléfonos inteligentes, automóviles, refrigeradores, televisores, hasta infraestructura crítica e inteligencia artificial, su presencia es tan ubicua como vital.

En el año que finalizó en junio pasado, las ventas de chips aumentaron un 19,6% según la World Semiconductor Trade Statistics, reflejo de su inmensa demanda global. Durante la pandemia de COVID-19, un desabastecimiento crítico en esta industria contribuyó significativamente al alza mundial de precios, especialmente en automóviles y electrodomésticos.

Trump vs. Biden: dos visiones de industrialización tecnológica

Mientras que la administración Trump apunta a una estrategia coercitiva con tarifas impositivas extremas, la gestión de Joe Biden ha optado por un camino opuesto: subsidios y estímulos financieros. A través de la CHIPS and Science Act -firmada en 2022-, se destinaron más de $50 mil millones de dólares a fomentar la producción doméstica, la investigación y la capacitación técnica para la industria de los semiconductores.

La lógica es clara: atraer inversión privada con incentivos, no con sanciones. Esta estrategia ya ha impulsado a gigantes como Intel, TSMC y Samsung a anunciar fábricas en territorio estadounidense, con Texas, Arizona y Nueva York como centros emergentes del nuevo "Silicon Heartland".

Una espada de doble filo: impacto probable en el bolsillo del consumidor

Los críticos del proteccionismo extremo advierten que imponer tarifas tan abruptas no es simplemente una palanca industrial: es una bomba económica para los consumidores. ¿Por qué? Porque elevar el costo de los chips provocará un aumento cascada en productos electrónicos, electrodomésticos, vehículos y hasta juguetes interactivos. Todo aquello que contenga un microprocesador, que hoy en día es prácticamente cualquier cosa, será más caro.

Además, es dudoso que muchas empresas puedan reaccionar rápidamente para trasladar su producción a EE.UU. Abriendo fábricas que requieren años y miles de millones de dólares, las compañías podrían optar por pasar el aumento de costos directamente al consumidor final.

“Este tipo de medidas puede generar una inflación tecnológica de proporciones inéditas”, advirtió Annette Smythe, economista tecnológica para The Brookings Institution.

¿Es viable la propuesta de Trump?

Desde una perspectiva pragmática, construir fábricas de semiconductores en EE.UU. es un proceso complejo que toma entre 3 a 5 años, dependiendo de la escala y la tecnología. Además, ¿de dónde saldrán los trabajadores calificados? Según la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA), más del 35% de los nuevos empleos generados por la ley CHIPS en 2023 no han logrado cubrirse por falta de personal capacitado.

Adicionalmente, los chips de alta gama utilizados en inteligencia artificial (como los fabricados por Nvidia y TSMC) requieren procesos litográficos avanzados que actualmente solo se dominan técnicamente en Asia Oriental, específicamente Taiwán, Corea del Sur y Japón.

Imponer una tarifa del 100% podría dejar a cientos de industrias sin acceso competitivo a chips de vanguardia, disminuyendo la competitividad de empresas americanas en una nueva carrera global.

Apple, Intel y Nvidia: ¿rehenes o aliados?

En la reunión con Trump, el CEO de Apple, Tim Cook, no hizo declaraciones públicas, pero la compañía es una de las más interconectadas con la cadena de suministro global. Aunque Apple ha comenzado a trasladar parte de su ensamblaje final a India y Vietnam, los chips que alimentan sus dispositivos—fabricados por TSMC en Taiwán—siguen siendo vitales.

Por otra parte, Nvidia, el gran vencedor del auge de la inteligencia artificial, todavía no ha respondido a la amenaza arancelaria. Intel, por su parte, ha sido uno de los principales beneficiarios del CHIPS Act, invirtiendo más de $20 mil millones en nuevas plantas en Ohio y Arizona.

¿Castigo o incentivo? La diferencia clave

Trump ha apostado por la lógica del palo; Biden por la de la zanahoria. Dos modelos de política industrial —uno punitivo, otro colaborativo— chocan en un tablero donde se juega el futuro digital de EE.UU.

  • Modelo Trump: Impuestos de castigo para quien no fabrique en suelo americano.
  • Modelo Biden: Subsidios y beneficios fiscales para atraer producción nacional.

Lo que está en juego no es solo la capacidad manufacturera de un país, sino su relevancia en la cadena de suministro global, la estabilidad del mercado interno y el costo de vida para millones de ciudadanos.

Historias de éxito... y advertencia

Desde 2021, empresas como Samsung, Intel y Micron han anunciado inversiones combinadas por más de $150 mil millones en nuevas plantas dentro de EE.UU. Sin embargo, esas inversiones se dieron gracias a incentivos, no a amenazas. Es decir, la zanahoria funcionó antes del palo. Pero en China, el proteccionismo radical implantado en la última década ha llevado al país a desarrollar industrias propias, sí... pero con un alto costo en eficiencia y competitividad.

Preguntas sin responder

La medida aún genera una serie de incógnitas legales y económicas. ¿Puede Trump, desde la presidencia, imponer aranceles de esta magnitud sin pasar por el Congreso? ¿Qué tan rápido reaccionarán los fabricantes? ¿Cómo impactará esto en la inflación digital?

Más aún, ¿los aliados comerciales de Estados Unidos aceptarán la imposición sin represalias? La última guerra comercial lanzada por Trump contra China en 2018 generó aranceles cruzados que afectaron a los agricultores estadounidenses más que a los industriales chinos.

El riesgo de jugar con fuego digital

Una tarifa del 100% sobre chips puede parecer una táctica audaz para proteger empleos y fomentar producción nacional, pero también es una medida potencialmente devastadora para el consumidor global, el ecosistema tecnológico y la cadena de suministros mundial.

El mundo actual ya no se define por fábricas físicas, sino por procesos interdependientes que cruzan continentes en segundos. Aislarse de esa interconexión es, en muchos aspectos, como cortar el propio cable de conexión a la modernidad.

"Estados Unidos no debería aspirar a ser un Silicon Valley de la nostalgia, sino el motor principal de la innovación global," concluye Chris Anderson, analista de políticas tecnológicas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press