¿La Fatiga de la Guerra en Ucrania? Una Nación Exhausta Busca Salida a un Conflicto Eterno
La mayoría de los ucranianos ahora prefieren la diplomacia a afrontar un cuarto año de violencia; nuevas encuestas reflejan una transformación profunda en la percepción nacional del conflicto
Un giro inesperado en el espíritu ucraniano
Después de más de tres años de una guerra brutal, la opinión pública en Ucrania muestra un cambio notable: la mayoría de los ciudadanos ya no cree que continuar la guerra sea un camino viable hacia la victoria. Según una encuesta reciente de Gallup publicada en julio de 2025, alrededor del 70% de los ucranianos prefiere una solución negociada inmediata al conflicto con Rusia, aunque solo un cuarto cree que la paz es probable en los próximos 12 meses.
Este cambio de percepción representa una reversión drástica respecto a 2022, el primer año de la invasión rusa a gran escala, cuando tres cuartas partes de la población exigía continuar el combate hasta alcanzar la victoria. Este fenómeno, denominado por los analistas como fatiga de guerra, marca una nueva etapa en el prolongado conflicto y en la psique nacional ucraniana, acostumbrada a sufrimiento, valentía y, ahora, desencanto.
La realidad en el campo de batalla: muerte, destrucción y estancamiento
Las consecuencias humanas de la guerra son devastadoras. Según cifras de la ONU, el bombardeo constante de áreas urbanas ha dejado más de 12,000 civiles ucranianos muertos. La línea de frente, que se extiende por más de 1,000 kilómetros desde el noreste hasta el sureste del país, se ha convertido en una trinchera de desgaste, donde decenas de miles de soldados han perdido la vida. La superioridad numérica del ejército ruso, aunque sin avances espectaculares, continúa capturando terreno lentamente.
Mientras tanto, en las ciudades del interior, el ritmo de los ataques aéreos y de misiles no mengua. Kramatorsk, Kharkiv y Kyiv han sido blanco de oleadas de bombardeos que no solo destruyen infraestructura, sino también el ánimo civil. La esperanza disminuye con cada impacto.
Un pueblo dividido ante una guerra interminable
El sondeo de Gallup revela que el apoyo a la continuación de la guerra ha disminuido en todos los grupos demográficos: jóvenes, adultos, ancianos, habitantes urbanos y rurales. Incluso en el oeste de Ucrania, conocido bastión del nacionalismo y la resistencia, el deseo de paz por vía diplomática ha crecido considerablemente.
Esta nueva tendencia parece estar motivada no por rendición, sino por el deseo de supervivencia. Muchos ucranianos han perdido familiares, hogares y fuentes de empleo. Más de 6 millones de desplazados internos y otros millones refugiados en Europa occidental viven en un limbo emocional y material que erosiona diariamente su paciencia con la prolongación de la guerra.
La decepción con Occidente: EE.UU. pierde protagonismo, Alemania gana simpatía
Mientras que en 2022 dos tercios de los ucranianos aprobaban el liderazgo estadounidense, hoy la aprobación ha caído dramáticamente al 16%. Esta pérdida de confianza se refleja en las tensiones crecientes entre Kiev y la administración de Donald Trump, quien asumió nuevamente el cargo en enero de 2025.
Trump ha expresado repetidamente su desdén hacia el financiamiento continuo de la guerra, una postura que ha resonado poco en Ucrania y ha causado resentimiento. Por contraste, Alemania ha experimentado un ascenso en su imagen pública en Ucrania, alcanzando un 63% de aprobación. La constancia de Berlín en el envío de ayuda militar y su respaldo diplomático firme han sido mejor recibidos que las señales confusas que emite Washington.
El espejismo de la integración: la OTAN y la UE más lejos que nunca
Un aspecto clave del desencanto ucraniano está relacionado con el futuro político del país: su entrada a instituciones europeas. En 2022, el 73% de los ucranianos creía posible ingresar a la Unión Europea en menos de una década. Hoy esa expectativa ha bajado al 52%. En cuanto a la OTAN, las cifras son más desalentadoras aún: solo un tercio cree que ese ingreso ocurrirá antes de 2035.
Estas estadísticas reflejan no solo una visión realista del clima geopolítico, sino también la creciente frustración ante promesas que nunca se materializan. El sentimiento se intensifica cada vez que países miembros de la OTAN rehúsan enviar armamento de mayor alcance o vetan misiones militares conjuntas.
Zelenskyy aislado, Rusia inflexible
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, continúa intentando mantener una narrativa de resistencia, aunque sus llamados recientes a una cumbre con Vladimir Putin fueron rechazados por el Kremlin. Moscú sigue firme en sus exigencias maximalistas, como el reconocimiento de los territorios anexados, lo que hace prácticamente imposible lograr un acuerdo sin concesiones dolorosas para Kiev.
Además, la popularidad interna de Zelenskyy ha caído, aunque sigue siendo vista con respeto. El dolor acumulado y la falta de avances palpables pesan más que los discursos heroicos frente a una ciudadanía cansada de escuchar explosiones todas las noches.
¿Un cambio de paradigma en la narrativa ucraniana?
Lo que está ocurriendo es una transformación histórica en la narrativa ucraniana. La idea de una victoria rotunda ha dado paso a la búsqueda del menor daño posible. La nación, que alguna vez vibró con la épica de la defensa nacional, hoy aboga por un enfoque pragmático centrado en la paz realista, aunque inestable.
“Estamos dispuestos a sentarnos y ceder algo si eso detiene la muerte de nuestros hijos”, dijo Olena Romaniuk, madre de dos soldados, en una vigilia realizada en Lviv. Su comentario fue ampliamente difundido en redes sociales ucranianas, con reacciones que iban desde la comprensión hasta la indignación patriótica, lo que refleja el dilema moral que vive una nación fracturada.
¿Qué podría cambiar la percepción?
- Un colapso económico ruso: Podría obligar a Moscú a aceptar un alto al fuego que deje en pie la soberanía ucraniana.
- Un giro dramático en la política estadounidense: Si Trump reafirma el apoyo o si la oposición logra presionar al Congreso, podría cambiar el balance militar.
- Presión interna sobre Putin: Aún poco probable pero no imposible, ante sanciones cada vez más duras.
Sin embargo, ninguna de estas opciones parece cercana. Mientras tanto, la guerra sigue. Y con cada día, Ucrania reconfigura su propia identidad política, su visión del mundo y sus sueños colectivos.
Porque como expresó el exministro de exteriores Pavlo Klimkin en una entrevista reciente: “Ya no pensamos en ganar; pensamos en sobrevivir sin desaparecer”.
Imágenes de edificios con ventanas rotas, funerales de soldados y encuestas desesperanzadas se combinan para formar el retrato actual de un país extenuado, pero aún de pie, esperando una paz que, por ahora, no llega.