El terremoto que derrumbó al sistema: tragedia, corrupción y negligencia en Bangkok
Más de 90 muertos y una estela de irresponsabilidad detrás del colapso del edificio del Estado en Tailandia. ¿Cómo una catástrofe natural desnudó las profundidades de la corrupción y fallas técnicas en la construcción?
Un desastre anunciado: la tragedia del 28 de marzo
El 28 de marzo de 2025, Tailandia fue sacudida por uno de los episodios más trágicos de su historia reciente. Un terremoto de 7,7 grados de magnitud, con epicentro en la vecina Myanmar, provocó escenas de caos a lo largo del país. Pero fue en Bangkok, específicamente, donde la tragedia alcanzó niveles insospechados: un edificio en construcción destinado a convertirse en la nueva sede de la Auditoría General del Estado colapsó por completo. El saldo fue devastador: más de 92 muertos y decenas de heridos atrapados entre escombros.
Un gigante con pies de barro
El edificio, una torre de oficinas de gran altura, era el único en Tailandia en desplomarse por completo tras el seísmo. Esta distinción, lejos de ser fortuita, despertó las alarmas entre expertos, ciudadanos y, eventualmente, fiscales. ¿Cómo es posible que, en una ciudad llena de rascacielos, solo este se viniese abajo como un castillo de naipes?
La respuesta llegó meses después mediante una investigación detallada: diseños defectuosos, desviaciones de planos aprobados y negligencia profesional flagrante. No fue la furia de la naturaleza lo único que causó la tragedia: hubo manos humanas detrás del colapso.
Nombres y culpables: una cadena de responsabilidades
El 7 de agosto de 2025, el fiscal general de Tailandia anunció la acusación formal contra 23 individuos y compañías involucrados en la edificación. Destacan entre ellos la constructora Italian-Thai Development Co. y su socio chino en la empresa conjunta, China Railway No. 10 Company. Además, fueron procesados diseñadores, ingenieros, productores de materiales y otros subcontratistas.
En el centro de la controversia se encuentran dos figuras claves:
- Premchai Karnasuta, presidente de Italian-Thai Development, anteriormente condenado por caza ilegal en un santuario de vida silvestre en 2019.
- Zhang Chuanling, director local de China Railway No. 10.
Ambos enfrentan cargos de negligencia profesional, uso de documentos falsificados y fallas en la supervisión que derivaron en la pérdida de vidas humanas.
Una investigación que destapa corrupción
Las conclusiones del gobierno tailandés fueron claras: hubo múltiples signos de mala praxis desde el inicio del proyecto. Los planos estructurales registrados no fueron respetados, algunos materiales utilizados no cumplían con los estándares, y hubo severas omisiones en las inspecciones técnicas.
Un informe forense reveló que las bases del edificio carecían del refuerzo adecuado y que se llevaron a cabo modificaciones sin aprobación. “Lo que ocurrió en Bangkok no es solo una tragedia natural, sino una evidencia de la cultura de la impunidad en el sector de la construcción”, dijo Somchai Thepchai, ingeniero civil y exprofesor de la Universidad de Chulalongkorn.
Premchai: un viejo conocido de la justicia
El nombre de Premchai Karnasuta no es nuevo en los titulares polémicos de Tailandia. En 2019 fue condenado por asesinar animales protegidos y portar armas ilegales en una reserva natural. La imagen de Premchai posando al lado del cadáver de un leopardo negro provocó la ira pública. Fue sentenciado a tres años de prisión, que cumplió parcialmente.
“La reincidencia de Premchai muestra cómo algunas personas, aún tras condenas, mantienen su poder e influencia en las industrias más importantes de Tailandia”, denunció el activista medioambiental Wanchalerm Yimprasert.
Detonantes técnicos: cómo falló la ingeniería
Según el informe de la Oficina de Ingeniería y Seguridad de Edificaciones, estas fueron las principales causas técnicas del colapso:
- Reducción no autorizada del tamaño y resistencia de columnas portantes en varios pisos.
- Sustracción de estructuras de refuerzo sísmico para abaratar costos.
- Uso de concreto de menor resistencia a la requerida por los planos aprobados.
- Falta de anclajes adecuados entre los módulos que componían la superestructura.
Estas omisiones, más que errores, evidencian una dinámica de decisiones irresponsables en aras del beneficio económico inmediato.
¿Qué lugar ocupó la corrupción?
El proyecto tenía un presupuesto asignado de más de 3.500 millones de bahts tailandeses (aproximadamente 100 millones de dólares). Las filtraciones a la prensa local y el trabajo de periodistas de investigación han revelado que parte de ese dinero fue desviado.
Las hipótesis apuntan a pagos ilícitos para acelerar aprobaciones, modificar inspecciones o “cerrar los ojos” ante irregularidades. A esto se suma la falta de una fiscalización sistemática, que responde no sólo a fallos institucionales, sino también a una permisividad estructural muy arraigada en el sector público.
El impacto humano
Los familiares de las víctimas aún lidian con el duelo y la indignación. Entre los fallecidos se encontraban obreros migrantes, ingenieros jóvenes y pasantes en prácticas. Muchos aún no han recibido compensaciones, y la ayuda legal para demandar a las empresas es escasa.
“Mi hijo tenía 24 años. Fue su primer trabajo como ingeniero de campo. Murió entre losas de cemento porque alguien decidió ahorrar en acero”, dijo entre lágrimas Thanaporn S., madre de una de las víctimas.
El inicio de un cambio estructural... ¿o solo una excepción?
Este caso ha generado una ola de indignación en medios nacionales e internacionales. Incluso desde el Parlamento tailandés surgieron propuestas para reformar las normas de licitación de obra pública y crear un organismo independiente de supervisión técnica. No obstante, varios analistas se muestran escépticos.
“La historia ha demostrado que hay casos que causan horror momentáneo pero luego son devorados por la burocracia y el olvido”, remarca Vichai Pongsathorn, politólogo de la Universidad Mahidol.
El caso Bangkok en el contexto global
La tragedia tailandesa tiene resonancia global. En los últimos 20 años ha habido múltiples casos de colapsos de estructuras por corrupción, escasa supervisión o negligencia:
- Italia (2009): El colapso de una escuela durante un sismo dejó 308 muertos. Se hallaron graves defectos en la remodelación antisísmica del edificio.
- Bangladesh (2013): El derrumbe de Rana Plaza dejó 1.134 muertos; se demostró que el edificio no tenía permisos para soportar varios pisos adicionales.
- México (2017): Tras un sismo de 7,1 grados, varios edificios colapsaron en Ciudad de México; muchos presentaban irregularidades en su estructura aprobada.
Estos casos reflejan la necesidad creciente de acompañar el desarrollo urbano con criterios éticos, técnicos y legales inflexibles.
¿Un antes y un después?
El juicio contra Italian-Thai y las demás partes implicadas será clave para marcar precedente. Si la justicia tailandesa logra imponer condenas ejemplares, puede actuar como disuasivo en futuras obras de gran envergadura. Sin embargo, también pone sobre la mesa un fenómeno preocupante a nivel mundial: la connivencia entre dinero, poder y vidas humanas.
“No hubo terremoto más mortal que la corrupción y la codicia”, sintetizó un editorial del diario Bangkok Post.