Israel, Gaza y el precio de la guerra: ¿una estrategia militar o colapso humanitario?
La última ofensiva planificada por Israel sobre Gaza genera un profundo debate dentro y fuera del país, mientras una crisis alimentaria extrema agrava el sufrimiento civil.
Por más de nueve meses, Gaza ha estado sumida en una devastadora guerra que ha transformado por completo su paisaje urbano y humano. Ahora, con la amenaza de una nueva ofensiva a gran escala sobre Ciudad de Gaza, el ciclo de violencia parece lejos de terminar. Las implicaciones estratégicas, políticas y humanitarias generan una tormenta de debate que sacude tanto a Israel como al escenario internacional.
Ciudad de Gaza: blanco estratégico o campo minado humanitario
Con una población de aproximadamente 700,000 personas antes del 7 de octubre de 2023, Ciudad de Gaza era el núcleo urbano más grande del enclave palestino. Hoy, gran parte de su infraestructura yace en ruinas, sus calles llenas de escombros y el flujo constante de desplazados desafía incluso los estándares más básicos de asistencia humanitaria.
El gobierno israelí ha anunciado su intención de tomar control completo de la ciudad, señalando que esto sería clave para lograr la liberación de los rehenes restantes y la destrucción total de Hamas. Sin embargo, expertos del sector seguridad israelí y miembros de la comunidad internacional sugieren que esta operación podría ser contraproducente.
Una guerra que ha cobrado más de 61,000 vidas
Las cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud de Gaza —una institución dirigida por Hamas pero operada por profesionales sanitarios— indican que más de 61,000 palestinos han perdido la vida desde el inicio del conflicto. Aunque Israel disputa estas cifras, aún no ha ofrecido una contabilidad alternativa.
La gravedad del conflicto va mucho más allá de las muertes. Cientos de miles de civiles fueron desplazados desde el norte hacia otras regiones como Deir al-Balah o los campamentos improvisados en Muwasi, muchos de los cuales carecen de agua potable, alimentos y servicios médicos básicos.
Presión internacional y política interna
El anuncio del nuevo ataque ha incrementado la presión internacional. Países como Francia, Alemania, Canadá y otros miembros del G7 han pedido el cese inmediato del fuego, señalando que las condiciones en Gaza se acercan peligrosamente a una hambruna estructural.
Incluso aliados históricos de Israel, como Estados Unidos, han comenzado a expresar su preocupación de forma más abierta. Donald Trump, pese a su tradicional apoyo al gobierno de Netanyahu, ha llamado a evaluar el costo humano de continuar con la ofensiva. En palabras suyas: "Queremos traer a los rehenes, pero también queremos evitar el colapso total de Gaza".
Oposición interna y el dilema de los rehenes
Dentro de Israel, la operación cuenta con una creciente ola de oposición. Están los familiares de los aproximadamente 20 rehenes vivos que creen que una incursión militar intensiva puede matarlos. Y están también exfuncionarios del aparato de seguridad nacional, como el jefe del Estado Mayor Eyal Zamir, que advierte sobre el desgaste del ejército en medio de múltiples frentes regionales.
Los propios terroristas de Hamas han publicado videos de rehenes visiblemente demacrados, sugiriendo que ellos también están sufriendo la severa crisis humanitaria, y advierten que podrían ejecutarlos si se intensifica la acción militar.
¿Qué estrategia persigue Netanyahu?
Para el Primer Ministro Benjamin Netanyahu, la presión militar sigue siendo la única vía viable para conseguir los dos objetivos: liberar a los rehenes y desmantelar completamente a Hamas. "La única manera de lograr un futuro seguro para Israel es eliminar a quien lo amenaza desde dentro de Gaza", ha declarado en múltiples ocasiones.
No obstante, para muchos analistas, Hamas ya no es ni remotamente la fuerza estructurada que era antes del ataque del 7 de octubre. El territorio ha sido invadido en un 75% por fuerzas israelíes, y buena parte de sus células militares han sido destruidas. Según el comandante retirado Amos Yadlin, "ya no estamos destruyendo un ejército, estamos persiguiendo sombras".
Hambre y destrucción: la otra cara del conflicto
Las fotos de niños con vientres hinchados por la desnutrición circulan constantemente en redes y medios internacionales. Organizaciones como Oxfam, Médicos Sin Fronteras y la ONU han advertido que Gaza enfrenta una crisis alimentaria sin precedentes.
Y a pesar de las promesas de "rutas humanitarias" por parte del ejército israelí, la violencia constante y el caos logístico impiden una solución efectiva. Solo en marzo de 2025, al menos cinco misiones de ayuda internacional fueron canceladas por considerarse demasiado peligrosas para sus operadores.
¿Una guerra sin fin?
Hamas, por su parte, continúa asegurando que solo entregará a los últimos rehenes si se establece un alto al fuego permanente y un retiro israelí completo del territorio. Esa posición no parece moverse, lo que prolonga el estancamiento político y el riesgo de una operación que podría resultar extremadamente costosa en términos humanos.
Israel ha perdido más de 500 soldados desde octubre. La opinión pública, inicialmente unificada en defensa de una respuesta militar, ha comenzado a fragmentarse. Encuestas recientes del Instituto Israelí de la Democracia muestran que el 49% de los israelíes ahora se opone a una incursión completa en Gaza.
Un conflicto que reconfigura Oriente Medio
Regionalmente, la situación ha reavivado tensiones con países como Líbano (donde Hezbolá se ha mantenido al margen hasta ahora, pero ha incrementado su retórica), Egipto y Jordania. Irán, estrecho aliado de Hamas, ve en este conflicto una oportunidad estratégica para consolidar alianzas en la región.
En cambio, países como Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, firmantes de los Acuerdos de Abraham con Israel, enfrentan una fuerte presión interna de sus ciudadanos por la postura neutral que han intentado mantener.
Un espejo para Occidente
El conflicto en Gaza no solo es una tragedia local o regional. Refleja muchos de los dilemas morales, políticos y estratégicos que afronta el mundo hoy: ¿Cómo se equilibra la necesidad legítima de seguridad con el respeto al Derecho Internacional Humanitario? ¿Dónde está el límite entre defensa y agresión?
Tal vez la pregunta más dura de todas sea: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a mirar hacia otro lado?